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Impuesto global mínimo a multinacionales: En qué consiste la propuesta que busca lograr un consenso internacional

Los ministros económicos del G20 discuten estos días este acuerdo que apunta contra los paraísos fiscales y forzaría a las grandes empresas a pagar impuestos de los que hoy están siendo exentas.

09 de Julio de 2021 | 18:02 | AP / Equipo Multimedia Emol
Negociadores de 131 países llegaron a un entendimiento sobre la forma en que se cobran impuestos a las multinacionales más grandes del mundo. Es un esfuerzo para mitigar las complejas estrategias internacionales utilizadas para eludir esos pagos, lo que significa a los gobiernos dejar de percibir miles de millones de dólares.

La propuesta está pensada para lidiar de mejor forma con un mundo donde la globalización y la economía digital significan que las ganancias pueden moverse fácilmente desde una jurisdicción a otra. El acuerdo sellado la semana pasada en conversaciones en París, está siendo debatido entre hoy y mañana por los ministros de finanzas del G20 en la reunión que sostienen en Venecia.

La clave del paquete de propuestas está en establecer un impuesto corporativo global mínimo de al menos un 15%, siguiendo a grueso modo propuestas esbozadas por el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Aunque el acuerdo es complejo en sus detalles, la idea detrás del impuesto global mínimo es bastante simple: si una multinacional zafa de pagar impuestos en el extranjero, tendría que al menos pagar el mínimo en casa.

Estos son algunos puntos sobre lo que se ha propuesto y cómo podría funcionar.

  • El problema: Paraísos fiscales y 30 años a la baja

    Archivo La Segunda

    Muchos países sólo aplican impuestos a los ingresos de los negocios internos de sus multinacionales, asumiendo que las ganancias de sus subsidiarias extranjeras serán gravadas donde lograron percibir ese dinero.

    Pero en la economía actual, las ganancias pueden fácilmente cruzar fronteras. Los ingresos muchas veces son intangibles, tales como marcas, derechos o patentes. Aquellos se pueden mover fácilmente donde los impuestos son más bajos. Algunas jurisdicciones también han sido muy generosas para ofrecer impuestos reducidos o exenciones totales para atraer inversión extranjera, incluso si las empresas no desarrollan negocios reales en ese lugar.

    Como resultado, las tasas de impuestos a las corporaciones han caído en los últimos años, una "carrera de 30 años a la baja en las tasas impositivas corporativas", en palabras de la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen.

    Desde 1985 a 2018, el promedio mundial de impuestos a corporaciones cayó del 49% al 24%. Desde 2000 a 2018, las compañías estadounidenses declararon la mitad de todos sus ingresos percibidos en el extranjero en tan solo siete jurisdicciones de bajos impuestos: Bermudas, las Islas Caimán, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Singapur y Suiza. La OCDE estima que se ha dejado de percibir entre 100 mil millones a 240 mil millones de dólares, o entre un 4% a 10% del ingreso total percibido por impuestos a las grandes empresas.

    Es dinero que muchos gobiernos podrían usar para paliar sus déficits, que han crecido por el gasto que ha significado costear la pandemia.

  • La solución: El impuesto global mínimo

    Las conversaciones se han centrado en establecer un piso para las tasas de impuestos a las corporaciones, para que cada país legisle un mínimo que pueda exigir a ingresos percibidos en el extranjero que no han sido gravados. En otras palabras, si una compañía "X" establecida en el país "Y" pagó muy poco o nada de impuestos sobre sus ganancias en el país "Z", el país "Y" podría aplicar impuestos a esas ganancias a través de esa tasa mínima.

    Esta estrategia eliminaría la razón básica de usar paraísos fiscales o de establecerse como uno. Biden ha propuesto un piso de 15% en las conversaciones globales, aunque la cifra podría ser incluso mayor.

