Las oficinas de la Gerencia de Asuntos Corporativos de la CCU parecen realmente un museo. Entre medio de paneles y escritorios, uno, casi literalmente, se tropieza con sillas, baúles, mesas y cuadros coloridos y con figuras de flores, parejas y estrellas. Y si uno ausculta un poco, descubre rápidamente, que la mayor parte de ellos tiene la firma de algún artista famoso y consagrado.
En ese ambiente se mueve Marisol Bravo, quien es la cara visible del concepto “responsabilidad social empresarial” de la CCU y que abarca no sólo las campañas públicas, si no que también involucra políticas hacia los clientes y los trabajadores por diversos medios, entre ellos, la filantropía.
-¿La gente recibe bien las campañas de consumo responsable que hacen o las ven con suspicacia?
“La recepción es positiva, pero se hacen preguntas como qué hacen éstos que me venden el vino, diciéndome que sea responsable. Y el resultado es que entienden y nos encuentran la razón”.
En 1992, la CCU resolvió acercar el arte a la gente; para eso, invitó a un grupo de artistas a desarrollar distintas obras que hoy forman parte de la muestra itinerante que viaja por el país y que comprende una colección de 300 piezas. Otros proyectos se han dado a conocer a través de distintas publicaciones y, probablemente, algunos de los objetos puedan ser rematados a beneficencia.
También se propuso promover el deporte, porque creen que esta actividad es positiva tanto para la salud como para la transmisión de valores. De ahí que auspicien, principalmente, equipos de fútbol, aunque la marca está en el rodeo, las velas, el automovilismo o el esquí, entre otros.
-Cuando apareció el logo Cristal en la camiseta de la Universidad de Chile si hizo ver lo incongruente que era que una cerveza financiara un deporte.
“Eso se debe a que un grupo de personas tiene, aún, el concepto de que el alcohol es malo y por eso, no puede estar involucrado en algunas cosas. Pero el alcohol no es malo, lo es en exceso como muchos otros productos y conductas como las grasas, conducir a exceso de velocidad o endeudarse más de lo debido.
“La compañía decidió auspiciar esas actividades en vez de utilizar ese presupuesto en publicidad; fue una forma más creativa de estar presente y a la vez, impulsar a la gente a hacer deporte”.
-¿Cómo les ha ido?
“Fuimos pioneros y hoy somos reconocidos. Además, nos dimos cuenta de que a esto le faltaba un ángulo y comenzamos a darle un carácter social también. Por eso, apoyamos ahora a deportistas como el tenista discapacitado Robinson Méndez que estaba 133 en el ranking y hoy está 24.
“También, ayudamos a la Teletón, donde la actividad física es fundamental para la rehabilitación y por eso, además del aporte en la campaña, los apoyamos en equipamiento, especialmente, a los institutos de regiones”.
-Para realizar filantropía (becas, donaciones y otros) utilizan la ley de donaciones. ¿Qué efectos ha tenido la modificación que se le introdujo?
“A ver, en el tema de la cultura, algunos proyectos los hacíamos a través de la ley de donaciones, pero otros no. Éstas leyes posibilitan que se puedan hacer más cosas por el mismo presupuesto; ahora, ocupamos la misma plata, pero hacemos menos, porque la ley no es clara”.
-Como que no pueden haber contraprestaciones.
“Efectivamente, hay normas poco claras, complicadas que pueden ser interpretadas de varias formas”.
-También la ley establece que un tercio de lo donado conforma un fondo del que dispone el gobierno.
“Sí y de eso nunca se supo, se arma un pozo común en el cual el donante no tiene injerencia y no sé sabe, finalmente, cómo se va usar y a quién le va a llegar.
“Al final, la ley quedó tan complicada que hay muchas empresas que prefieren no usarla”.
