casas neruda

Madres, amores reales y otros platónicos conforman la lista de musas que inspiraron gran parte de la obra de Neruda, y que quedaron inmortalizadas en centenares de versos que conmueven hasta hoy a los lectores del poeta.

 

 

Neftalí

Rosa Neftalí Basoalto Opazo de Reyes conoció tarde la maternidad. Siendo maestra de la escuela Superior de Niñas de Parral, contrajo matrimonio a los 38 años con José del Carmen Reyes Basoalto. El  12 de julio de 1904 llegaría el pequeño Ricardo Eliécer Neftalí, pero poco tiempo pudo disfrutar Rosa de su hijo. "Sin que yo lo recuerde, sin saber que la miré con mis ojos, murió mi madre (…) agotada por la tuberculosis”,  recordaría el poeta en sus memorias.

 

"Mamadre"

"El ángel tutelar de mi infancia", llamó el poeta a su madrastra: Trinidad Candia Marverde. Su padre había mantenido una relación anterior con Trinidad, de la cual nació el hermano mayor de Neruda, Rodolfo, en 1895. A tres años de la muerte de Rosa Neftalí, José del Carmen se casó en Temuco con Trinidad, una mujer "diligente y dulce", con una "bondad activa e infatigable", según la describiría después el propio Neruda. Trinidad pasó a ser la perfecta figura maternal que acogió con cariño al pequeño de 6 años, quien la bautizaría como "Mamadre".

 

 

Laura Coneja

Fue más que una media hermana para el poeta. Laura Reyes Candia era hija de José del Carmen y Aurelia Tolrá, quien, por ser soltera, había sido enviada a San Rosendo para ocultar su embarazo. Nació el 2 de agosto de 1907 y fue adoptada en Temuco por "Mamadre", quien le entregó, además de su apellido, el cariño que también le supo dar a Neruda. Laura Coneja, Koneka, Laurita, fue cómplice y defensora de la vocación de su hermano Ricardo, el que debió superar la censura paternal ante su pasión literaria.

 

 

Roxana

Blanca Wilson, hija de herrero, conquistó el corazón de uno de los amigos de Neruda, quien le pidió a éste que le escribiera cartas de amor. Pero el joven fue descubierto: "Cierta vez, al encontrarme con la colegiala, ésta me preguntó si yo era el autor de las cartas que le llevaba su enamorado. No me atreví a renegar de mis obras y muy turbado le respondí que sí. Entonces me pasó un membrillo que por supuesto no quise comer y guardé como un tesoro. Desplazado así mi compañero en el corazón de la muchacha, continué escribiéndole a ella interminables cartas de amor y recibiendo membrillos", recordó Neruda en sus memorias. Como buen Cyrano de Bergerac, el poeta la bautizó como "Roxana" en sus misivas. 

 

 

La Guillermina

Poco se sabe de esta muchacha. Algunos biógrafos de Neruda han dicho que se trata de una amiga de Laura, descendiente de alemanes, que pasó un día a ver a la media hermana del poeta hasta su casa, hecho que quedó plasmado en su poema "¿Dónde estará la Guillermina?". Neruda recordaría este fugaz amor en un mascarón que compró en Perú, al que llamó "La Guillermina".

 

 

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