La nota hace un análisis de datos para comparar y saber cómo dejó a Argentina Cristina Fernández en 2015 y cómo entrega el poder Mauricio Macri ahora. Con el detalle de las cuentas públicas, inflación, deuda y valor del dólar se hace un balance comparativo de las gestiones de ambos mandatarios.
Cristina Fernández
En septiembre de 2017 el juez Thomas Griesa declara en desacato a Argentina. Por su parte, el Gobierno de Fernández decidió no acatar el fallo del magistrado norteamericano de abonar la deuda con los fondos buitre.
El fin del superávit: El ciclo kirchnerista comenzó con superávits gemelos, pero finalizó con déficits gemelos.
Al término de su mandato, en 2015, el resultado financiero (es decir, ingresos menos gastos incluido el pago de intereses de la deuda) fue deficitario y cayó al -5,1% del PIB, mientras que el resultado primario (ingresos menos gastos) también fue negativo: -3,8% del PIB. Estas cifras, entregadas por la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), se calcularon acorde con la metodología adoptada por el actual Ministerio de Hacienda argentino, que excluye los ingresos provenientes del Banco Central (BCRA).
Inflación por tres: Al finalizar su mandato la, en ese entonces, Mandataria casi triplicó la inflación que heredó en 2007.
Con el Indec ( Instituto Nacional de Estadística y Censos) intervenido por el Gobierno desde 2007 hasta 2015, las cifras oficiales sobre la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) no resultaron confiables. En diciembre de 2006, antes de la intervención del organismo, la inflación había arrojado un 9,8% anual; en 2015, creció al 26,9%, según los datos de la Dirección de Estadísticas de la Ciudad. Por otro lado, y por cifras del Indec intervenido, en noviembre de 2015 la inflación interanual acumulada fue de 14,3%.
Las variaciones de la deuda: Creció desde 2004 hasta 2015, pero bajó en términos del PIB.
En 2004, con el inicio del Gobierno kirchnerista, la deuda bruta de la administración pública argentina ascendió a US$192.000 millones, (el 118% del PIB); en 2007, tras negociaciones con los bonistas y pagos al FMI, bajó a US$154.270 (80% del PIB) y en 2015 finalizó en US$240.655 millones (el 52,6% del PIB). De este total, el 22,5% del Producto Interno Bruto era deuda con el sector privado y organismos bilaterales y multilaterales, incluida la deuda impaga con los holdout discusión que finalmente se zanjó en 2016, con la llegada del nuevo Gobierno.
El atraso cambiario: La contención del dólar derivó en el cepo cambiario para evitar la fuga de divisas.
En 2003, en el comienzo de la gestión kirchnerista, el dólar cotizaba a $2,90 argentinos; en 2015 el dólar oficial cotizaba a $9,82 (el dólar blue ascendía a $14,3). "En 12 años la variación del tipo de cambio fue del 238,5%, mientras la inflación, durante ese mismo período, fue del 804%", advirtió el economista Rafael Flores, de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP). A su juicio, este atraso cambiario fue lo que provocó la fuerte subida en el déficit comercial, que obligó al Gobierno kirchnerista a instrumentar el cepo cambiario en octubre de 2011.
Mauricio Macri
En mayo de 2018 se marca el retorno al FMI. Macri anunció el inicio de conversaciones con el organismo financiero para la obtención de un préstamo "preventivo". Luego se confirmó que sería de US$50.000 millones.
Equilibrio forzado: El Presidente trasandino ordenó las cuentas en el resultado primario a costa de un fuerte ajuste del gasto.
Según datos de ASAP, Macri finalizará su mandato con un resultado primario deficitario del -0,6% del PIB y un resultado financiero también negativo, del -3,8% del PIB.
Flores subrayó que el mayor ajuste del gasto para alcanzar el equilibrio en el resultado primario -base del acuerdo del Gobierno con el FMI- se produjo recién durante los dos últimos años del mandato actual. En el presupuesto 2020, el Gobierno pronostica un superávit primario del 1%.
Meta incumplida: Lejos de los objetivos planeados, en 2019 el índice del IPC argentino duplicará el de 2015.
El Gobierno de Macri planteó metas de inflación al comenzar su mandato: y para el último año de gestión proyectó un índice de un dígito, cercano al 5%. Al cierre de su gestión en 2019, la inflación alcanzará el 52,8%, según las proyecciones del Ministerio de Hacienda argentino. Las metas originales tampoco se cumplieron en los años anteriores: en 2016 alcanzó el 41%; en 2017 bajó a 24,8% (el índice más bajo de la gestión macrista) y en 2018 subió a 47,6%. Para 2020, el Gobierno prevé que caiga al 34,2% promedio.
Endeudamiento: Fuerte subida del endeudamiento para financiar el déficit y el "gradualismo".
Según el Ministerio de Hacienda trasandino, la deuda bruta de la administración central (actualizada al primer trimestre de este año) ascendía a US$324.898 millones (el 88,5% del PIB). De ese total, el 55,7% es deuda contraída con el sector privado y organismos multilaterales y bilaterales. La mayor parte fue utilizada para cubrir el déficit y los pagos de vencimientos. "El Gobierno optó por la vía de tomar deuda para financiar el 'gradualismo' y no aplicar un ajuste más drástico del gasto", explicó Flores.
Dólar imparable: En cuatro años, luego de tres corridas cambiarias, el tipo de cambio subió un 311%.
Macri asumió con un dólar oficial a $9,85; tras anunciar el fin del cepo cambiario, el dólar subió a $13,90. Ante el aumento persistente de la divisa, el Ejecutivo subió las tasas de interés, lo que mantuvo al dólar por debajo de los $20 hasta fines de 2017. En diciembre de 2018, tras dos corridas cambiarias, la divisa alcanzó los $39,23. Con la última corrida, tras las PASO (elecciones primarias en Argentina) de este año, el dólar subió más de diez pesos y pasó de $46,54 a $57,20. La variación del tipo de cambio fue, en cuatro años, del 311%.