Los doctores siempre recomiendan que los niños menores de tres años no sean expuestos NUNCA al sol. La explicación es muy elemental. La calidad de su piel, en grosor y defensas no es apta para enfrentar los rayos ultravioletas y por lo tanto, el daño que éstos pueden provocar en un adulto, en un menor se multiplican.
También, los especialistas aclaran que los protectores solares no son la mejor solución para las guaguas y niños pequeños. En los primeros meses de vida no los deben usar ya que su formulación -por muy hipoalergénicos que sean- no los hacen recomendables para pieles tan sensibles. Y jamás impiden totalmente la exposición solar.
Entonces, la única solución verdadera para que los niños no sufran los efectos dañinos del sol es que no se expongan. Pero todos los padres saben que eso es casi imposible: mientras juegan, se sacan los sombreros, se mojan (y con ello se les sale la crema protectora) y hasta, se sacan la ropa, dejando desprotegidas las partes más sensibles, la espalda y los hombros.
Para contrarrestar un poco las travesuras infantiles, llegó al mercado chileno un traje de baño especial (cuya pieza principal es una polera de manga corta) que comprende dos elementos fundamentales de protección: una fibra tejida que detiene el paso de los rayos UV y un aditivo químico que también cumple el rol de protector.
Los trajes de baño se encuentran en Ripley o se pueden pedir en
MonKids.
