Bajo el puente de Bir-Hakeim, contiguo a la Torre Eiffel en París, caminan de negro los seis hombres que conforman la alineación de Quilapayún dirigida en Francia por los músicos Rodolfo Parada y Patricio Wang, en la portada del nuevo disco del grupo, Absolutamente Quilapayún (2012). Se ve como una foto en baja fidelidad, o como una de esas acuarelas turísticas parisinas. O como las dos cosas a la vez.
-Exactamente ésa es la idea, es una Polaroid que está retocada como un cuadro -cuenta Rodolfo Parada en un café en Santiago, durante su reciente visita a Chile para presentar acá el mismo disco. "En ese puente fue filmado Marlon Brando persiguiendo a la niña del 'El último tango en París'", agrega. París, como queda claro en esa foto, es un domicilio del nuevo disco del grupo. Pero no el único.
Grabado en estudios de Francia y Holanda, Absolutamente Quilapayún fue publicado en España en diciembre pasado y en Argentina y Chile a comienzos de 2013, por distintos sellos disqueros en cada caso. Y es música de distinta data la que el conjunto ha dispuesto en su colección de quince canciones, a tono con esa foto de dos edades de la tapa, entre la vieja guardia de una acuarela pintada al borde del Sena y la modernidad retro de una Polaroid.
Guardando todas las proporciones, David Bowie
No es cualquier disco en la historia de este grupo. Es de hecho el primero que publican luego de declarada la pugna entre dos conjuntos que usan el mismo nombre y que es necesario mencionar para entender la historia reciente de Quilapayún: el que lidera Eduardo Carrasco desde Chile y el que dirigen Parada y Wang en Francia. Y es además el primero que esta alineación publica en nueve años. Sus más recientes trabajos habían sido … Al horizonte (1999), el último antes de la aparición del grupo paralelo de Carrasco en 2003, y A Palau (2003), grabado en vivo en Barcelona.
En las visitas recientes del conjunto a Chile aparecieron en vivo algunas de las canciones que hoy están en Absolutamente Quilapayún. "Preludio" y "Según el favor del viento", de Violeta Parra, y el manifiesto de "Aquí estamos" ya se escuchaban en 2006 y de hecho ese último fue el nombre del tour que el conjunto hizo en julio de ese año. En diciembre de 2007 volvieron de gira esta vez con el disco Cantata Santa María de Iquique (1970). En julio de 2010 celebraron sus 45 años en el Teatro Caupolicán, con invitados y nuevas canciones como "Rosa de los vientos" y "Por ellos canto", del uruguayo Daniel Viglietti. Y luego han vuelto en enero y febrero de 2011 a tocar en el Teatro Oriente y en gira nacional, y en octubre de 2011 a La Serena, Maullín y dos fechas en el Caupolicán junto a Inti-Illimani e Illapu.
-Cuando hacemos discos vamos creando canciones a medida de que nos sensibilizamos con algo que hemos vivido, leído, que nos llama la atención. Es un proceso continuo -define Parada hoy, luego de todos esos recorridos-. Tú sabes, con la crisis del disco, las casas de discos no te financian mucho ahora, todo el mundo te empuja a grabar en home studio (estudio de grabación casero), entonces fuimos grabando poco a poco. No queríamos hacer cualquier disco: queríamos propuestas originales, novedosas, temáticas, sonoras, composicionales. Nos sacamos esa imperiosidad de tener que grabar, porque además en artistas longevos es menor la exigencia de hacer un disco una vez al año. La gente que comienza lo hace para marcar un territorio.
Y Parada tiene un ejemplo reciente a mano para ese argumento.
-Por ejemplo, si no me equivoco, y guardando todas las proporciones, David Bowie acaba de sacar un disco por primera vez en diez años.
-Y de hecho su último disco era de 2003, como ustedes.
-No tenemos esa imperiosidad. La única exigencia que nos ponemos es hacer algo original. De repente hacíamos canciones y las dejábamos de lado. Ni siquiera las llegamos a tocar en vivo.
-¿Este disco incluye repertorio de todos estos diez años?
-Sí, porque en … Al horizonte nos vaciamos de todo. Y aquí yo creo que nos vaciamos también de este período. Un período difícil, pero al mismo tiempo de una gran autocrítica y una gran exigencia.
-¿Qué define este período difícil?
