No le gustan las cámaras ni las entrevistas. Quienes conocieron a su padre dicen que era igual, alejado de todo lo público. Boris Garafulic es un piloto especial y él lo sabe. Su idea es ojalá pasar desapercibido en el Dakar, no quiere hacer ruido, sólo correr, algo que está haciendo en honor a su fallecido padre, el que a decir de muchos es uno de los más recordados hombres tuercas de Chile.

"En este auto voy yo y mi padre juntos", dice con orgullo Garafulic.

Cuenta con un gran punto a favor. Va en la misma camioneta que el español Joan Roma, una Nissan que está hecha para pelear los por algo más que llegar a la meta. El equipo, el mismo también que Roma, el Overdrive que le prestará asistencia mecánica.

"Yo hago esto como una cosa personal y de un par de amigos que me ayudaron, voy a hacer este Dakar y nada más, no tengo tiempo para estar dando vueltas acá. Igual lo he aceptado un poco más, pero siempre con una postura constructiva y nada más que pasarlo bien, no para figurar", dice este ingeniero comercial.