Esta tarde se informó
que el Banco Central de Chile solicitó una Línea de Crédito Flexible (FCL, por sus siglas en inglés) de dos años por un monto de US$23.800 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI). Petición que está siendo analizada por el organismo.
Según un comunicado emitido por el FMI y replicado por el ente emisor, el directorio ejecutivo de la organización internacional se reunió esta martes para discutir la solicitud de esta línea de crédito, "la cual está disponible solo para países que tienen muy sólidos fundamentos macroeconómicos".
La mencionada herramienta "tiene por objeto proteger a las economías ante eventuales shocks externos al proporcionar un acceso amplio y por adelantado a los recursos del FMI, sin condiciones ex post", añade.
Además, de acuerdo al comunicado, la disponibilidad de la FCL "tiene por objetivo ayudar a alcanzar los objetivos del Banco Central ante eventuales situaciones de shocks externos severos, como los que podrían acompañar a un agravamiento significativo de los efectos globales de la crisis originada por el covid-19".
"La facilidad no está destinada a financiar gasto público", recalca el documento. Y agrega que la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, recomendará a dicho directorio ejecutivo la aprobación de la solicitud del Banco Central chileno cuando la instancia considere formalmente la petición.
La línea de crédito, según el Banco Central, no está sujeta a la condicionalidad de los tradicionales programas de ajuste del FMI para países que enfrentan una crisis de balanza de pagos. "La FCL no impone acciones previas al país que la contrata ni condicionalidades ex post en caso de que se realicen reembolsos. Basta con que el país cumpla con los exigentes criterios de calificación", dice el texto.
Desde su creación en 2009, México, Polonia y Colombia han contado con acceso a esta línea, a los que se agregaría Perú, país que también está a la espera de la aprobación formal.
Por último, el ente rector señala que el acceso a esta línea forma parte de la estrategia "del Banco Central para fortalecer su instrumental frente al riesgo de que se acentúen o prolonguen las condiciones económicas adversas derivadas de la crisis sanitaria".
"Esta provee un respaldo significativo no solo para enfrentar shocks externos más severos y elevar la confianza de los mercados, sino también para ampliar el conjunto de herramientas de que dispone el Banco para apoyar la transmisión de política monetaria y contribuir a la estabilidad financiera", concluye.