Los hogares que Neruda escogió para vivir se caracterizan por parecer sitios de ensueño, con colores vibrantes y extrañas formas, ideales para enriquecer la imaginación del poeta. Llenas de sus colecciones y recuerdos, las paredes de estas edificaciones guardan en solemne silencio las largas veladas de intelectuales y artistas que disfrutaron de su hospitalidad.
Con los pies en la arena
Su mayor cercanía con el mar la logró Neruda en Isla Negra, con una casa emplazada casi sobre la arena de la playa. Es allí donde escribió gran parte de su obra y donde atesoró la mayoría de sus colecciones.
Matilde en Bellavista
"La Chascona" es el nombre con que Neruda bautizó la casa en que vivió desde 1953 hasta su muerte, en Santiago. Allí lo acompañó Matilde, su verdadera Chascona.
Neruda en el cielo
Como si el cerro Bellavista no le diera ya suficiente altura, Neruda disponía de cinco pisos en "La Sebastiana", su hogar de descanso desde donde domina todo el puerto de Valparaíso.
En Los Guindos
"Michocán" es la casa donde el poeta vivió con Delia del Carril en La Reina, en uno de sus períodos más difíciles, cuando un exilio lo obligó a dejar Chile.