Luis Scola fue la gran figura del encuentro.
Reuters
La selección argentina de básquetbol, dando otra muestra de su feroz competitividad, sigue haciendo historia en el Mundial de Básquetbol. En cuartos de final habían sacado a Serbia, favorita a ganar el torneo que se disputa en China, y este viernes derrotó a Francia por 80-66. Así, vuelve a la final de un Mundial luego de diecisiete años.
El interno Luis Scola estuvo implacable desde el inicio. El último bastión de la generación dorada, a sus 39 años, era el faro ofensivo del equipo, incluso atravesando la cancha de costa a costa para encestar y desatar el delirio de la ruidosa fanaticada sudamericana.
Del otro lado, los trasandinos lograron aplacar el enorme talento y la ventaja física del equipo galo con una defensa asfixiante, obligándolo a posesiones largas que no llegaban a buen puerto. Un triple de Facundo Campazzo casi sobre la bocina les dio una ventaja de siete puntos antes del descanso.
En el tercer cuarto, el equipo dirigido por Sergio Hernández intensificó aún más su defensa y llegó a sacar 15 de diferencia. Era un esfuerzo colectivo descomunal. Francia parecía al borde del descalabro. Pasó largo tiempo sin anotar, sin ideas en ataque y sin que ninguna de sus estrellas apareciese al rescate.
Intentaron recuperarse los europeos en el último período. Convertían con más facilidad y le cerraron el aro a su rival, pero cuando quedaban cinco minutos y el marcador se había estrechado, Argentina mostró categoría para cerrar el encuentro.
Scola terminó siendo la gran figura. El ala-pívot, que actualmente se encuentra sin equipo, firmó 28 puntos, 13 rebotes y un +32 de eficiencia. Por el lado de Francia, destacó Nando De Colo, con 11 tantos y cuatro asistencias.
En la final, el último campeón panamericano enfrentará a España. El conjunto liderado por Marc Gasol y Ricky Rubio le ganó 95-88 a Australia. Argentina quiere revancha y dejar en el olvido la amarga caída ante Yugoslavia diecisiete años atrás.