SANTIAGO.- "Formamos parte del ADN de Estados Unidos. (El país) no puede funcionar sin nosotros", aseguró el chef español José Andrés, dueño de “Jaleo”, uno de los restaurantes de cocina ibérica más legendarios de Washington, a propósito de este “Día sin Inmigrantes” en que la comunidad extranjera quiere demostrar la fuerza que tienen en el país gobernado por Donald Trump, no yendo a trabajar ni consumiendo servicios o productos durante la jornada.
Este cocinero, dueño de toda una franquicia gastronómica, con más de 10 locales reunidos en su Think Food Group, conoce de cerca lo que los inmigrantes significan para el mercado gastronómico estadounidense. “Yo soy lo que soy gracias a todos los latinos. Toda mi gente, todos mis trabajadores son latinos", ha declarado.
No era de extrañar entonces, que las palabras del entonces precandidato republicano a la Casa Blanca calaran hondo en él, al asegurar que México lleva al país a violadores y criminales. Tales calificativos motivaron que Andrés decidiera no continuar con el contrato acordado con el magnate, de construir uno de sus restaurantes en el Trump International Hotel de Washington.
Corría el año 2015, y este cocinero experto en tapas y sangría desconocía que así daría inicio a toda una batalla legal que hasta hoy, con Trump como Presidente, sigue en pie de guerra en la batalla Andrés versus Trump.
"Yo hablé con él, le dije 'estás abriendo un restaurante con un hispano, con un latino, y yo me debo a mi gente latina'”, ha declarado a la televisión española este célebre chef, quien hace cuatro años consiguió la nacionalidad estadounidense. Con todo, El actual Presidente, a través de la Organización Trump, demandó al cocinero por 10 millones de dólares por incumplimiento de contrato. Y no solo eso. Ya como Mandatario electo, el mes pasado, el mismísimo Trump prestó declaración ante un juez por este enfrentamiento en el que, al parecer, no dará su mano a torcer.
“Él me llamó. Tuvimos una conversación, prácticamente, casi de 10 minutos y él no paraba de repetirme -esto no lo he contado nunca-, 'José, estamos ganando'. Y yo no paraba de repetirle 'yo no estoy en una campaña presidencial como usted, estoy abriendo un restaurante en un hotel que tiene su nombre", recordó el cocinero, quien en diciembre pasado le propuso a por Twitter a su demandante una solución pacífica para llegar a un acuerdo: donar los 10 millones de dólares a una ONG de veteranos de guerra. Pero hasta el día de hoy, el Presidente estadounidense no ha respondido.
Del Bulli al sueño americano de “JR”
"Debo asegurarme que todos entiendan que muchos inmigrantes como yo, si les dan las oportunidades apropiadas como las que tuve, podemos tener un impacto positivo en este extraordinario país", decía ya en 2013 José Ramón Andrés Puerta (47), “JR” para los amigos.
Con esas palabras celebraba que a él y a su esposa, Patricia, le habían dado al fin la nacionalidad estadounidense tras de vivir en el país por más de dos décadas.
En 1990, con apenas 20 años, llegó tras discutir con su entonces jefe, Ferran Adrià, por un impase del que hoy se ríe. Habían acordado una reunión en un restaurante de Barcelona y el primero en llegar fue Andrés. Al ver que Adrià no aparecía, fue en busca de un teléfono público para llamarlo y saber qué le había pasado. No pudo contactarse con él, y al regresar al local de comida, se encontró con el propio Adrià, enfurecido por su supuesta tardanza. Lo despidió de El Bulli en el acto.
Con solo 50 dólares en su bolsillo, llegó a Washignton en busca del sueño americano y alcanzó la gloria. Apenas dos meses después de su llegada, conoció a su esposa y quien sería la madre de sus tres hijas. Tres años después, abriría su primer “Jaleo”, con la intención de popularizar las tapas en EE.UU.
Hoy, con un mini imperio gastronómico sobre su espalda, ha conducido programas de televisión, y recibido
dos estrellas Michelin por su local MiniBar, en el que la familia Obama, senadores y congresistas, son frecuentemente vistos.
Además de su ayuda a proyectos para alimentar a los más necesitados, ha cocinado en la Casa Blanca, con ingredientes sacados directamente del jardín de la ex Primera dama, Michelle Obama, con quien trabajó de cerca en proyectos para difundir la alimentación sana.
Su trayectoria le valió el 2015 el Premio Nacional de Humanidades de EE.UU., entregado por su cliente frecuente, Barack Obama, quien destacó del chef que toda su carrera desarrollada en EE.UU. es una “inspiración” para los nuevos estadounidenses que tal como él, llegan al país buscando nuevos horizontes.