El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha movilizado un paquete de ayuda de US$50.000 millones destinado a ayudar a países pobres y emergentes a combatir la expansión del coronavirus.
La directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, manifestó en Washington que el FMI cuenta con líneas de financiación de emergencia que se pueden desembolsar rápidamente.
De ese paquete de financiación, los países más pobres podrán acceder a US$10.000 millones sin necesidad de suscribir un programa de préstamo oficial, por lo que los países no tendrán que acordar con los técnicos del FMI una serie de políticas económicas para poder acceder a los fondos.
Los otros US$40.000 millones serán accesibles a los países miembros a través del Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR), una línea de préstamo disponible para los países que enfrentan una necesidad urgente de balanza de pagos, pero que no necesitan aplicar un programa de préstamo completo.
Asimismo, la directora gerente afirmó que el FMI también cuenta con el Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofes, que se usó para prestar apoyó a Guinea, Liberia y Sierra Leona durante la crisis del ébola de 2015.
Sin embargo, este instrumento cuenta únicamente con US$200 millones disponibles, frente a unas necesidades que podrían escalar hasta los US$1.000 millones.
Por este motivo, Georgieva ha instado a los países miembros del FMI a "ayudar a recargar" este instrumento para que esté "preparado para la actual crisis".
La máxima autoridad del FMI también apuntó que el Fondo cuenta con una capacidad total de préstamo, incluyendo todos los instrumentos de respaldo financiero del organismo, de hasta un billón de dólares.