TOKIO- La princesa Masako de Japón apareció hoy en público fuera de Tokio por primera vez en casi dos años.
La princesa, que padece "trastornos de adaptación", visitó hoy junto con su marido, el príncipe heredero Naruhito, la Exposición Mundial en la provincia de Aichi.
Sonriente, Masako, de 41 años, saludó a las numerosas personas reunidas allí y dio la impresión de estar recuperada.
Entre otras cosas, la princesa miró los restos de un mamut de 18.000 años de antigüedad y en el pabellón británico manifestó su indignación por los recientes atentados terroristas en Londres.
Desde diciembre de 2003, la princesa apenas apareció en público. Los analistas creen que la presión que pesa sobre ella desde hace años para que dé a luz un heredero varón llevó a que la diplomática de carrera, antes vital y segura de sí misma, se enfermara.
En 2001 tuvo una hija, la pequeña Aiko, que por su sexo no puede heredar el trono.
Un grupo de asesores del gobierno analiza actualmente según los medios dos opciones: Que las mujeres en el futuro puedan ascender al trono o que en un marco muy definido los herederos puedan adoptar un varón.
Según informó hoy el diario "Mainichi Shimbun", así lo prevé un documento que este grupo de asesores presentará en breve. Según la ley actual, las familias imperiales no pueden adoptar niños en Japón.
Masako, en tanto, sigue recuperándose de su enfermedad. Su marido causó revuelo cuando el año pasado habló de intentos por parte de la corte de negar la carrera y la personalidad de su esposa.
En ese entonces, dijo que Masako estaba "completamente agotada" tras años de intentar adaptarse a la familia imperial. Según la corte, aún no se recupera completamente y por eso no puede asumir todavía sus compromisos públicos en su totalidad.
Según se informó, tenía el fuerte deseo de visitar la Exposición Mundial, dado que su marido es el presidente honorario del evento, que es muy importante para Japón.
La última vez que Masako apareció en público fuera de Tokio fue en noviembre de 2003 en una competencia deportiva para discapacitados en Shizuoka.
En los últimos tiempos, la princesa volvió a recuperar algunas de sus tareas. Así, participó en el saludo de año nuevo de la familia imperial, visitó una representación del tradicional teatro de marionetas japonés y acudió a un acto del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