-El tiempo pasa y la temática de todo disco responde a una época. Creo que el mundo ahora cambia de una manera más evidente que como lo ha hecho en estos diez años. Como que ahora empieza un nuevo período en la vida nuestra y la vida humana en general. Es una volada lo que te voy a decir, pero entramos en un nuevo período desde el momento en que se descubre el bosón de Higgs. O esta crisis que quizás es la más intensa que ha vivido Europa en cincuenta o sesenta años: hay una nueva conciencia mundial, desde Obama hasta la izquierda europea, de que el neoliberalismo es algo que hay que controlar. O el período después de Piñera en Chile, donde ahora parece haber un reaggiornamiento de la política de centro izquierda también. Ahora el disco está registrado y se inscribe en un momento preciso, hay canciones que (se) comunican con un momento preciso.
De Parra a Ortega: compositores con historia
Además de canciones que ya habían tocado en vivo en estos años, como las citadas "Según el favor del viento", de Violeta Parra, y "Por ellos canto", de Daniel Viglietti, tres de los títulos del disco nuevo ya habían sido grabados en álbumes del grupo desde los años '60 a los '80, entre sus inicios en Chile y su exilio en Francia durante la dictadura. La más reciente de ellas es "Transiente", instrumental de Patricio Wang grabada en el disco Tralalí tralalá (1984).
-Pero la grabamos de manera muy clásica (en esa primera versión) -dice Parada-. La onda ahora fue grabarla con guitarra eléctrica, con el piano fuerte, con una búsqueda de fusiones, un poco menos clásico, con una batería fuerte, rock. La retomamos ahora y creo que tendría que ser la versión de referencia, porque es fuerte, dinámica.
También figura una nueva versión de "El gavilán", de Violeta Parra, que Quilapayún había grabado en La revolución y las estrellas (1982), originalmente junto a Isabel Parra. Ahora fue recreada con la cantante chilena Josefina Echenique, integrante del disuelto grupo de música latinoamericana Cántaro y activa como solista en Francia.
-La conocimos primero por Cántaro, pero ahora empezó una carrera sola. Y la primera vez que la vi quedé gratamente impresionado por la energía, la juventud, tiene lo que se llama panache, pachorra: la gracia. Tiene arrojo para cantar. Nos demoramos poco en trabajarla con ella, porque la agarraba inmediatamente. No queríamos hacer la misma versión que con la Chabela (Parra), entonces le pedimos que fuera un poco más enojada, y lo logró muy bien. Me atrevería a indicar que ella puede tener una gran carrera en este tipo de música.
Y más temprana todavía es "Manuel Ascencio Padilla", de Sergio Ortega, grabada por primera vez en Quilapayún 3 (1969). "Es una canción vieja que quisimos hacerla en ritmo de candombe, le pusimos acordeón, cambiamos el fraseo…", dice Parada.
-¿Tiene algo de milonga también?
-Lo que pasa es que Sergio la compuso en milonga. Hemos grabado tanto a Víctor (Jara) y a otros artistas, que queríamos tener a Sergio en el disco, de una manera más animada y menos heroica que "El pueblo unido": cómo mostrarlo más alegre, como él era, un tipo con mucho dinamismo interior. Él había compuesto esta milonga y nosotros la pasamos a candombe. Recuerdo haber pedido candombes a Uruguay, para ver si realmente la milonga está dentro del ritmo de candombe.
"Es muy importante tener buenos autores y compositores en el grupo, pero también lo es tener buenos intérpretes", comenta Parada a propósito del trabajo del grupo sobre estas creaciones de Parra, Ortega y otros autores. "Porque el Quilapayún no siempre fue un grupo de compositores. Esa fue una transformación hacia el '80, un poco por la presión francesa, porque allá los que valen son los que componen, y estaba la onda mundial del autor compositor e intérprete. Además se nos acabó el hecho de vivir en Chile y tener la creatividad de los chilenos, fueran Eduardo Yáñez, Pato Manns, los latinoamericanos… Nuestras primeras canciones, las más importantes, fueron de otros compositores: 'Plegaria a un labrador', 'Te recuerdo, Amanda' (la dos de Víctor Jara), la Cantata Santa María (de Luis Advis)…. Algo de eso hay en el disco nuevo, pero quisimos poner el acento en las cosas nuestras".
En realidad fueron las bombas: versos sobre la marcha
Entre esas composiciones propias en el nuevo disco aparecen títulos como "Siete por ocho", "Ramona Parra" y la mencionada "Rosa de los vientos", esta última compuesta por Patricio Castillo, uno de los integrantes de más larga data, y Álvaro Pinto, uno de los recientes.
