Entre los numerosos cambios de hábito que trajo la pandemia a la vida de las personas, uno muy marcado fue la introducción de la mascarilla como un elemento obligatorio a la hora de interactuar con otras personas. Su uso se normalizó de tal manera que llegó a convertirse en un accesorio imprescindible llevar a cualquier lado.
Pero este jueves, después de dos años conviviendo con la mascarilla en todo momento, se comienza a flexibilizar su uso, pues ahora no se exigirá llevarla en espacios abiertos que permitan mantener la distancia.
Con esto, portar ese elemento dejará de ser una preocupación a la hora de ir al parque, hacer deporte o salir a caminar, entre otras actividades que se puedan realizar al aire libre.
Pero además de ese efecto práctico, también podría traer beneficios en el ámbito social, especialmente en la comunicación y relación con otras personas en el espacio público.
"No usar mascarilla permite poder ver mejor las emociones en el otro, comunicarnos de mejor forma y, en ese sentido, es un reencuentro; poder vernos cara a cara sin las mascarillas permite leer mejor las expresiones del otro y conectarse mejor emocionalmente"
Paula Errázuriz, Escuela de Psicología UC
Así lo plantea la psicóloga Paula Errázuriz, académica de la Escuela de Psicología UC y cofundadora de la Fundación PsiConecta, quien explica que "la comunicación tiene dos componentes: uno verbal, que tiene que ver con lo que decimos; y uno no verbal, que tiene que ver con cómo decimos las cosas, nuestro tono de voz, pero también nuestros gestos y nuestra expresión facial".
Sin embargo, esto último estaba quedando oculto detrás de la mascarilla, por lo que se perdían elementos que permiten distinguir matices en la comunicación entre las personas.
Por eso, cree que "psicológicamente, va a ser positivo" esta flexibilización. "El no usar mascarilla permite poder ver mejor las emociones en el otro, comunicarnos de mejor forma y, en ese sentido, es un reencuentro; poder vernos cara a cara sin las mascarillas permite leer mejor las expresiones del otro y conectarse mejor emocionalmente", explica la especialista.
Subraya que "no usar mascarilla facilita la comunicación, facilita la expresión no verbal, poder leer las emociones en otras personas y poder empatizar más con el otro; favorece la empatía, favorece el encuentro, y todo eso ayuda a la salud mental de todos nosotros".
"Es más fácil agredir a alguien a quien no le veo la cara"
De hecho, la psicóloga comenta que "es posible que el uso de mascarilla esté asociado al aumento de la agresión hacia otras personas, porque al no verle la cara al otro es más difícil empatizar, es más difícil verlo como una persona real que tiene sentimientos y que es afectado por lo que nosotros hacemos. Y, en ese sentido, es más fácil agredir a alguien a quien no le veo la cara que agredir a alguien que sí veo cómo se está sintiendo".
Dice que el impacto positivo de la medida será aún más evidente en el caso de las personas sordomudas, por ejemplo, donde utilizar ese elemento "era especialmente complicado porque no podían leer los labios de otras personas".
¿Y hay quienes la vayan a extrañar? La psicóloga estima que solo "en algunos casos muy particulares, hay personas que se sentían cómodas con el uso de mascarilla, sobre todo personas más tímidas, que de alguna manera se sentían protegidas usándola. Para ellos podría ser algo incómodo volver a mostrar su cara. Pero creo que son casos muy específicos, que la gran mayoría de la gente se va a sentir más cómoda pudiendo estar sin la mascarilla".
Por su parte, Marcela Ferrer, académica del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, hace ver que éste "no es un cambio radical", ya que se trata de dejar de usar la mascarilla solo en espacios abiertos y con distancia de al menos un metro, pero "la mayor parte del tiempo la vamos a estar usando". También apunta que "venimos usando mascarilla hace solo dos años", pero "la gran mayoría ha vivido más que eso, por lo tanto, es volver de a poco a la vida que teníamos".
"Va a ser un cambio en el espacio público, en el que hay que seguir manteniendo distancia física. Pienso que las mayores dificultades para la interacción social se van a dar cuando la mascarilla se deje de usar en espacios cerrados. Eso pone el desafío del encuentro cara a cara, el volver a mirarse. Puede que eso represente un desafío; ya lo fue el regreso a la cotidianidad presencial", plantea.
"Es muy probable que haya mayor resistencia para volver a usarla"
En cuanto a la posibilidad de que la medida afecte la percepción de riesgo en la población y que contribuya a relajar otras medidas sanitarias, hay diferentes miradas.
"Ojalá la situación sanitaria permita mantener esta medida, porque si se necesitara cambiar, es muy probable que haya mayor resistencia a volver a usarla"
Marcela Ferrer, Sociología Universidad de Chile
"No creo que el flexibilizar el uso de la mascarilla sea una señal de que la pandemia se acabó", señala la psicóloga Paula Errázuriz. A su juicio, "hay suficiente indicación de que la mascarilla se tiene que usar cuando no hay suficiente distancia social y en lugares cerrados, y creo que hemos visto durante la pandemia que los chilenos seguimos las indicaciones sanitarias y yo espero que eso va a ocurrir ahora también".
Mientras que Marcela Ferrer dice que "me preocupa que la medida se tome a semanas de la llegada del invierno y en un escenario de incertidumbre" a nivel mundial. "En Chile se logró instalar muy bien el hábito de usar mascarilla en un porcentaje importante de la población. Ver a las personas usándola en la calle refuerza ese hábito. Ahora que eso no va a ocurrir, puede afectar también su uso en los espacios cerrados, pues se instala la sensación de normalidad y, a la vez, recordamos lo agradable que es andar sin mascarilla", apunta.
Dice que "ojalá la situación sanitaria permita mantener esta medida", ya que "si se necesitara cambiar, es muy probable que haya mayor resistencia para volver a usarla, sobre todo porque el miedo a la enfermedad y la muerte se ha perdido, o tiene menos presencia, la percepción de riesgo ha bajado y la población está cansada".