casas neruda

 

 

"Los versos del capitán", L'Arte Tipográfica, Napoli, 1952

El primer poema de este libro, "Siempre", fue dedicado a Matilde Urrutia -su amor clandestino- y escrito en 1951. Al año siguiente aparecería una primera edición de sólo 44 ejemplares, que no salió a la venta. El número uno correspondió a Matilde. El dos a "Neruda-Urrutia", el hijo que la pareja esperaba y que perdió; y el tres a Pablo Neruda, quien ocultó la autoría de los poemas, hasta la publicación de sus "Obras completas", para no herir a su esposa Delia del Carril.

 

 

 

 

"Estravagario", Editorial Losada, Buenos Aires, 1958

"Estravagario' no es el que canta más, sino el que salta mejor. Sus versos saltarines pasan por alto la distinción, el respeto, la protección mutua, los establecimientos y las obligaciones, para auspiciar el reverente desacato. Por su irreverencia es mi libro más íntimo. Por su alcance logra trascendencia dentro de mi poesía. A mi modo de gustar, es un libro morrocotudo, con ese sabor de sal que tiene la verdad", comentaría Neruda sobre un libro que desconcertó a sus lectores, acostumbrados a las odas. "Estravagario", que podría traducirse como extravagante o estrafalario, contiene poemas llenos de profundidad.

 

 

 

 

"Cien sonetos de amor", Editorial Universitaria, Santiago, 1959

"Mi mujer es provinciana como yo. Nació en una ciudad del Sur Chillán, famosa en lo feliz por su cerámica campesina y en la desdicha por sus terribles terremotos. Al hablar para ella le he dicho todo en mis 'Cien sonetos de amor'. Tal vez estos versos definen lo que ella significa para mí. La tierra y la vida nos reunieron", relató Neruda en “Confieso que he vivido”, acerca de esta obra que comenzó a escribir en 1957 y en la que quedó inmortalizado el retrato de una Matilde de dos caras (Matilde-Rosario), que recibe las visitas de "La Chascona" y en cuyo pelo, mimetizado, aparece el perfil del poeta.

 

 

 

 

"Fulgor y muerte de Joaquín Murieta", Zig-Zag, Santiago, 1967

Neruda lleva a los escenarios la leyenda de Murieta, el "Robin Hood de El Dorado" que llegó a California en el siglo XIX, en plena fiebre del oro, y que lideró la banda de "Los cinco Joaquines" para llevar a cabo una serie de asaltos y asesinatos, supuestamente, para entregarle las riquezas de los más adinerados a los pobres. Neruda le pidió a Sergio Ortega la tarea de musicalizar su obra, la que fue estrenada en octubre del '67 en el Teatro Antonio Varas, con Pedro Orthous como director.

 

 

 

"Confieso que he vivido", Editorial Seix Barral, Barcelona, 1974

Publicado a un año de la muerte del poeta, este libro representa sus memorias, que relatan desde su infancia en Temuco, hasta unas semanas antes de su muerte, yendo por las escenas, lugares y personas más importantes de su vida. Entre las líneas que presentan el texto, Neruda confiesa: "Tal vez no viví en mí mismo; tal vez viví la vida de los otros".

 

 

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