Que uno se caiga en la calle; que los niños se enfermen; que te quedes cesante; que tu mujer te deje; que tu marido sea infiel; que tu hijo repita de curso; que se pinche un neumático en plena carretera; que te dobles un tobillo caminando; que el metro esté lleno; que no puedas dejar de comer ni engordar; que el día esté nublado; que quien tu amas no te llame … Ahhhh!
¿Desgracia tras desgracia? Tal vez, pero el autor de “El arte de no amargarse la vida”, Rafael Santandreu (Oniro) las prefiere llamar adversidades.
El cómo se reacciona es lo que marca la diferencia entre una y otra, porque las alternativas, según el psicólogo español, son simplemente aceptar la realidad o convertirse en un ser rabioso, gruñón y amargado porque las cosas no son como uno quisiera que fuera.
Es que para no amargarse la vida y hacer un juicio exacto sobre lo que sucede se requiere talento, dedicación, perseverancia y sobre todo, cambiar la forma en que se responde cuando aparecen esos “malos momentos”.
“Los seres humanos tienen unas 20.000 pequeñas adversidades a lo largo de su vida, lo cual es un dato que hay que tener en cuenta para no amargarse, porque eso no se puede evitar, aunque seas eficiente o responsable”, sostiene Santandreu.
Según la experiencia del connotado especialista, esta forma de vivirse la vida, amargada, va acompañada de depresión, ansiedad y obsesión y que cuando uno se deja atrapar por esos estados lo que se pierde es la facultad para vivir plenamente.
“Que diferente es surfear la vida por encima de sus olas a vivir sumergido, siempre medio ahogado, vapuleado por las corrientes marinas ¡Gozar la vida o sufrirla como si fuera un mar hostil que nos domina!”, escribe.
Vivir con plenitud
El libro, pretende ser un manual didáctico para aprender paso a paso este “arte”, que se plantea como principal objetivo alcanzar la plenitud. Para ello, el experto propone un método simple y claro para que cada persona se vuelva más fuerte en el ámbito emocional.
El contenido proviene de la psicología cognitiva y también se basa en estudios y ensayos científicos de primera línea, de acuerdo a lo que plantea el autor.
Es que este español, quiere que quién lea su texto salga de su vida “normal”, gris o estable; se entusiasme y aproveche todo su potencial. De ahí que eche mano a varias historias y biografías, de Stephen Hawking y el actor Christopher Reeve, que claramente son ejemplos de personas que salieron adelante a pesar de sus grandes dificultades.
Aclara que no importa la edad que uno tenga y afirma que, cualquier escéptico y hasta las personas más vulnerables pueden lograr salir de su amargura. La clave, señala, es transformar la manera de pensar, la filosofía personal y el diálogo interno.
Las claves
El mensaje de “El arte de no amargarse la vida” (Oniro) se podría resumir en la cita del filósofo griego Epicteto: “No nos afecta lo que nos sucede sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede”.
Es decir, para Rafael Santandreu uno debería aprender que, entre los hechos externos y los efectos emocionales existe una instancia intermedia, llamada pensamientos.
“Si hay un pensamiento catastrofista de seguro que la emoción como reacción será de la misma índole”. Y esto, dice que ocurre con mayores frecuencias en las personas vulnerables a nivel emocional y que suelen calificar todo como “terrible”. Entonces, bautiza a esta forma de pensar como una enfermedad que llama “terribilitis”.
El padecimiento, según describe, tiene como base la tortura mental y surge a partir de “creencias irracionales”, que se sostienen a nivel personal y social en forma cotidiana, y que se caracterizan por ser falsas, exageradas, inútiles y además, no ayudan a resolver el problema y producen malestar emocional.
“No creerse estas ideas irracionales te permitirán disfrutar al máximo de las ventajes de la vida moderna si que te vuelvas neurótico”, aconseja. Para no perderse, Santandreu da una lista con 10 ideas principales que afectan a las personas de nuestro tiempo y que reproducimos al final de la nota.
Su propuesta, es que todos manejemos como base esta información para luego poder aplicar su método, que sintetiza en tres pasos:
1. Detectar todos los días qué creencias irracionales se han mantenido a lo largo del día, que han producido malestar emocional. 2. Combatir esas ideas irracionales mediante tres diferentes argumentos, de comparación, de posibilidades y existenciales, donde la pregunta es “¿qué será de mi y del problema que me preocupa dentro de 100 años. La respuesta es clara, nada, estarás muerto y esta adversidad habrá dejado de tener ninguna importancia”. 3. Formular, finalmente, las creencias racionales correspondientes, que son generalmente más sensatas y alegres.
Es que la terapia cognitiva en que se sostiene este método es una terapia de argumentos y no un ejercicio de pensamiento positivo. Entonces, para que sea realmente efectiva requiere que cada uno trabaje en su propio sistema de creencias y que pueda calificar una adversidad utilizando siempre criterios que sean ante todo, constructivos.
A continuación, las creencias irracionales más comunes que se deben eliminar para no amargar la vida:
1. Necesito tener a mi lado a alguien que me ame: de lo contrario, ¡qué vida más triste!
2. Tengo que ser alguien en la vida, aprovechar bien mis cualidades y virtudes. De lo contrario, me sentiría fracasado.
3. No puedo tolerar que la gente me menosprecie en público. Debo saber responder y defender mi imagen.
4. Debo tener una casa en propiedad. De lo contrario, soy un maldito fracasado muerto de hambre.
5. Tener buena salud es fundamental para ser feliz. Y lo más deseable es vivir mucho tiempo; cuanto más, mejor: ¡incluso 100 años o más!
6. Tengo que ayudar a mis familiares: padres, abuelos, hijos… mi ayuda es fundamental para su felicidad.
7. Si mi pareja me pone los cuernos, no puedo continuar con esa relación. La infidelidad es una cosa terrible que te destroza por dentro.
8. Tengo que tener una vida emocionante. De lo contrario, mi vida es un aburrimiento y, de alguna forma, un desperdicio.
9. Más siempre es mejor. El progreso siempre es bueno y consiste en tener más cosas, más oportunidades, más inteligencia…; esto es obvio en el caso de desear cada vez más y más cosas buenas como paz y alegría.
10. La soledad es muy mala. Los seres humanos necesitan tener a alguien cerca porque si no, son unos desgraciados.