  • Otro problema: Gravar a las compañías "digitales"

    Reuters

    Otra arista involucra a las empresas que obtienen ganancias en países donde no tienen presencia física. Esto puede ocurrir a través de publicidad digital o comercio en línea. Países liderados por Francia han comenzado a imponer impuestos "digitales" unilaterales que han afectado a las más grandes compañías tecnológicas de Estados Unidos, como Google, Amazon y Facebook. Estados Unidos ha calificado esas medidas como prácticas comerciales injustas, y ha amenazado con contraatacar a través de impuestos a algunas importaciones.

  • La solución: Asignar derechos de impuestos

    La propuesta de Biden se enfoca en las 100 multacionales más grandes y rentables del mundo, sin importar el rubro en que estén, digitales o no. Los países podrían reclamar el derecho a aplicar impuestos a una parte de sus ingresos, bajo una propuesta respaldada por las economías del G7, de hasta un 20% de las ganancias de compañías con un margen de beneficio superior al 10%. Los gobiernos tendrían que retroceder con sus impuestos digitales unilaterales, desarticulando así las disputas comerciales con Estados Unidos.

  • Los planes de Biden

    EFE

    El acuerdo, alcanzado la semana pasada en conversaciones convocadas por la OCDE, juega un rol importante para respaldar el empuje de Biden por conseguir cambios que, en su mirada, hacen que el sistema de impuestos sea más justo, generaría más ingresos para la inversión en infraestructura y energías limpias. Estados Unidos ya aprobó un impuesto a las ganancias obtenidas en el extranjero bajo el gobierno de Donald Trump. Pero Biden quiere prácticamente duplicar la tasa de la era Trump para llegar a 21%, y también cargar esa tasa dependiendo del país, para que así se pueda orientar particularmente a los paraísos fiscales. Biden también busca hacer más difícil que las compañías estadounidenses se fusionen con firmas extranjeras para evitar pagar impuestos en EE.UU.

    Todos estos cambios deben ser aprobados por el Congreso de Estados Unidos, donde los demócratas tienen una leve mayoría. Biden necesita un triunfo diplomático en las conversaciones de la OCDE, para que otros países impongan una forma de impuesto mínimo, para prevenir que las compañías eviten sus potenciales obligaciones arancelarias.

  • ¿Qué viene ahora?

    EFE

    El acuerdo logrado en la OCDE probablemente sea respaldado por los ministros económicos del G20, ya que todos los países miembros fueron parte de este. Todavía resta mayor trabajo técnico en la OCDE, antes que el G20 pueda darle su aprobación final en la cumbre de jefes de Estado y gobierno que se realizará entre el 30 y 31 de octubre en Roma. Luego vendría la implementación a nivel nacional.

    El impuesto mínimo global sería voluntario. Los países tendrían que incorporarlo en su sistema de impuestos por iniciativa propia. De acuerdo a Gabriel Zucman, profesor de economía en la Universidad de California en Berkeley, quien ha escrito extensivamente sobre paraísos fiscales, el impuesto mínimo serviría incluso si algunos países deciden no sumarse. En un tuit dijo que "si algunos países se rehúsan a aplicar el impuesto mínimo, entonces otros países recolectarán los impuestos que ellos se niegan a percibir".

    La propuesta de aplicar impuestos a las ganancias de empresas donde no tienen presencia física, tales como negocios en línea, sí requeriría que los países firmen un acuerdo internacional.

    Un obstáculo clave será la aprobación de las propuestas de Biden en el Congreso de Estados Unidos, que sería necesario para cumplir con el mínimo global. Actualmente enfrentan la oposición de los republicanos y el Presidente demócrata sólo maneja una sutil mayoría legislativa. Un rechazo en Estados Unidos, la economía más grande del mundo y que alberga a muchas de las multinacionales más dominantes, sería un golpe durísimo para llegar a un eventual acuerdo internacional. Cualquier parte de un tratado de impuestos requeriría un voto de dos tercios en el Senado de EE.UU. De todas formas, Biden podría argumentar que aprobarlo sería un alivio para las compañías tecnológicas estadounidenses, respecto a los impuestos digitales que deben pagar en algunos países, los que tendrían que ser eliminados en caso de un acuerdo global. Y esto último sería una idea que puede atraer el apoyo bipartidista en EE.UU.

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