SANTIAGO.- Con el foco puesto en la adaptabilidad, este jueves el Gobierno presentó el segundo de los proyectos que conforma la reforma laboral y que, según aseguró el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, no tendrá un impacto en las remuneraciones de los trabajadores.
Así, considerando que el proyecto incluye una jornada mensual de 180 horas (casi un 10% menos que lo que existe hoy), el titular fue consultado por qué no se tomó en cuenta la iniciativa de algunos parlamentarios de oposición de reducir la jornada laboral de 45 horas semanales a 40.
"Cuando uno hace reducciones de jornada mal hechas, puede producir un efecto, que fue lo que ocurrió la última vez, que las remuneraciones cayeron (en 2005) porque no cambió la optimización del tiempo y la productividad", respondió.
En esa línea, agregó que "hoy nosotros planteamos una jornada mensual de 180 horas que implica una reducción de jornada casi en un 10%, pero implica también que el trabajador se verá beneficiado de poder ordenar su horario y podrá optimizar su tiempo, algo que mejorará su calidad de vida y no impactará en las remuneraciones porque la productividad se mantiene".
El costo fiscal y la adaptabilidad
Tras la firma de la iniciativa, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, reveló que "el costo fiscal de este proyecto no es tan significativo, son $1.200 millones por año, que tiene que ver con la extensión del subsidio al empleo joven".
Por su parte, Monckeberg hizo hincapié en que "Chile necesita con urgencia modernizar nuestras normas e instituciones. La legislación chilena está hecha para empleos que hoy día ya han quedado en el pasado, el Código del Trabajo establece una jornada única de 5 o 6 días a la semana donde el trabajador está obligado a estar ocho horas diarias en la oficina entrando y saliendo a la misma hora".
En ese sentido, recalcó que hoy "las nuevas oportunidades laborales van para otro lado" y que se pueden realizar una serie de cambios a las actuales jornadas. "Es fundamental que pongamos el foco en mejorar la calidad de vida, porque no hay nada más precario que tener un trabajo que a uno lo encadene a jornadas rígidas con baja productividad".
"Lo que nosotros hacemos con este proyecto es permitirle al trabajador poder acordar una jornada más compatible con su vida"
Ministro del Trabajo
Y respecto a dicha adaptabilidad, Monckeberg explicó que son normas que requerirán la voluntad del trabajador y que no es algo que se pueda imponer. Así, consultado por quién tendrá la palabra final entre empleado y empleador, el ministro respondió: "Todas las herramientas de flexibilidad que aquí se mencionan son derechos que no pueden pasar por arriba de la voluntad del trabajador y son de común acuerdo".
"Hoy día los trabajadores no tienen ninguna posibilidad de elegir una jornada adaptable a su vida personal, le imponen la jornada de seis días con ocho horas. Eso es hoy. Lo que nosotros hacemos con este proyecto es permitirle al trabajador poder acordar una jornada más compatible con su vida", agregó.
Además, subrayó que "ninguna de estas normas condiciona la permanencia del trabajador. Aquí lo que se crean son oportunidades (…) Hay que sacarnos los prejuicios, si tenemos normas laborales que obligan a trabajar seis días a la semana y cerrarnos a los avances tecnológicos que permiten cosas como el trabajo a distancia, vamos por mal camino".