Por su parte, Pinochet reiteró que el camino institucional estaba en la Constitución y debía respetarse.
En 1987, el país entró en un período distinto con la visita de seis días del Papa Juan Pablo II. Ese mismo año, Pinochet aprobó el traslado del Congreso a Valparaíso y diez partidos políticos iniciaron su inscripción legal en el Servicio Electoral.
Sin embargo, la completa liberalización política del país llegó en 1988, año que la Constitución establecía que los ciudadanos chilenos ratificarían o no la continuidad del gobierno militar a través de un plebiscito, el que finalmente se llevó a cabo el 5 de octubre. Ese día, el triunfo de la opción "No", que obtuvo 54,7 por ciento de los votos, contra el 43 por ciento del "Sí", obligó a realizar elecciones presidenciales el 11 de diciembre de 1989.Los comicios fueron ganados con mayoría absoluta por el demócrata cristiano Patricio Aylwin, abanderado de la Concertación de Partidos por la Democracia, que entonces reunía a 17 colectividades políticas. Tres meses después, en una ceremonia realizada en el edificio del Congreso ubicado en Valparaíso, Pinochet entregó el mando al nuevo Presidente constitucional.