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"Se sale menos y hasta más temprano": Cambios de hábitos en Chile obligan a industria gastronómica a ajustarse

Desde el sector señalan que tras el estallido y la pandemia las actividades nocturnas han cambiado. Los altos precios, el complejo panorama económico y, sobre todo, la inseguridad, explican el fenómeno.

14 de Agosto de 2024 | 06:03 | Por Pablo San Martín, Emol
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El Mercurio
Hasta antes del estallido, a José Manuel le gustaba ir a conocer nuevos bares. Un mes se sentaba en uno en Las Condes, al otro en Santiago y luego en Ñuñoa. Era el ritual que tenía con uno de sus mejores amigos. El estallido y la pandemia, sin embargo, terminaron con eso. Hasta hoy no lo han vuelto a retomar.

"En realidad uno siente que ya no es muy seguro. Además todo está mucho más caro", comenta. "Y bueno, también los intereses cambian", confiesa.

Como José Manuel, son muchos quienes tras el estallido y la pandemia, y en medio de un escenario económico más débil, han cambiado sus comportamientos de consumo. Explica que todavía sale, pero menos, hasta más temprano y usualmente a lugares que ya conoce.

Esta semana el emblemático Bar Liguria de Providencia anunció que daría un nuevo enfoque a su negocio. Justamente para adaptarse a lo que buscan hoy los clientes. "Producto de la inseguridad en Santiago y en Chile, la gente cambió sus comportamientos de consumo y sus horarios", dijo Marcelo Cicali, dueño del local, a Ex-Ante.

"El cliente se va a la casa más temprano, ya no hay la noche que nos gustaba, pero creo que todo se está rearmando", aseveró también.

La industria gastronómica, en general, lo ve como Cicali. Piensan que los hábitos de consumo se han modificado y reconocen que les afecta. Y en buena medida, apuntan a la inseguridad.

Seguridad y economía


Máximo Picallo, presidente de la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), explica que tras la pandemia quedaron instaladas algunas de las prácticas, como las de cerrar más temprano. Sin embargo, señala que "las personas están más reacias a salir de noche. Las actividades nocturnas están rezagadas, por un lado por el tema económico, pero también por el lado de la seguridad".

En esa línea, sostiene que hoy al sector le cuesta más encontrar personas que estén disponibles a trabajar en horario nocturno, "por los temas de seguridad".

Patricio Lonati, director de la rama de gastronomía y eventos de la Multigremial Nacional, coincide con Picallo. Apunta a la percepción de inseguridad, "que claramente está afectando a distintos sectores de Santiago y genera que los consumidores elijan alternativas más seguras de recreación y con horarios más acotados".

Esto, dice, es "lo que ha afectado las ventas de las pymes y el cierre de locales como ocurrió con Liguria".

Lonati asevera, asimismo, que "solo los barrios que refuercen la seguridad en forma efectiva, van a sobrevivir a la delincuencia". Así, apunta a ejemplos internacionales, como el barrio Palermo de Buenos Aires, "donde con una presencia policial amigable y permanente en cada esquina, generan un sentido de seguridad que permite que haya vida nocturna y un desarrollo gastronómico y turístico sustentable".

Por su parte, María José Mattus, profesora de la Facultad de Economía y Negocios de la Unab, explica que "el consumo se está concentrando entre jueves y domingo, más que, como sucedía antes, de lunes a lunes, aun cuando esta una industria en la que se percibe movimiento todos los días".

"La gente está saliendo menos sola -agrega- y está organizando su salida en términos de tiempo, se juntan más temprano, salen más temprano y vuelven más temprano. También hay sectores, como Bellavista o Lastarria, a los que las personas están yendo menos".

Dardos a la regulación


Picallo asegura que la ley de 40 horas es una ley que afecta el tema de los horarios. "Hemos solicitado que para el sector gastronómico existe un estatuo especial, en que se de esta jornada de 40 horas, pero con una flexibilidad que permita trabajar en los horarios en que los restaurantes venden".

Nicolás Román, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, por su parte, va un poco más atrás.

"Leyes más restrictivas, han tenido impacto en el sector gastronómico. Tenemos las limitaciones al humo del tabaco (primero separando ambientes y luego limitándolo a las terrazas externas); la tolerancia cero al alcohol ante fiscalizaciones de conductores y finalmente las adecuaciones a leyes laborales más restrictivas como es la reducción de la jornada", explica.

"Luego -sostiene- la pandemia, que dejó a la industria a mal traer, endeudada y sin posibilidades de invertir, finalmente, un clima de inseguridad y restricciones presupuestarias en un país que lamentablemente no crece, son parte de las explicaciones de lo que viven muchos restaurantes, pubs y bares de la región metropolitana".

"Los hábitos cambian y se adecuan a las nuevas condiciones del mercado. Se sale menos, solo a lugares seguros y más temprano", concluye.

La experiencia de un restaurante


El famoso Giratorio de Providencia ha notado el cambio en el comportamiento de los consumidores. Marcela Inda, de la gerencia de restaurante explica que "luego de la pandemia hubo un cambio de hábito de las personas respecto a salir hasta más temprano, donde también hubo una tendencia inicial de seguir optando por el delibery".

"Como sector -sostiene- esperábamos que ese cambio fuese transitotorio y que volveríamos a la normalidad que existía previo a la pandemia, a medida que pasara el tiempo". Asimismo, explica que la "sensación de inseguridad que se ha instalado en el último tiempo en la ciudadanía también ha incidido de alguna manera en estos cambios de hábito".

Inda ha notado que las personas salen a comer más temprano. Según su experiencia, esto ocurre entre 19:30 y 20:30. "Nosotros actualmente en el Girarorio recibimos personas hasta las 21:30 y cerca de las 11 ya estamos cerrando", cuenta.

Así, dice que "también hay un tema con el horario del transporte público en la capital, ya que el Metro funciona sólo hasta las 23 horas, lo que desincentiva a las personas a salir hasta más tarde".

"El que haya menos movimiento nocturno en la ciudad tiene un efecto en la demanda y también en los ingresos. Por ello, la industria se ha tenido que ir ajustando a los nuevos tiempos y a esta realidad, buscando alternativas que permitan orientar esa demanda a otros horarios", concluye.
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