Recesiones
También en el ámbito económico, el gobierno militar debió enfrentar dos grandes recesiones: la primera en 1975 y la segunda en 1982. En esta última, las autoridades tuvieron que devaluar el dólar en un 18 por ciento y tomar otras medidas relacionadas con las divisas, que perjudicaron a los deudores en dólares.
Los planes de recuperación económica se tradujeron en el empleo de una política monetaria activa, aumento de la cantidad de dinero con miras a recuperar la liquidez, dólar libre y un uso limitado de reservas.
Las severas medidas para lograr la reactivación respaldaron una renegociación de la deuda externa y otras acciones que permitieron el saneamiento financiero y bancario.El 13 de enero de 1983 se anunció la disolución de los bancos Hipotecario y de Fomento, Unido de Fomento y Financiera Ciga. Además, fueron intervenidos los bancos de Chile, Santiago, Concepción, Internacional y Colocadora Nacional de Valores, en los que se designó administradores delegados.
Fueron suspendidas 18 de las 22 entidades de fondos mutuos que operaban entonces. Y se pusieron en vigencia modalidades especiales de créditos y plazos para enajenar viviendas nuevas y antiguas, lo que dinamizó el mercado inmobiliario.
A partir de 1984, el proceso de ajuste se basó en una política expansiva para reactivar el crecimiento. Pero es desde 1986, cuando el economista Hernán Büchi estaba a la cabeza del Ministerio de Hacienda, que se desarrolló un período de crecimiento sostenido, que culminó con un PIB de 10,6 por ciento en el último año de la administración Pinochet.