En el reciente conversatorio organizado por Emol, titulado "¿Entonces cómo subimos las pensiones?", se reunieron destacados especialistas para abordar uno de los temas más urgentes en la agenda pública: la reforma al sistema de pensiones en Chile. David Bravo, director del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales; Bettina Horst, directora ejecutiva del Instituto Libertad y Desarrollo; y Paulina Yazigi, magíster en Macroeconomía y presidente de la Asociación de AFP (AAFP), compartieron sus perspectivas sobre los desafíos que enfrenta el país en materia previsional.
Durante el panel, los expertos coincidieron en la necesidad de llevar a cabo una reforma integral que garantice la sostenibilidad del sistema, pero también enfatizaron que cualquier cambio debe basarse en datos técnicos y proyecciones realistas para evitar errores que afecten a las futuras generaciones.
Cinco propuestas clave para subir las pensiones
Uno de los puntos centrales de la discusión fue la presentación de la "Hoja de Ruta 555", un documento elaborado por la Asociación de AFP que propone un conjunto de medidas destinadas a mejorar las pensiones en Chile. Este documento fue actualizado en 2023 y, según Paulina Yazigi, se centra en cinco áreas fundamentales: la falta de cotización y lagunas previsionales, la necesidad de elevar la tasa de cotización, la postergación de la edad de jubilación, el perfeccionamiento del régimen de inversiones y el fortalecimiento del pilar solidario.
“Este año, hemos medido el impacto de estas propuestas. Cuantificamos cuánto subirían las pensiones y las tasas de reemplazo, cuántas personas se verían beneficiadas y el efecto que esto tendría en la carga fiscal”, señaló Yazigi. Según el documento, las tasas de reemplazo podrían aumentar más de 60 puntos porcentuales, beneficiando tanto a hombres como a mujeres, y las pensiones totales, considerando la Pensión Garantizada Universal (PGU) y la pensión autofinanciada, podrían duplicarse. “Si todas las medidas se adoptan en conjunto, las pensiones en Chile podrían subir en un rango de 110% a 130%”, añadió la experta.
El desafío de la informalidad y la baja cotización
David Bravo hizo énfasis en la importancia de enfrentar el alto nivel de informalidad laboral en el país, un obstáculo clave para mejorar las pensiones. Según el académico, cerca del 38% de los ocupados en Chile no cotizan para la seguridad social, una cifra muy superior a lo que sería aceptable en un sistema previsional saludable. “Independiente de si tenemos el mejor sistema de pensiones del mundo, si no logramos que todos los trabajadores coticen, no hay forma de que esto funcione”, afirmó Bravo.
Además, añadió que la informalidad es un problema estructural que requiere soluciones urgentes y coordinadas, tanto dentro del sistema previsional como en el ámbito de las políticas sociales. “Es un talón de Aquiles para este sistema y para cualquier otro que pueda implementarse. Se necesita mucha gestión y acción política, más allá de la aprobación de leyes, para abordar este tema”, enfatizó el director del Centro UC.
Sostenibilidad fiscal y política
Por su parte, Bettina Horst abordó las implicancias fiscales y políticas de la reforma, destacando la importancia de basar la discusión en cifras objetivas y no dejarse llevar por impulsos populistas. “Equivocarse en una reforma de pensiones no es gratis, y los errores se pagarán por las próximas generaciones. Es necesario acompañar la discusión con proyecciones y modelos técnicos que permitan sopesar las distintas alternativas”, advirtió Horst.
La directora ejecutiva del Instituto Libertad y Desarrollo hizo hincapié en que muchas de las críticas a las reformas previsionales anteriores surgieron precisamente por la falta de datos concretos para sustentar las propuestas. En este sentido, valoró el esfuerzo de la Asociación de AFP por ofrecer proyecciones y simulaciones que permitan una discusión más objetiva y menos politizada.
El reto de postergar la edad de jubilación
Un tema recurrente en la discusión fue la postergación de la edad legal de jubilación, una propuesta que, según Horst, genera inevitablemente resistencia social. Sin embargo, destacó que esta medida es esencial en el contexto de una mayor expectativa de vida. “No sacamos nada con subir la edad de jubilación si el mercado laboral no es capaz de ofrecer empleo a las personas mayores”, explicó Horst, advirtiendo que la postergación sin medidas complementarias podría resultar en más años de cesantía para los trabajadores de mayor edad.
David Bravo complementó esta idea mencionando que la reforma previsional no puede enfocarse únicamente en aumentar la edad de jubilación, sino que debe incluir herramientas para facilitar la inserción laboral de los mayores de 55 años. “El perfil demográfico ha cambiado, y debemos adaptar nuestras políticas laborales a esta realidad. No podemos seguir pensando como si estuviéramos en los años 90”, comentó Bravo.
Para quienes deseen profundizar en los detalles de esta conversación, pueden revisar el siguiente video: