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Crece demanda de tatuajes y "piercing" entre jóvenes argentinos

Para las perforaciones varones prefieren ganchos en la lengua, mientras las chicas se inclinan por hacerse un piercing en el ombligo.

14 de Agosto de 2005 | 12:17 | AFP
BUENOS AIRES.- La moda de tatuarse o perforarse para lucir aretes, piedras o ganchos de metal en distintas partes del cuerpo se triplicó en la ciudad de Buenos Aires en los últimos cinco años, donde se realizan cerca de 1.500 piercing y 1.200 tatuajes por día.

La demanda se concentra principalmente entre jóvenes según un estudio hecho por la Asociación de Tatuadores y Afines de la República Argentina (Atara) de acuerdo a datos recabados entre 300 locales que realizan esta actividad en s Aires.

Para las perforaciones varones prefieren ganchos en la lengua, mientras las chicas se inclinan por hacerse un piercing en el ombligo.

Sin embargo también creció la cantidad de jóvenes que acuden a la ciudad para borrarse tatuajes mediante sesiones de rayos láser, en tanto aumentaron también los casos de dermatitis e infecciones derivadas de los piercing.

Según el director del servicio de dermatología del Hospital Italiano de Buenos Aires, Ricardo Galimberti, en ese servicio se atiende a una veintena de pacientes al mes con problemas de ese tipo, la mayoría adolescentes.

La ciudad de Buenos Aires no cuenta con una legislación específica que regule la actividad o impida a los menores someterse a esas prácticas.

Aunque desde Atara se promueven normas de conducta entre sus asociados, "hay inescrupulosos que perforan o tatúan a menores y que operan en condiciones sanitarias peligrosas", admitió su presidente, Diego Starapoli.

Según los especialistas, los piercing pueden generar infecciones, verrugas, linfomas y melanomas, en tanto los dibujos en la piel pueden dificultar el diagnóstico de enfermedades al impedir la realización de resonancias magnéticas debido al resto de sales metálicas en los pigmentos.

Los tan populares tatuajes en la zona lumbar son especialmente desaconsejados en el caso de las mujeres por las complicaciones que pueden surgir ante una eventual anestesia epidural durante el parto. En esos casos "el pigmento arrastrado por la aguja puede depositarse y llevar a problemas neurológicos", advirtió Alberto Lavieri, dermatólogo pediatra y docente de la Universidad de Buenos Aires.
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