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“Soy esencialmente desconfiado”

21 de Junio de 2005 | 13:47 |
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Está más canoso que hace algunos años, cuando leía las noticias en el Mega. Confiesa que fueron sus dos años en la subdirección de la revista “Qué Pasa”, entre octubre de 2002 y diciembre de 2004.

Su año en el noticiero (entre septiembre de 2000 y agosto de 2001) le confirmaron que tiene “cuero de elefante” y que no siente miedo frente a la cámara, razón, quizás, por la que vuelve a pantalla.

-¿Te fuiste desilusionado?
“No, para nada, el esquema me tenía agotadísimo. Tanto por sólo leer noticias, como por el horario. No estuve todo lo involucrado que me hubiera gustado estar en el departamento de prensa”.

-Tú te pegaste el salto a la tele leyendo en pantalla, otros hubieran partido tras la cámara. ¿Tienes nervios de acero?
“Bueno, yo los tengo, dicen que soy operado de los nervios. Eso permitió que tomara la decisión, además de las ganas que tenía de hacerlo”.

Ese breve paso por el Mega le permitió –dice- conocer “ese mundillo de rivalidades que existe tanto en prensa como en la farándula; desde que no te quieren prestar el lápiz a que te andan pelando por la corbata o cuestionando por qué llegaste ahí”.

“Pero también hay mucha gente que vale la pena. En el mundo de la televisión cuesta confiar, soy esencialmente desconfiado. Mi abuelo me decía que uno tiene que confiar en la persona hasta que demuestre lo contrario, pero yo soy al revés, empiezo desconfiando de todo el mundo hasta que demuestran que son confiables”, asegura.

-¿Qué crítica te costó más enfrentar? Que no tenías experiencia, el por qué estabas ahí o que eras rígido.
“La rigidez debe haber sido las primeras emisiones, pero leyendo noticias uno tampoco tiene muchas opciones de soltura para hacer algo distinto que no sea leer noticias. Lo que no me gustó fue que pensaron que no tenía interés periodístico en el cuento, un interés legítimo por entrar a prensa y aportar. Algunos colegas pensaban que había entrado por pretensión y, de hecho, muchos se sorprendieron cuando renuncie sin tener otra alternativa en la TV y luego más, cuando me fui a la “Qué Pasa” donde de verdad se reportea mucho más que en la televisión”.

Su atracción fatal por los medios está reflejado en su currículum. Estuvo en el área comercial de “El Mercurio” donde le agarró el gustito; después se fue a “Cosas”, específicamente al área comercial del suplemento “Casas”. Ya independizado, fundó la editorial Avellaneda desde donde dirigió por dos años la revista “Cultura urbana” y entre medio de todo eso, Megavisión y después el semanario de Copesa.

-¿Hay algo de periodista frustrado o lo llevas en la sangre? (es hijo de la periodista María Angélica Bulnes Ripamonti)
“Si tuviera que volver atrás no estudiaría periodismo. Estoy contento con haberme retirado de Derecho y haber estudiado publicidad. Creo que el único punto de unión que tengo con el periodismo es la fuerte atracción que tengo por estar informado, es una adicción querer estar informado antes de que salga publicado o que nunca se vaya a publicar”.

-¿Eres de los convencido que la información es poder?
“Estoy seguro de que es así. Muchas veces no es negocio, pero que es poder está clarísimo”.

-¿Por qué nunca trabajaste en publicidad, en la parte creativa?
“Me lo ofrecieron, pero no acepte por varias razones: el horario era sumamente bohemio y mal pagado. Yo estaba recién casado y ya sabía que iba a tener una familia numerosa, así que le hice el quite. Lo que hago, en cambio, aquí, con la agencia, es buscar negocios”.
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