SANTIAGO.- “No se preocupe, no pasa nada”. Con esa frase se despertó esta madrugada, Liliana Nilo, cuando vio en su dormitorio a cuatro sujetos armados –dos de ellos encapuchados- que tomaron a su hija, Maya Marchant (26), cuando estaba estacionando el auto en su domicilio ubicado en la calle Juan Palau, en la comuna de Las Condes.
“Yo la escuché entrar y escuché que hablaba con alguien, pero pensé que había llegado con una amistad. Desperté cuando entraron a mi pieza, encendieron la luz y estaban ahí, con mi hija en el medio”, relata la mujer.
Según Nilo, los delincuentes no fueron violentos; de hecho, calcula que el menor de ellos tenía cerca de 18 años y en todo momento se preocupó de tranquilizarlas. Incluso recalca que nunca las apuntaron con el arma a la cabeza, sino que siempre al cuerpo.
“Si bien estaban armados y en algún minuto nos apuntaban, el que quedó a cargo de nosotras, que fue el menor, fue todo lo contrario. Trataba de tranquilizarnos y nos decía que no nos iba a pasar nada y que tampoco le harían algo a la niña (4)”, su nieta de cuatro años que dormía en otro dormitorio.
Los individuos maniataron a las dos mujeres y las encerraron en el baño, pero no sólo registraron la casa y se llevaron el auto y una serie de artículos electrónicos –todo avaluado en $5 millones-, sino que también les pidieron disculpas por el atraco.
“Uno de ellos, el que dirigía el asunto, nos dio una explicación. Nos pidió perdón, nos dijo que ellos hacían esto porque la situación estaba complicada, que no tenían pega, que eran delincuentes, pero que también tenían niños. Muchas veces nos pidió disculpas”, recuerda Nilo.
La menor de cuatro años durmió toda la noche y no se percató de lo que sucedía en su casa, “sólo en un momento tendió a hacer un ruido y nos trasladaron a la pieza de ella y nos dejaron ahí. Pero la hora en que estuvieron registrando la casa, se nos hizo eterna”, dice.
Liliana Nilo descarta que los sujetos hayan estado dateados, “yo creo que estaban rondando el sector y esperando a alguien que llegara. Si hubieran venido por dato, no habrían entrado a nuestra casa”.
“Yo creo que se equivocaron (de domicilio). Ellos venían con la intención de llevarse joyas y dinero, y al no encontrarlo, empezaron a tomar lo que había. Se llevaron botellas de licor, vasos, lo que fuera. Había otras cosas, pero el auto les quedó chico”, asegura.
Sobre el futuro de los delincuentes, la mujer duda de que cumplan una condena como corresponde, “algo está pasando, que salen demasiado rápido”.