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Un PAP alterado y las lesiones premalignas

Las estadísticas dicen que no más de un 2% de los Papanicolau (PAP) que se realizan reflejan alguna alteración en las células del cuello uterino y la mayoría de ellas no tienen un significado patológico importante.

Como los PAP no hacen diagnóstico, se debe buscar la razón de esa alteración que puede estar en una simple inflamación del cuello uterino (cervicitis), en una alteración de las células conocidas como neoplasias intraepiteliales (NIE) que son lesiones premalignas, o en la presencia de un cáncer.

Por ello, tras un PAP positivo o alterado se debe dar el siguiente paso: un examen con un microscopio que permite ver el cuello del útero magnificado, procedimiento conocido como colposcopia.

El Dr. Marcelo González, gineco-oncólogo de Clínica Alemana de Santiago, explica que algunas veces la razón de un PAP alterado puede ser por la presencia alteraciones inflamatorias del cuello del útero, como la infección por hongos, pero lo recomendable es no quedarse con el informe citológico y dar paso al estudio detallado del cuello.

Mediante la colposcopia se observa, de manera aumentada, el cuello uterino y en caso de existir una zona sospechosa de alguna lesión se extrae una muestra, conocida como biopsia, la cual es analizada por un médico patólogo y, éste –tras el estudio histológico- es quien emite el informe definitivo. La gran mayoría de las lesiones que se detectan son lesiones del epitelio del cuello uterino, también conocidas como premalignas o precancerosas, es decir comprometen los epitelios del cuello uterino y son superficiales. Ello, empero, no significa que no deban ser tratadas.

Estas lesiones conocidas como NIE o Lesión Intraepitelial (LIE) se clasifican en tres tipos: leve (I), moderada (II) y severa (III) y las dos últimas, por efecto del tiempo y la conjunción de otros factores, como el cigarrillo o una inmunodepresión, pueden derivar en un cáncer.

Las LIE I tienen su mayor prevalencia entre los 20 y 30 años de la mujer y en el 90% de los casos regresan espontáneamente, sin necesidad de realizar un tratamiento. De hecho, tras 8 meses a 1 año, ella puede haber desaparecido, pero se sabe que un 32% de los casos la lesión persiste y progresa en un 11%.

Las LIE II tienen su máxima prevalencia entre los 30 y 35 años y sólo en un 43% de los casos se revierten espontáneamente.



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