-Es una canción bien importante porque ejemplifica cómo experiencias vividas se transforman en canciones -dice Parada-. Esa canción habla de Palestina, surgió después de un viaje que hicimos allá, y además de que estar en Palestina es muy fuerte, durante ese viaje nació la hija de Patricio. El texto lo escribió él y la música la hizo Álvaro Pinto, es decir que hay una unión composicional de generaciones. Que es lo mismo que nos pasó en "Ramona Parra": me llegó la música compuesta por Mario Contreras (otro de los integrantes recientes), Wang hizo un retoque en la música y yo puse el texto.
"Lo que me parece novedoso también es que hay temas con textos íntimos. 'Siete por ocho', 'La indiferencia', 'Ramona Parra', no sólo están escritos en primera persona, sino con un sentido de intimidad. Eso exige del solista otro comportamiento para cantar, muy distinto a, ponle tú, 'Canto a la pampa' (una de las canciones tempranas del grupo), que habla en general, de un tema global. Cuando cantas a coro, con los instrumentos, es confortable, uno está protegido. En cambio para interpretar este tipo de canciones más íntimas han tenido que ir a buscar otra cosa dentro de ellos, como abrir el pecho, desgarrarse para una cosa que en nosotros es inusual".
La canción más reciente de todas es "Siete por ocho", con letra de Parada y música de Wang, compuesta un mes antes de grabar. Y pertenece a esa liga de canciones íntimas, dice el autor.
-A todos nos ocurre en un momento de nuestra vida hacer una reflexión y darnos cuenta de que no siempre fuimos coherentes, de que creímos hacer una cosa y salió otra. Esta canción utiliza un diálogo externo para hablar consigo mismo. Por ejemplo (el verso) "Tú avanzas con tu risa en bandolera / y el aire se transforma en torbellino". Eso es una referencia a la gran impresión que me causó participar en una de las manifestaciones de estudiantes en 2011, en Chile. Yo me metí en una marcha de estudiantes. Pucha, me la lloré toda, fue una cosa muy impresionante para mí.
-¿Dónde, una marcha por la Alameda?
-Salimos de la Estación Central y llegamos hasta Beauchef (sede de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile). Cuando hicimos el concierto de Quilapayún, Inti-Illimani e Illapu (en octubre de 2011), me vine expresamente como dos semanas antes para montar el concierto, y sabía que había una marcha, creo que el 26 de septiembre, una gran manifestación de estudiantes.
-¿De verdad que lloraste?
-Por supuesto. Estaba tremendamente emocionado. No sé, toda la exuberancia de los estudiantes me hizo recordar la juventud, la energía, la vitalidad que todos poníamos cuando marchábamos en las calles. Hay una diferencia, creo que no hay enseñanza que uno pueda dar: tienen que vivirlo ellos mismos, por mucho que uno dialogue o diga cómo fueron las cosas en la época, no vale nada si no hay razones propias para que la gente se mueva y reivindique. Pero también me emocionó ver que hay un lazo entre las reivindicaciones actuales con lo que había antes, banderas de "El pueblo unido jamás será vencido", había un tipo disfrazado de Allende…
-Él va a todas las marchas.
-Va a todas las manifestaciones, entonces había también referencias al pasado.
-¿Eras estudiante todavía en el tiempo de la Unidad Popular?
-No, yo terminé el año '69, ingeniería civil. Pero en el '72 yo marchaba. Yo soy muy marchoso, me pegué la marcha por Vietnam en Valparaíso, en Santiago, la huelga de los estudiantes en el '68, o en la Plaza de la Constitución para apoyar a Allende. Entonces ese verso ("Tú avanzas con tu risa en bandolera / y el aire se transforma en torbellino") viene de allí. Está dirigido a una mujer, a una niña. Pero lo del aire es un eufemismo, porque en realidad fueron las bombas (lacrimógenas). Terminamos en Beauchef corriendo para todo lados, llorando, además por las bombas.
-Se juntaron todas las lágrimas ahí.
-Claro. El aire se transforma en torbellino. Es una referencia a los estudiantes también, subliminal.
-¿Además da para otras interpretaciones? También sugiere a Adamo, cuando dice "en bandolera".
-Claro. En bandolera: como la cartera que se lleva por delante, como el corazón abierto, como un libro abierto. Seguramente hay muchos otros galicismos también en estas letras.
Multiinstrumentistas y del carajo: nuevas generaciones
Entre los estrenos Absolutamente Quilapayún está propuesto y conjugado un nuevo verbo: chilar. Gerundio: chilando. Tal como otra canción con letra y música de Parada: "Chilando".
