ROMA.- El príncipe Alberto de Mónaco tiene un hijo secreto de dos años, fruto de una larga relación con una azafata de Togo que vive actualmente en París, además de una hija de 13, cuya madre es norteamericana, según dos publicaciones, una italiana y otra alemana.
La noticia del hijo varón del flamante gobernante aparecerá en los números de mañana del semanario alemán Bunte y del italiano Chi.
El nombre de la azafata es Nicole Coste, quien en una entrevista concedida a Bunte relató que la relación con el príncipe comenzó en 1997 y el hijo de ambos nació en 2003 en una clínica de París. "El príncipe lo conoce", añadió.
"Durante los tres primeros años iba una vez por mes a Mónaco. En 2003, descubrí que estaba embarazada. Se lo dije y él me contestó que lo tuviera, que él se ocuparía. Pero cuando estaba de tres meses dijo que no lo quería. Entonces era demasiado tarde", comentó.
El 24 de agosto de 2003, según la versión de la mujer, nació el pequeño Alexandre.
Chi publica incluso presuntas fotografías del pequeño junto a Alberto, en sus primeros meses de vida.
El niño, según las publicaciones, es el segundo hijo secreto del príncipe Alberto de Mónaco, cuyas existencias salieron a la luz después de la muerte del príncipe Rainiero, en abril último.
El otro caso se trata de una niña cuyo nombre es Jazmín Grace Grimaldi, ahora de 13 años de edad y residente en Los Angeles.
Según una investigación realizada por el diario británico Mail On Sunday, la adolescente es fruto de una relación que duró apenas dos semanas entre Alberto y Tamara Rotolo, una camarera de Deserts Springs, California.
La mujer lo conoció en 1991 cuando estaba de vacaciones en Montecarlo y, según un amigo de Rotolo, cuando Alberto de Mónaco supo que la mujer estaba encinta pareció aceptarlo.
Todo cambió cuando el padre del actual príncipe, Rainiero, descubrió la relación. Le señaló a Alberto que cortara el vínculo y su hijo obedeció, añade la publicación.
En 1992, siete meses después del nacimiento de Jazmín, Rotolo intentó la primera demanda legal contra Alberto para que reconociera a la hija pero no tuvo éxito.
Según McCormack, después de la muerte de Rainiero las cosas podrían cambiar: "las relaciones entre el príncipe y la madre de Jazmín siempre fueron buenas. El nunca negó en privado que se tratara de su hija, pero mientras su padre vivió le dijo a Tamara que no podía reconocerla públicamente".