CIUDAD DEL VATICANO.- El agravamiento del estado de salud el papa Juan Pablo II, al declarársele una infección con un cuadro de fiebre muy alta, ha elevado al máximo la tensión en el Vaticano.
La preocupación por la evolución del anciano Pontífice en las últimos días se ha convertido en motivo de alarma después de que el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, reconociera que se había producido un empeoramiento de su estado.
Navarro informó en un comunicado que de que el Papa había sufrido una afección "altamente febril" motivada por una infección de las vías urinarias y que se ha iniciado una terapia a base de antibióticos.
Este cuadro clínico, unido a la debilidad mostrada por Juan Pablo II en los últimos días, ha sido recibido como una noticia preocupante, pese a la alusión tranquilizadora de Navarro de que todo está bajo control.
Mientras grupos de personas se acercaban a la Plaza de San Pedro para rezar por el octogenario Pontífice, la CNN informaba que se le había administrado la extremaunción, lo que no ha sido confirmado oficialmente.
Las ventanas de sus aposentos, vigiladas por decenas de cámaras de televisión de todo el mundo, permanecen esta noche con las luces encendidas.
