Pero no sería hasta su reencuentro con Francia donde finalmente encontraría la calma. En 1923 se radica en París, donde pasaría el resto de sus días, salvo por un periodo entre 1941 a 1948, que vivió en Estados Unidos, en algo así como un "exilio obligado".

En esta "fascinante ciudad" se le abre un fructífero periodo artístico, marcado por sus contactos con el marchante Ambroise Vollard, para quien ilustrara varios libros, entre ellos la popular edición de La Biblia.

Además conoce a miembros del movimiento surrealista y participa en numerosas exposiciones. Y a pesar de que París fue su residencia más estable, ello no impidió que realizara continuos viajes por Francia y otros territorios como Egipto, Palestina, Holanda, Italia y Polonia.

En 1931 publica su autobiografía "Ma Vie" (Mi vida) y una retrospectiva de sus creaciones es montada en el Museo de Basilea dos años más tarde.

Lo que hasta ese entonces podía ser leído como una "progresión artística" se vio truncada con la persecución nazi hincada con la Segunda Guerra Mundial, lo que motiva su exilio a Estados Unidos.

Según los historiadores del arte, esto provocó un importante cambio en su obra, cambio que se acrecentaría con la muerte de Bella en 1944, tras la cual Chagall permanece casi un año sin pintar.

Los brillantes colores de su paleta desaparecen de sus obras para dar paso a tonalidades más oscuras y temas más tristes.

La Consagración final

Desde 1946 importantes retrospectivas en varias ciudades de Europa y Estados Unidos, como Nueva York, Ámsterdam, Londres, Zurich, Paris y Berna, difundieron su obra y le otorgaron en definitiva su consagración internacional.

Francia recibe nuevamente a Chagall en 1948 para que dos años después de su arribo se radicara definitivamente Saint Paul de Vence.

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