The Siberian Times / Captura
Hambriento, muy delgado y casi sin energía. Así llegó un
oso polar hasta la
Norilsk, en el Ártico Ruso, sorprendiendo a los habitantes de esa ciudad industrial.
El oso
fue visto por primera vez en la noche del domingo,
hurgando entre la basura de la zona de Talmaj, en el noreste de la ciudad. Según The Siberian Times, se cree que
habría llegado hasta allí luego de cruzar la península de Taymyr, lo que significa
una travesía de más de 1.500 kilómetros.
"Él está
seriamente hambriento,
apenas puede parpadear y mantener los ojos abiertos, es
casi incapaz de caminar", declaró al medio Irina Yarinskaya, fotógrafa del diario Zapolyarnaya Pavda, quien tomó varias imágenes del demacrado animal.
Yarinskaya agregó que el oso
estuvo recostado y descansando por mucho tiempo, y que después cruzó la carretera hacia la zona industrial. "Primero fue hacia la fábrica de grava y arena, luego cruzó una carretera más y se dirigió a un vertedero", relató la fotógrafa.
Crédito: The Siberian Times / Captura. "
Todavía se desplaza en los alrededores de una fábrica, bajo el control de la policía y los servicios de urgencia, que garantizan su seguridad y la de los habitantes", informó Alexandre Korobkin, responsable local de los servicios de medio ambiente.
Esta previsto que mañana miércoles,
un equipo de especialistas llegue a Norilsk para
inspeccionar al oso y decidir sobre su futuro. "Hay dos opciones:
reubicarlo en la costa o, quizás,
algún zoológico se lo lleve", explicó a The Siberian Times Anatoly Nikolaychyuk, jefe del departamento de control de caza de Taymyr, quien calificó el caso como
"único y raro".
Nikolaychyuk recordó que la última vez que un oso polar fue visto en la ciudad fue en 1977. En esa ocasión se trató de una hembra agresiva, que tuvo que ser sacrificada debido a que significaba un peligro para los residentes. Sin embargo, en el actual caso,
el animal no ha dado señales de agresividad.
En Rusia, los osos polares están reconocidos como una
especie en peligro de extinción y está prohibida su caza. Sus incursiones en zonas pobladas en búsqueda de comida son cada vez más frecuentes, a medida que
su hábitat y su alimentación se deterioran como consecuencia del
cambio climático y del deshielo.
En febrero, los habitantes del archipiélago ártico de Nueva Zembla vivieron una invasión de decenas de osos polares agresivos que buscaban comida.
Las autoridades tuvieron que declarar el estado de urgencia hasta que los osos
se fueron unos diez días más tarde.
Crédito: The Siberian Times / Captura.