Si
hablamos de desafíos, el empleo femenino otra vez aparece en
primera plana. El alza, en los últimos meses, del empleo ha beneficiado
a las mujeres, las que han ocupado la mayoría de los nuevos puestos.
El tema es si esta situación marca el inicio de una tendencia.
No
obstante, cuesta cantar victoria. El bajo porcentaje de mujeres ocupadas
se explica por el resultado de la combinación de una cultura
machista y conservadora que pervive bajo el avance de un proceso de
modernización intensivo, el que ha ocurrido en un lapso muy breve
de tiempo. Porque modernización no es sinónimo necesariamente
de liberalismo.
En Chile pareciera que la modernización se ha traducido en un
proceso de individualización que ha tendido a convertirse más
en la expresión de un individualismo a ultranza que a tener impacto
en un cambio cultural más profundo. Nadie puede negar que nos
hemos modernizado, sin embargo, una encuesta a mujeres realizada en
2004 por la Corporación La Morada y la Universidad de Chile,
observó que el 90.5 por ciento de las mujeres todavía
sostiene que “Chile es un país machista”. Asimismo,
la última Encuesta Mundial sobre Familia destaca que entre 23
países estudiados, Chile es el país que más enfatiza
los costos familiares asociados al trabajo de la mujer. En consonancia
con esa afirmación, en el primero de los estudios señalados,
el 80 por ciento de las consultadas afirma que la mujer es la base de
la familia.
A mayor abundancia, una tesis realizada por un alumno de la Escuela
de Economía de la Universidad de Chile (2004) con el apoyo de
ComunidadMujer, concluye que el impacto de los factores culturales (conservadurismo
y machismo) más que duplica el de las variables de desarrollo
humano en las posibilidades de empleo de la mujer. En suma, a pesar
de todos los cambios, datos recientes muestran que las mujeres tienen
fuertes presiones que dificultan su incorporación al mercado
de trabajo.
Entre otras razones, la importancia que esto tiene en nuestro país
es que la lucha frontal contra la pobreza tiene un tremendo aliado en
el ingreso de la mujer. No debemos olvidar que un 11 por ciento de los
hogares pobres salen de esta condición gracias al ingreso de
ella. También es necesario tener presente que las mujeres que
más lo necesitan son las que menos acceden al mercado laboral.
¿Por qué?
Según una encuesta Adimark-ComunidadMujer (2004), las mujeres
que pertenecen a un nivel socioeconómico bajo estiman que los
factores más efectivos para encontrar trabajo son mayor disponibilidad
de salas cunas y más apoyo del hombre en tareas del hogar. Tan
sólo un 24 por ciento de los niños de bajos recursos tiene
acceso a un jardín infantil.
¿Por qué menciono a la modernización y el individualismo
como factores que pueden estar manteniendo las consecuencias de una
cultura machista? Debido a que la modernización al expresarse
en individualismo ha contribuido a la disolución de los lazos
sociales, de las redes informales de apoyo y ha retraído el rol
del Estado. Por lo mismo, ha dejado a las mujeres con responsabilidades
familiares sometidas, más que nunca, a su propia suerte.
El concepto de sociedad se ha jibarizado, la mutua interdependencia
ha quedado reducida a la que generan las relaciones económicas.
Hoy los problemas sociales pertenecen a los individuos, en circunstancias
que necesitamos una sociedad sana, con fuertes lazos sociales, capaz
de construir un nosotros que nos mueva con pasión para resolver
nuestros problemas.
El de la mujer es uno de éstos y pertenece a la sociedad entera:
ésta necesita buenos ciudadanos y mejores trabajadores, los que
nacen de una unión de un hombre con una mujer que siempre han
requerido del apoyo de todos para responder por ellos. Sin embargo,
se estima que la maternidad es una tarea de la mujer, así quedan
solas las adolescentes embarazadas, la madre soltera y la mujer jefa
de hogar y muchas otras madres. Y el costo es de la mujer, la que además
tiene muy pocas facilidades para generar un ingreso que le permita sostener
a su familia o ayudar a hacerlo.
A pesar de que requerimos de un cambio muy profundo que no es fácil
de hacer, soy optimista. En esta época nadie quiere asumir más
responsabilidades, pero tendremos que lograrlo. Porque somos seres sociales,
pienso que luego de mucho centrarse en el yo, el desarrollo de ese yo
llevará a cada uno de nosotros a la necesidad de mirar a los
demás y llegar a ser parte y solidario con el grupo social.
Margarita María Errázuriz
Presidenta
ComunidadMujer
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