-Es una canción alegre, un huayno. Pero es un huayno twist -precisa, y se pone a percutir un redoble sobre la mesa del café para cantar "Let's twist again", hit de Chubby Checker del '61-. El bombo recuerda de todos modos al huayno.
-¿Esa canción se trata del exilio, o no es tan literal?
-En realidad era una motivación de contarse uno mismo también. Es verdad, salimos hace más años que la cresta y aquí estamos. Pero al mismo tiempo está el amor. Y también están los estudiantes acá, mira. "Pañuelito de colores bailando / te me recorres las calles volando / cómo encontrarme quisiera / junto a tu lado marchando": estudiantes. En tres o cuatro canciones están. En "Ramona Parra" evidentemente también.
-En "Ramona Parra" hablas de San Joaquín y del Parque Forestal. ¿Son evocaciones de un Santiago de antes, o de San Joaquín y del Forestal de ahora?
-No, de antes. No sé lo que hay ahora. Son recuerdos de uno también, de la avenida Santa María en el tiempo de la universidad, de los libreros que había antes en la Estación Mapocho en la calle. Por eso hablo de Neruda y Paz, de Octavio Paz. Pero también está "Hoy Santiago sigue su curso / y sus muros te dan vida (…) para levantar nuestro corazón por la gran ciudad". Ramona Parra en realidad es una joven cualquiera que también está presente en las marchas.
La mencionada "Aquí estamos", especie de autorretrato del grupo hecho canción, también corresponde a un videoclip. "Creo que es la canción más de pelea que hay en el disco", dice Parada.
-La letra dice "Ya lo sabe todo el mundo / No cumplimos nuestros sueños / Y ahora somos trotamundos". ¿Es como hacerse cargo de un fracaso de alguna forma?
-También.
-Pero en "Chilando" parecieran no querer dramatizar ese mismo exilio. Es muy festiva.
-Claro, nada, nada. Se asumió. Ya pasó y aquí estamos.
-¿No es ser frívolo tampoco?
-No, para nada. La frivolidad no está muy en nosotros, a pesar de que en este disco tenemos opciones bien audaces también, cosas íntimas o que pueden ser un poco pop. Creo que el mayor desafío para un grupo longevo como Quilapayún era presentar un disco de renovación. Porque se requiere una puesta en cuestión muy honesta, con mucho rigor y exigencia, que en primer lugar es de los (integrantes) viejos, pero también es una dinámica en relación con los jóvenes. Estos jóvenes traen una muestra de algo que no era habitual en el Quilapayún de la época. El Álvaro (Pinto), el Mario (Contreras), el Rodrigo (González), tocan excelente y tocan de todo: acordeón, sinte, guitarra, zampoña, quena. Como la juventud de ahora en Chile también, que son multiinstrumentistas y del carajo. Para la época nosotros éramos estudiantes, universitarios, tocábamos la guitarra más bien por la pasión. Ahora esa exigencia está presente también en el disco, para tratar de proponer algo original, nuevo, guste o no, sea aceptado o no. Para nosotros era importante salir con algo que nos movilizara, nos dinamizara, que nos diera aliento. Esto nos deja con las pilas cargadas pero tú no te puedes imaginar.
Tras una primera parte que reúne la mayoría de las canciones bajo el título de "Hoy por hoy", la segunda parte de Absolutamente Quilapayún se llama "Homenaje a Salvador Allende" es una trilogía de nuevas versiones para las canciones "Allende" (grabada por primera vez en Latitudes, de 1992); "Canto a la pampa" (cantada por Willy Oddó en Por Vietnam, de 1968, e interpretada ahora por Patricio Castillo), y "La batea" (original de Vivir como él, 1971), esta última con una nueva letra. Es otro efecto de haber esperado hasta 2013 para hacer este disco, ahora que se cumplen cuarenta años del golpe militar que puso fin al gobierno del Presidente socialista, dice Parada. "Nos dimos cuenta de que el disco iba a tener su vida en 2013. Cómo íbamos a ser indiferentes a los cuarenta años de Allende".
-¿Qué percepción tienes de Chile a propósito de ese aniversario, sumado a los movimientos sociales y al año electoral que toca ahora?
-Se requiere una voluntad política para este tiempo, pero una voluntad política no es algo que se consigue sólo intelectualmente: hace falta continuar la movilización, porque sin la movilización no pasa nada, nunca nadie nos va a dar nada. Siempre ha sido fruto de una palea, y esa pelea tiene que continuar tanto en el plano intelectual como en la manifestación.