Analizamos nombre por nombre los méritos y los posibles puntos débiles con que cada artista llega a Viña. ¿Conviene agendarse y verlo, o es mejor pasearse por otros canales? ¿Cómo les irá con el Monstruo? Ve aquí nuestro veredicto. / Por Sebastián Cerda.
Luis Miguel
22 de febrero
Por qué verlo: Un tipo que cada dos temporadas repleta recintos chilenos por varias noches seguidas, galán transversal de diversas generaciones, dueño de numerosos hits, la principal voz del pop latino romántico, que no viene a Viña desde hace 18 años, y que más encima agotó las entradas en una tarde... ¿necesita más justificaciones?
Por qué hacer zapping: Porque en casi 30 años de éxito fervoroso, resulta más que comprensible que algunos se hayan agotado del "Rey Sol" y de su intransable fórmula latina-romántica. Para muchos, además, su figura despierta envidias, celos o simple antipatía (no por nada la prensa de los 80 bautizó al joven mexicano como "Chupete de fierro").
Pronóstico: Faltarán gaviotas para entregarle a Luis Miguel en Viña. Tal como hizo en los 80 y 90, el mexicano nuevamente debería matricularse con una postal festivalera para el recuerdo.