Si hace un año le preguntaban a Rodrigo Ramírez si se veía corriendo el Dakar lo más probable es que contestara con alguna ironía. Es que a este gerente comercial de Motor Doo no se le pasaba por la cabeza estar en la prueba. Pero no porque no quisiera, si no que por los costos.
Esto hasta que corrió la segunda etapa del Nacional en quads.

“Comencé a correr el campeonato nacional sin la idea del Dakar en mente, pero tras la segunda etapa que gané en Copiapó, la empresa me dijo que por qué no lo corría. Acepté”, recuerda.

Y es un sueño hecho realidad lo de Ramírez, porque desde chico seguía la carrera. "Soy muy deportista y desde pequeño siempre seguía la carrera en África, metido en Internet. Me lo imaginaba corriéndola, pero nunca creí que se iba a lograr, por temas de plata”, puntualiza el piloto.
Ramírez no se considera el mejor arriba de la moto, pero insiste en que tiene otras características que lo ayudarían a llegar a la meta en Buenos Aires.

“Técnicamente no soy un master, pero el rally es más que eso, es tener un nivel promedio. La concentración, ir leyendo bien la ruta, el GPS, va más allá de ser bueno para la moto. Lo más importante es la tranquilidad”, acota.