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“Soy un fan de que la mujer trabaje”

02 de Junio de 2005 | 10:18 |
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Luciano Cruz Coke Carvallo estudió toda su vida en el colegio Manquehue. Nació el 1 de julio de 1970, está por cumplir 35 años y es del signo Cáncer, muchas de cuyas características reconoce.

A pesar de que estuvo siete años en el área dramática del canal católico, luego cuatro en exitosas teleseries de TVN y hoy está de vuelta en el 13, se ha mantenido al margen de involucrar su vida personal en su trabajo, sólo se le conocen algunas parejas del medio.

Se casó en agosto del año pasado con Javiera García-Huidobro Aninat, hija de la famosa galerista Isabel Aninat, después de tres años de relación, “harto” según él, y acaban de tener a Tomás.

-¿Cómo has logrado mantenerte al margen de la farándula?
“Partí en esta cuestión sin saber leer ni escribir y partir de la calle, de la micro y pasar a que te reconozcan en todas partes… el primer año fue súper fuerte. El año 94 hice dos teleseries seguidas, de protagonista; pasar de una cosa a la otra fue heavy, heavy y eso implicó una exposición mediática gigante. En esa época el canal 13 era el canal 13, hoy como que la gente lo olvida, pero era muy muy grande; jamás hubieras pensado que el 7 lo pasaría a llevar.
“También tiene que ver con mi personalidad, soy Cáncer, y como tal, más reservado; tal vez, porque me inculcaron un cierto sentido de la sobriedad que no abunda y, por el contrario, es casi mal visto en la farándula.
“Siempre traté de mantenerme al margen, nunca me he sacado fotos con mi mamá ni mi papá, mis hermanos o mis abuelitos, no he mostrado mi pieza ni les he abierto mi casa, porque no me gusta. Entendí que en la medida en que yo dejaba pasar eso, iba a ser legítimo que al día siguiente un periodista viniera a exigirme cualquier cosa. Hay una falacia en este medio que dice que el artista se debe a su público, lo que es una gran mentira”.

-¿Cómo así?
“En estricto rigor uno tiene un público que lo sigue y no sé si tanto, porque esto no es Hollywood, no me ando bajando de una limusina con anteojos negros, porque no tengo la plata y no existe en Chile. Entonces, uno perfectamente puede decir ¡NO!, o sea, te doy la entrevista, pero no preguntes de esto o esto otro, porque no voy a hablar.
“Como persona y como ciudadano tengo derecho a decir no”.

-Pero cuando empezaste, la farándula era menos tema que ahora.
“No creas que tanto; había menos programas y no era la gran noticia del matinal, pero tiende a pasar siempre, en la medida que uno no se ponga firme; yo trato que no, no más. No me interesa nada, me aburre. Siempre he tratado de hablar de cosas que me interesan a mí, si doy una entrevista es para que me ayude con mis proyectos y eso, pero si voy a salir hablando puras tonteras… no veo para qué”.

-¿De dónde crees que nace ese interés?
“Hay ciertos fenómenos televisivos, como “Machos”, que hacen lupa sobre todo el accionar de sus protagonistas. Si te fijas en los gallos de esa teleserie, les cuelgan romances, porque eso genera portadas, vende diarios, sirve para titulares”.

En el 2004 sorprendió a todos los medios que cubren la farándula casándose por el civil en forma reservada y sólo acompañado de sus mejores amigos. Inmediatamente comenzó la persecución por conocer la fecha del religioso y los detalles, pero Luciano y Javiera guardaron total mutismo.

De la ceremonia en la Iglesia hubo pocas fotos y mucho se comentó del traje de la novia y lo importante de algunos invitados, pero la pareja siguió en silencio; lo mismo cuando se descubrió el embarazo.

“Nos casamos por nuestra cuenta y después hicimos una ceremonia religiosa, dentro de la formalidad, pero tratando de llamar lo menos posible la atención”, dice.

-¿Te ha cambiado mucho la vida con guagua?
“Evidente, disfruto en mi casa; no me gusta salir ni a la esquina, he salido demasiado en mi vida, me ha tocado la suerte de viajar mucho también, siento que no tengo necesidad hoy día de salir, me entretiene ver una película, leer un libro, jugar con mi hijo, estar con mi mujer y… ¡viajar!, eso me encanta”.

-Me refiero a la experiencia de papá primerizo.
“Feliz, obvio, tengo el hijo más lindo del mundo. Se porta muy bien. A mí siempre me metieron terror, la gente me decía que una vez nacido me tenía que olvidar de salir, de dormir y eso no ha pasado; nunca he tenido problemas con él, ni siquiera se despierta mucho en la noche”.

-¿Mudas?
“Sí, hago de todo”.

-¿Cocinas?
“También, hago de todo… la lavada de platos y eso no me gusta mucho, pero siempre colaboré en mi casa; tenía que dejar mi cama hecha antes de irme al colegio… no tengo problemas en hacer las cosas. Me gusta, me entretiene, es bueno para formar hábitos”.

- Javiera trabaja en producción ¿se le ha complicado el trabajo con Tomás?
“No, porque ella siempre ha sido muy independiente, trabaja prácticamente sola, salvo las cosas que tiene que hacer en la galería; necesita computador, internet y un teléfono para trabajar, así que puede estar con Tomás el tiempo que quiera y tiene, además, la libertad de salir cuando quiera.
“Yo soy un fan de que la mujer trabaje. No hay nada más fastidioso que la mujer que está todo el día en la casa, lo encuentro terrible. Primero, no tienen nada de qué hablar y están ahí como que… no sé (hace gestos como de no hacer nada)”.

-Perdón, pero las mujeres que se quedan en la casa no están sin hacer nada.
“No, no, no, no digo eso. A mí me gusta que haya movimiento, no sé, en último caso es otro sueldo que se aporta a la casa; creo que crece la autoestima de las personas trabajando, una persona que es esclava de su casa lo pasa peor, tiene que tener alguna pata fuera para estar en el mundo, para estar conectada; la casa también puede ser muy alienante en ese sentido. No veo incompatibilidad entre trabajar y tener hijos”.


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