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Más allá del orgasmo

La satisfacción sexual es mucho más compleja que lograr o no el clímax, sobre el cual pesan muchos mitos.

14 de Octubre de 2005 | 15:10 |
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"Es dejar de ser por un instante". "...Como si todo quedara detenido en ese momento". "... Como un abandonar el cuerpo y sentir que no hay tiempo ni espacio". "Es cuando más siento al otro pero, a la vez, más sola estoy". "...Como perderse en el infinito y salir de él".

Las frases son de distintos alumnos y alumnas del diplomado de sexualidad de la Universidad de Santiago. Y demuestran que no hay una definición del orgasmo igual a otra.

En nuestra cultura se lo considera el momento cúlmine de la vida sexual, y si bien es "la" gran aspiración en una sociedad que sobrevalora el sexo, hay muchos mitos y desinformación en torno a éste, sobre todo cuando se trata de su versión femenina.

Recientes investigaciones están mostrando que la satisfacción sexual no va única y necesariamente de la mano del orgasmo. Y varios autores proponen que el proceso fisiológico de la sexualidad humana (descrito por Masters y Johnson en los años 60) debe considerar además los aspectos sicológicos subjetivos.
Lo que dicen los números
Muchos estudios han mostrado que no es poco común que las mujeres no lleguen al orgasmo en sus relaciones sexuales. La reciente investigación inglesa en 4.037 mellizas y gemelas señaló que una de cada tres mujeres nunca o casi nunca lograba un orgasmo durante el coito.

La bióloga Elisabeth Lloyd, intentando desmitificar que el orgasmo femenino tenga alguna función evolutiva, analizó 32 estudios sobre la frecuencia del orgasmo femenino durante el coito, y llegó a la conclusión de que sólo el 25% de las mujeres lo experimentaba a menudo durante el acto sexual y sin estimulación de su clítoris, lo que confirma el rol clave que juega este órgano en la llegada al clímax.

El instante aquel

Las percepciones y definiciones del orgasmo varían tanto como las mujeres que intentan describirlo. Sin embargo, el proceso que desencadena la reacción orgásmica es uno solo, en el cual intervienen los sistemas vascular, sensorial, neurológico y muscular.
El deseo en la mujer surge de la fantasía, la imaginería y la estimulación de los sentidos, dando paso a la excitación. Ésta aumenta hasta que se llega a un punto de tensión máxima, cuando se desencadena el orgasmo. "Es como descorchar una botella de champaña", grafica la ginecóloga Patricia Aliaga.

Esta especie de "explosión" corporal tiene su explicación fisiológica: se abren los vasos sanguíneos y se inicia una serie de contracciones rítmicas que comprometen la musculatura pélvica, las que son muy placenteras para ambos sexos y producen luego una sensación de relajación y liviandad corporal.

Bloqueo mental

Las partes del cerebro que controlan el miedo y la ansiedad se bloquean cuando una mujer vive un orgasmo, concluyó un reciente estudio holandés.

"Una mujer que está triste, viviendo un duelo, no va a tener la misma capacidad orgásmica que antes. Pero igual acepta tener sexo porque su hombre la abraza y la hace vivir momentos placenteros".


Entonces, al hablar de "satisfacción sexual" se está pensando en cómo se siente la persona con la experiencia sexual que ha tenido en un momento. "Y eso no implica sólo el instante de la explosión orgásmica sino de todo el proceso, desde la seducción hasta después del orgasmo", explica la ginecóloga Elena Sepúlveda, miembro de la Academia Internacional de Sexología Médica.

Los elementos sicológicos y subjetivos son muy relevantes en la satisfacción sexual sobre todo de las mujeres. La investigadora Rosemary Basson, autoridad mundial en la materia, creó un modelo que destaca los elementos que forman la satisfacción sexual en las mujeres: la intimidad, la confianza, la comunicación, el afecto y la experiencia placentera de las caricias.

Según esta autora, los modelos tradicionales del funcionamiento sexual, centrados en los aspectos fisiológicos (y estructurados en etapas: deseo, excitación, meseta, orgasmo, resolución), habrían llevado a diagnosticar como patológicos comportamientos sexuales que son normales en las mujeres.

Desde Masters y Johnson se dijo que quienes no cumplían estas etapas fisiológicas tenían una sexualidad incompleta o inmadura. Hoy se sabe que no es así. Y que no es poco frecuente que las mujeres no lleguen al orgasmo en todos sus coitos, sin que por ello sean anormales o no obtengan ninguna satisfacción.

Según la ginecóloga Patricia Aliaga, jefa de la unidad de Sexualidad Humana del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, en nuestro país no hay cifras que dimensionen la anorgasmia femenina, pero sí es la tercera causa de las consultas que reciben por disfunciones sexuales.

La doctora Elena Sepúlveda coincide en que no hay estudios de prevalencia en Chile. Sin embargo, junto a los alumnos del diplomado de sexología de la Usach, ella aplicó una encuesta de comportamiento sexual en 21 mil chilenas, durante cinco años, y entre los resultados figura que cerca del 50% dijo haber tenido al menos una vez algún trastorno orgásmico.

Las especialistas concuerdan que la sexualidad -y, dentro de ella, la capacidad orgásmica- depende de una multiplicidad de factores. Un reciente estudio inglés, centrado en 4.037 mujeres (mellizas y gemelas) concluyó que la capacidad orgásmica depende también de la herencia genética. Hasta ahora se han considerado principalmente las condiciones socio-culturales.

Pero además influyen la historia personal, las dificultades en la relación de pareja, una mala comunicación sexual, la escasa o inapropiada estimulación y hasta experiencias de infancia.

"Si una niña recibe mensajes que no asocian el sexo al placer sino a algo sucio, es muy probable que cuando grande se reprima y no se permita vivir su sexualidad a concho", dice la sexóloga Elena Sepúlveda. Esta represión la llevará a una vivencia más tenue del orgasmo.

Pero no sólo diferentes mujeres vivirán orgasmos de distintas intensidades. También una misma mujer tendrá variadas experiencias orgásmicas según distintos factores. Factores ambientales (no contar con un lugar apropiado para la intimidad de pareja), enfermedades o consumo de fármacos también merman esta capacidad.

"Muchas mujeres creen que no tienen la facultad de sentir un orgasmo. Pero lo que ocurre es que las condiciones que las rodean no son las adecuadas ni tampoco cuentan con una suficiente estimulación. Muchas veces su pareja eyacula cuando ella está en la fase de meseta y si no hay más estimulación para ella, no podrá llegar al orgasmo", advierte Sepúlveda.

Según las especialistas, la capacidad orgásmica así como la condición multiorgásmica de las mujeres se puede aprender. "La sexualidad humana, en general, es aprendida. Se educa derribando mitos, aprendiendo a relacionarse con el propio cuerpo", afirma Patricia Aliaga.
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