El primer Informe de Política Monetaria (IPoM) de 2022 -y el primero en la era de Rosanna Costa- fue el que presentó el Banco Central esta mañana, sobre el cual existirán altas expectativas de parte del mercado respecto de las nuevas proyecciones del instituto emisor ante el duro panorama económico al que debe hacer frente el recién asumido Gobierno de Gabriel Boric.
La desaceleración económica tras el inédito dinamismo de 2021 ya comenzó, y ahora además de la pandemia de covid-19 y la incertidumbre política en el país, se suma un nuevo foco de atención: la invasión rusa en Ucrania, lo que está presionando aún más los precios en un Chile que ya convive hace un tiempo con una alta inflación.
Así entre los principales focos de atención en este IPoM estaban las nuevas estimaciones de crecimiento para 2022 y 2023, la expectativas en cuanto a inflación y lo previsto para una inversión que podría verse afectada en medio del trabajo de la Convención Constitucional y la ambiciosas reformas que pretende impulsar el Ejecutivo.
Tal y como esperaban varios analistas, el Central dio cuenta de una visión más pesimista en cuanto la expansión del PIB este año, proyectando un crecimiento de entre 1% y 2%, aún más bajo que el ya modesto pronóstico expuesto en diciembre (entre 1,5% y 2,5%).
Para 2023, en tanto, no descatarta que la actividad incluso caiga, esperando una expansión de entre -0,25% y 0,75%, también más baja que el rango entre 0% y 1% expuesto en el informe anterior. Para 2024, la apuesta es de un crecimiento de entre 2,25% y 3,25%.
"Es importante notar que estas estimaciones difieren significativamente de las expectativas privadas -la mediana de la Encuesta de Expectativas Económicas y Consensus Forecast, ambos de marzo de 2022-, las que suponen que tanto el consumo como la inversión seguirán expandiéndose en 2022 y 2023, y que el aumento del PIB se ubicará por sobre el límite superior del rango previsto para cada año", apuntó el documento.
Además, indicó que "los datos de fines de 2021 y comienzos de 2022 apuntan a que la economía ya estaría en una senda de reducción de los elevados niveles de gasto del año pasado, proceso que está ocurriendo a una velocidad algo más rápida que lo previsto".
Por otra parte, el ente rector proyecta que el consumo privado y la inversión -medida como formación bruta de capital fijo- se contraerán durante el bienio 2022-2023. "En el caso del consumo, será clave la elevada base de comparación, el descenso de la liquidez acumulada en los últimos trimestres -parte de la cual se ha destinado a ahorro- y la menor disponibilidad de crédito. En la FBCF jugarán un rol fundamental las condiciones financieras más estrechas y la persistencia de una mayor incertidumbre", señaló.
En esa línea, se espera que el consumo total caiga 0,2% en 2022 y 0,8% en 2023, mientras que la inversión retrocedería un fuerte 3,8% este año -mayor al -2,2% previsto en diciembre- y 0,2% el próximo.
Inflación cercana a 10%
En cuanto a la inflación, el informe destacó que esta y sus perspectivas de corto plazo han continuado al alza, anticipando niveles cercanos a 10% a mediados de este año.
Asimismo, expuso que esta que esta mayor inflación sigue respondiendo, principalmente, al excesivo incremento del gasto de los últimos trimestres, lo que está teniendo efectos significativos en las familias.
"Este impacto se ha acentuado en un escenario de importantes presiones de costos, las que han vuelto a aumentar a causa del shock sobre los precios de las materias primas provocado por la invasión de Rusia a Ucrania", dijo.
De todas formas, en su escenario central el instituto emisor pronostica que la inflación tendrá un "rápido descenso" a partir de la última parte de 2022, ubicándose en torno a 3% a inicios de 2024.
"El descenso de la inflación se verá intensificado por un retroceso en los precios de la energía y algunos alimentos. La inflación subyacente, en cambio, tendrá una reducción más pausada, más influida por la reversión de la brecha de actividad. Con todo, también se situará en torno a 3% para inicios de 2024", acotó.
Tasa de interés
La potente alza de precios en el país ha obligado al Banco Central a actuar y ayer informó una nueva y fuerte subida de la Tasa de Política Monetaria (TPM) -aunque menor a la esperada por los analistas- de 150 puntos base para fijarla en 7% -la más alta desde 2009-.
Con todo, en el IPoM sostuvo que "de darse los supuestos en el escenario central", futuros aumentos de la tasa de interés serían menores que los realizados en los últimos trimestres.
"Si bien el aumento de la TPM ha sido rápido y significativo, los riesgos para la convergencia de la inflación persisten. El Consejo los monitoreará cuidadosamente, velando por que se garantice la convergencia de la inflación a la meta en el horizonte de política monetaria de dos años", afirmó.
El escenario central de este IPoM incorpora una dinámica inflacionaria más persistente que lo usual, en parte, como resultado de niveles de inflación esperados por encima de la meta de inflación a los horizontes habituales", agregó.
Escenarios de sensibilidad y riesgos
Dentro de los escenarios de sensibilidad y riesgos apuntados por el Central, se considera la eventualidad de que la persistencia de la inflación aumente, lo que requeriría de una "respuesta de política monetaria mayor que la del escenario central". Por otra parte, también advirtió la posibilidad de que la construcción de la actividad y la demanda sea más intensa que lo esperado.
"En esa trayectoria negativa podrían combinarse, entre otros factores, un deterioro mayor de las expectativas y del mercado laboral y un impacto superior de la incertidumbre en la inversión. Esta sensibilidad requiere de una reducción más rápida en respuesta a una actividad más débil que lo previsto en el escenario central", manifestó.
Por último, alertó sobre un escenario en el que "los impactos de la guerra en Ucrania adquieren características mucho más nocivas sobre la economía. En esa situación se podría gatillar una desaceleración más severa o incluso una recesión mundial, además de un empeoramiento significativo de las condiciones financieras, particularmente para países emergentes".
"Sin embargo, por la propia incertidumbre que rodea al conflicto, es difícil anticipar cuáles efectos predominarían en las decisiones de TPM de materializarse una situación de este tipo", concluyó.