Massú y González, históricos en Atenas.
ATENAS.- Atenas debía ser el lugar. Capital de héroes míticos y escenario de épicas gestas, dos chilenos escribieron un capítulo dorado para la historia del deporte nacional, al conseguir la primera medalla de oro olímpica para Chile.
En una jornada gloriosa para los tenistas chilenos, Fernando González y Nicolás Massú debieron luchar por 3 horas y 43 minutos para derrumbar a los alemanes Rainer Schuettler y Nicolas Kiefer en la final de dobles, con parciales de 6-2, 4-6, 3-6, 7-6(7) y 6-4.
González, que sólo unas horas antes había alcanzado la medalla de bronce en el cuadro de individuales en un partido de tres horas y 25 minutos, volvió a empuñar su raqueta para afrontar otro duelo maratónico, y junto a Massú llevar adelante una titánica gesta deportiva.
Los primeros compases de tenis parecían pronosticar una noche tranquila para los chilenos en Atenas, con un juego fluido en su lado y una sinfonía de errores por parte del dúo alemán. Un quiebre de entrada y luego otro más para el 4-0 parcial, alimentaban una ilusión inédita para el deporte chileno. En 32 minutos, los chilenos impusieron su tenis con un implacable 6-2.
Pero los siguientes capítulos no deparaban calma ni tranquilidad, sino emoción y drama. Los chilenos continuaban con un juego dominante hasta el quinto juego del segundo set, cuando volvieron a quebrar para tomar la ventaja de 4-2. En ese minuto, los alemanes moderaron considerablemente sus errores y ordenaron su ataque a la red, que comenzó a funcionar con una coordinación admirable. Con quiebres en el octavo y décimo juego, los alemanes se llevaron el segundo set en 45 minutos.
El sufrimiento continuó en la siguiente manga. Los chilenos metían apenas la mitad de sus primeros saques, mientras los alemanes continuaban con su incesante ataque a la malla. El asfixiante trabajo de los germanos permitió el quiebre en el segundo juego y una ventaja que no lograron descontar en los siguientes parciales.
Pero los rostros volvieron a cambiar en el tercer parcial. Los pelotazos alemanes desde la red ahora sí eran contrarrestados por los nacionales, pero no con un tenis de lujo, sino con lo que más ha destacado a los chilenos durante toda la semana en el court ateniense: su corazón.
El "tie-break" del cuarto set tuvo el momento más difícil para los chilenos, que llegaron a quedar 2-6 con cuatro bolas de partido. Massú y González se sacaron cada una de ellas en una definición dramática, para luego sellar el parcial a su favor por 9-7.
Al inicio del quinto set, eran cerca de las dos de la madrugada en Grecia, pero el cansancio y sueño acumulado no mermó el vigor de los chilenos. Gritando cada punto con el alma, la dupla criolla siguió resistiendo el ataque alemán en la red hasta el noveno juego. Paralelo potente de Massú y el quiebre que todos esperaban.
Con el servicio a favor de los nacionales en el juego definitivo, cada bola se peleó a muerte, con las últimas gotas de tenis que exprimían en sus derechos, en sus voleas ganadoras. Debieron pasar dos pelotas de partido antes que González metiera un saque potente, que Schuettler envió fuera de la cancha, en una jugada que permanecerá en la memoria colectiva.
Los gritos del triunfo y la fiesta continuó para Chile en la madrugada ateniense. La bandera nacional en lo más alto, el himno patrio por primera vez siendo entonado con sus dulces notas en un pabellón olímpico, mientras dos chilenos se erguían en el primer escaño del podio, el lugar de los campeones y de la gloria.