Cuando tú te casas con un carabinero, sabes que corre riesgos, asumes que está con peligros, que está en la calle y que hay disparos, pero tratas de ir enfrentando las cosas.
Cuando Ricardo pasó a ser ayudante del General, yo me relajé. Tu dices: “Ya, ya superamos todos estos años y ahora está bien”.
Mi marido se fue de viaje el 23 de mayo y los demás, el 26. El 24 era mi cumpleaños, y cuando la Tere (esposa de Bernales) supo que Ricardo se iba antes, me invitaron a Panamá, pero les dije que no, que para la próxima…
Para mí, mi marido eran mis ojos, mis brazos, todo. Yo lo adoraba y lo adoro todavía.
Aunque ya pasó un año, todavía pienso que él va a entrar. Me ha costado mucho asumirlo, durante los primeros seis meses pensaba que estaba de viaje. De hecho, el primer mes no era yo, me acuerdo muy poco de lo que pasó, recién hace unas semanas vi el accidente.
La fuerza la saco por mis hijos. Mis niños tienen toda una vida por delante, yo ya viví una vida maravillosa, me amaron profundamente y amé profundamente.
Siempre le rezo, hablo mucho con Ricardo y le digo “ayúdame”, “protégeme”, “dame fuerzas”. Creo que él está al lado mío, cuando estoy por desfallecer, él me empuja.
Tú puedes sobrellevar este dolor gracias a dos cosas. Primero, por haber vivido la vida como lo hicimos, cuando a ti te amaron tanto y tú amaste tanto, queda un sentimiento de tranquilidad. Segundo, por Dios, si yo no creyera que él está bien y que se fue por una misión, creo que no sabría cómo salir adelante.
Este tipo de situaciones te sirve para darte cuenta que la vida es tan frágil, donde lo único que importa es amar. Hay gente que pelea por cosas innecesarias, y yo ahora me di cuenta de eso… Con Ricardo, éramos muy compañeros, nos llevábamos fantástico, y eso fue maravilloso.