SANTIAGO.- La noticia del que el senador Ricardo Lagos Weber (PPD) había sufrido un infarto durante la madrugada, sorprendió a muchos esta mañana. Alrededor de las 01:00 horas, el parlamentario de 55 años habría sentido un fuerte dolor en el pecho, por lo que de inmediato se trasladó hasta el hospital Carlos van Buren de Valparaíso, donde finalmente se confirmó la enfermedad coronaria.
Sin embargo, los médicos que lo atienden aseguraron que el senador tiene un buen pronóstico, ya que consultó a tiempo. Y es que
reaccionar con rapidez a los síntomas de un infarto, es fundamental para evitar un daño masivo al corazón.
"Si acude precozmente, mayor es la probabilidad de salvar una gran masa de músculo cardíaco.
Los minutos son células cardíacas, es decir, mientras más precoz, más se salva el corazón", explicó Dante Lindefjeld, cardiólogo de la Clínica Universidad de Los Andes.
El especialista aclara que
la diferencia entre un preinfarto y un infarto radica en la magnitud y duración del dolor al pecho. "Si el dolor dura menos de 10 minutos, es probable que el daño al músculo cardíaco sea imperceptible, tanto con exámenes de imágenes como de laboratorio. Pero si dura más de eso, es altamente probable que la oclusión cause daño al músculo cardíaco y se convierta en un infarto", explica.
Síntomas y prevención
El síntoma clásico de un infarto es precisamente el que tuvo el senador Lagos:
la angina o dolor en el pecho. "Los pacientes sienten una opresión en el pecho, ya sea en el lado izquierdo o en el centro de este, como si se lo estuvieran cargando; y esto puede tener una irradiación hacia el cuello, la mandíbula y el brazo izquierdo", sostiene Lindefjeld.
Sin embargo, el cardiólogo agrega que
los síntomas pueden variar según la zona cardíaca afectada. "Por ejemplo, si es la pared inferior del corazón, la coronaria derecha, algunos pacientes manifiestan dolor o quemazón en la boca del estómago, que se confunde con una úlcera", indica, y añade:
"Habitualmente
este tipo de dolores pueden ir acompañados de una sensación de cansancio, sensación de muerte inminente, sudoración profusa, náuseas, vómitos, etc.".
Es importante considerar, eso sí, que los infartos se pueden prevenir y para esto se deben conocer los
factores de riesgo que pueda presentar cada persona. En este sentido, hay algunos que no son modificables, como los
antecedentes familiares de enfermedad coronaria, es decir si padres o hermanos han sufrido un infarto.
El sexo y la edad también influyen: los hombres mayores de 45 años tienen más predisposición a ella.
En cuanto a los
factores modificables están los niveles altos de colesterol, problemas a la presión, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo y el tabaquismo.
De esta manera, si una persona presenta factores tanto modificables como no, lo primero que debe hacer es
controlar su colesterol y presión arterial; dejar de fumar, alimentarse saludablemente y comenzar a hacer ejercicio.
También puede
realizarse exámenes que anticipen un evento coronario, ya sea una angina (preinfarto) o directamente un infarto.
Por último,
si el paciente tiene síntomas, es fundamental que acuda inmediatamente a un especialista, para que este confirme o descarte la probabilidad de que tenga enfermedad coronaria.