La violencia está desatada en el fútbol chileno. El pasado jueves en la previa del duelo entre Colo Colo y Fortaleza por la Copa Libertadores, fallecieron dos hinchas tras una avalancha y luego fanáticos se metieron a la cancha para interrumpir el partido.
Los aficionados invadieron el campo, provocando la huida de los jugadores brasileños. Se vivieron momentos de incertidumbre en el pasto del Monumental.
El episodio hizo que se suspendiera además el Superclásico con la U, que debía jugarse ayer domingo.
El problema de nunca acabar con la violencia en los estadios de Chile. Y es que no es solo en Macul. Son situaciones que se viven hace ya décadas.
Sin ir más lejos y por solo mencionar otros episodios, hace algunas semanas hubo enfrentamientos con arma blanca en la barra de la UC en el Nacional, en un duelo ante Unión Española. La Supercopa 2024 entre Colo Colo y Huachipato también se suspendió por invasión de hinchas. En 2023, un clásico universitario se vio interrumpido por lanzamiento de bengalas y otros proyectiles, hiriendo incluso a futbolistas. Y hay muchos otros casos más de violencia en los últimos años...
Incluso, en 2011 se creó el plan Estadio Seguro, con el fin de regular este tema y parar la violencia en los recintos deportivos. Pero fue un rotundo fracaso. En más de 10 años de existencia, no resultó. De hecho, este lunes se anunció su fin.
Esta terrible actualidad hace recordar a los "hooligans", los salvajes fanáticos ingleses que protagonizaron varias tragedias hace ya más de tres décadas.
¿Cómo en Inglaterra frenaron la brutalidad de los hinchas? ¿Cómo se acabaron los "hooligans"?
Así fue...
Desde 1970, el fútbol inglés vivió un verdadero apogeo en las competencias europeas. Tanto el Liverpool, Aston Villa y el Nottingham Forest protagonizaban constantemente las Copas de Europa.
Sin embargo, esa época coincidió con una de las más complejas a nivel social con las hinchadas de los clubes.
Fue en esos años cuando surgieron los "hooligans". Estos eran los fanáticos de los distintos equipos, pero que pertenecían a verdaderas organizaciones cuyo único fin era defender a rajatabla a su club, sin muchas veces distinguir el peligro. Se caracterizaban por ser -en su mayoría- jóvenes sumamente violentos, desbordados por un catastrófico radicalismo.
Este complejo fenómeno social inglés fue el detonante de varias tragedias.
El incendio de Bradford en mayo de 1985 fue una de ellos. El Bradford City, recién ascendido a la segunda categoría del fútbol inglés, disputaba su último partido en tercera ante el Lincoln City. Poco antes del fin del primer tiempo, se originó un incendio en una de las tribunas. El saldo fue 56 muertos y 256 heridos.
Dos semanas después ocurrió la tragedia de Heysel, en Bruselas. Pasaron apenas 18 días después del siniestro de Bradford cuando se enfrentaban Liverpool y Juventus en la final de la Copa de Europa. Una avalancha de aficionados ingleses provocó el fallecimiento de 39 hinchas, la mayoría del elenco italiano, luego de que se derrumbara una pared del estadio.
La UEFA castigó a los clubes ingleses con cinco años sin jugar la Copa de Europa. El Liverpool fue sancionado con 10, aunque luego le rebajaron a seis.
Esto hizo que se cortara el dominio británico, ya que entre 1976 y 1984, Liverpool ganó cuatro copas, el Nottingham Forest dos y el Aston Villa una.
En 1989 nuevamente una tragedia. Semifinales de la FA Cup. Liverpool vs Nottingham Forest. Un sobrecupo generó una estampida que dejó 97 muertos.
Todas estas catástrofes hicieron que Margaret Tatcher, primer ministra de Inglaterra en esa época, tomara cartas en el asunto. No le quitó responsabilidades a los clubes e incluyó a la sociedad y el gobierno para nuevas regulaciones que terminaran con la violencia en los estadios.
Atacaron el "hooliganismo" de raíz y luego fueron enfáticos en la modernización de los estadios. En 1992 nació la Premier League como la conocemos ahora, con todas esas mejoras, basadas en el "Informe Taylor", publicado en 1990.
Para aquello, se enfocaron en 11 medidas:
1.- Entender que se trataba de un problema sociocultural y no exclusivo del fútbol.
2.- Leyes para alejar a los violentos. Se tomó la decisión de alejar de por vida a los más problemáticos, no dejarlos ingresar a los estadios.
3.- Multas y castigos para todos. Las nuevas regulaciones no se enfocarían solo en los violentos o en los clubes de futbol; para ejemplificar, si el metro trasladaba a grupos de alborotadores la empresa administradora recibía una fuerte multa.
4.- Cuerpos de élite especializados. Los encargados de vigilar a esos grupos de hooligans estarían enfocados en ellos, especializados en su comportamiento, proceder y conocimiento de los integrantes, lo que llevó a enlistarlos en su totalidad.
5.- Capacitación de personal. Los 92 clubes que integran la The Football Association (FA) educaron a su personal para que fuera capaz de reaccionar ante cualquier situación compleja. La intención fue que la policía se alejara poco a poco de los estadios.
6.- Unificación de criterios. Las medidas de seguridad aplicaban para todos los estadios, con salvedades a analizar como la capacidad del inmueble, accesos, infraestructura, entre otros elementos.
7.- Aumento de precios. Las entradas a los estadios resultaron inaccesibles para algunos aficionados, especialmente los jóvenes, que se alejaron del futbol por esa causa.
8.- Utilización de la tecnología. Los seguidores siempre son grabados, además de que se conocen datos como foto, huella digital, nombre e incluso dirección.
9.- Saber quiénes son. Todos los integrantes de los grupos de animación fueron credencializados, además de que se indagó si tenían antecedentes penales.
10.- Estadios nuevos. Todos los clubes modernizaron sus estadios y no se permitió que nadie permaneciera de pie. Se vende la cantidad justa de boletos, todos ellos numerados para saber quiénes lo adquirieron.
11.- Financiamiento estatal. Dado el fuerte gasto que suponía la reconstrucción, la administración inglesa otorgó créditos a los clubes.
En Argentina hubo rumores de una posible implementación. No tuvo éxito finalmente. "Es impracticable. Las barras tienen pases de jugadores, manejan el merchandising en las calles, estacionamientos, venta de drogas y tienen vínculos con el poder político", sostuvo Otto Adang, especialista que visitó ese país 2009 para estudiar la instauración del Informe Taylor.
¿Podría llevarse a cabo en Chile? Es la pregunta del millón.