José Luis Ressetti, El Mercurio.
Enfrascarse en una discusión puede sacar lo peor de nosotros. Según el asunto involucrado y cuán heridos estén los participantes, sacadas en cara de heridas del pasado, insultos y hasta amenazas podrían dañar y acabar con una amistad, pololeo y hasta matrimonio.
Pero en el plano amoroso, dicen que no hay relación en la que no se discuta, por mucho amor que se tengan. Entonces, ¿qué hacer para que esos desencuentros no se transformen en una bomba atómica? ¿Es posible hacer de esos episodios algo productivo para la pareja?
Algunos expertos aseguran que sí. De hecho, esta semana, dos de ellos, el doctor Benjamin Karney, profesor de psicología de la UCLA, y Gay Hendricks, terapeuta de parejas, entregaron útiles consejos, en The Huffington Post, para tomar en cuenta antes de lanzarse los platos por la cabeza.
Si bien muchas personas prefieren contar hasta diez antes de involucrarse en una discusión, y algunos temas ni merecen ser debatidos, lo cierto es que hay otros asuntos como los hijos, las responsabilidades del hogar y la sexualidad, que si no se conversan, solo empeorará la situación.
Ante eso, se recomienda “preguntarse a sí mismo: Si este conflicto no se resuelve, ¿aún querré seguir en esta relación? Si la respuesta es sí, se le quitará presión a la pelea”, aconsejó Karney.
Por su parte, Hendricks recomendó “hablar desde el corazón”. “La mayoría de las personas se comunica desde la cabeza, se centra en lo que está mal, en culpar a la otra persona”, explicó. El resto de sus consejos fueron:
1.- Manténgase en un conflicto específico: Los expertos sugirieron marcar un límite en lo que se discute. Esto quiere decir que, por ejemplo, si la pelea es porque uno de los dos olvidó ir al supermercado, sea ése el tema que se plantee y no que, además, la semana pasada saludó raro a la suegra o no le contestó la llamada que era urgente. Un tema a la vez.
2.- Elija sus batallas con sabiduría: “Las parejas infelices creen que todos los problemas son importantes. (Pero) algunos problemas necesitan ser resueltos en su matrimonio, otros no y otros, no se pueden resolver”, comentó Karney.
Se debe analizar si el asunto que causó una discusión es tan importante que de no arreglar las cosas, marcaría un serio quiebre de la pareja o uno de los dos quedaría realmente afectado. De lo contrario, es mejor no molestarse en pasar el mal rato.
3.- No tenga miedo de alejarse: Karney explica que hay dos formas de abandonar una pelea, una buena y otra mala. Ésta última, es cortar la discusión, arrancando, como una forma de decirle a la pareja que no se cambiará de parecer y punto final.
La positiva, es la que le expresa a la otra persona que se necesita un rato para pensar las cosas, de manera más fría para que los sentimientos no se mezclen con rabia u otras emociones que pueden empeorar la situación.
Para esto, el doctor recomienda salir a caminar, hasta que se esté preparado/a para continuar conversando “desde el corazón”.
4.- Escuche sin interrumpir: “Hemos trabajado con cuatro mil 500 parejas y hemos tenido que enseñarle a cuatro mil 400 a no interrumpir”, comentó Hendricks, para graficar que el principal error en la comunicación es el no escuchar. No dejar hablar a la otra persona solo provoca que ésta sienta que su punto de vista no es tan válido para el otro. Por eso, recomiendan preocuparse menos de hacerse entender, y más de escuchar.
5.- Pregúntese si su pareja es un aliado o un enemigo: ¿Para qué insistir en ganar una pelea? La relación funciona solo si se trabaja como aliados, comenta Hendricks. Por ende, si uno pierde, los dos pierden.
Es por esto que cuando la discusión comience a acalorarse, recomiendan recordar por un segundo que con quien se está peleando es la persona que se ama, y a la que se quiere ver bien y feliz.
6.- Observe su propio lenguaje corporal: Es muy difícil que una persona sea receptiva con otra, si mantiene una postura defensiva, las mandíbulas y los puños apretados o los brazos cruzados.
Hendricks aconseja relajar los hombros y adoptar una pose más relajada, que permita un diálogo fluido con la pareja.