La transición hacia modelos sostenibles ha dejado de ser una opción lejana para las pequeñas y medianas empresas (pymes) y se ha convertido en una necesidad estratégica. Incorporar prácticas que reduzcan el impacto ambiental y mejoren las relaciones con la comunidad no solo responde a demandas actuales, sino que puede fortalecer su competitividad. Cada vez son más los consumidores y aliados que buscan empresas responsables, y las pymes tienen la oportunidad de aprovechar esta tendencia para impulsar su crecimiento.
Sin embargo, migrar hacia la sostenibilidad implica desafíos que van desde la falta de recursos hasta la necesidad de conocimiento específico. Frente a estos obstáculos, los expertos destacan que con una visión clara y pasos concretos, las pymes pueden lograr una transformación gradual sin poner en riesgo su rentabilidad. Para ello, es clave contar con estrategias que alineen sus capacidades y objetivos con prácticas responsables que beneficien a todos los actores involucrados.
Héctor Osorio, economista de la consultora PKF, e Ignacio Munizaga, experto en pymes y gerente de la startup Magnet, comparten algunas recomendaciones para que los emprendedores puedan avanzar hacia modelos sostenibles sin comprometer sus finanzas y, al mismo tiempo, fortalecer su relación con los consumidores.
Ventajas de la sostenibilidad para las pymes
Según Héctor Osorio, las pymes tienen ventajas únicas en comparación con empresas de mayor tamaño, lo cual les permite implementar prácticas sostenibles de manera ágil y efectiva. “Las pymes, antes que todo, son empresas. Son empresas que tienen ventajas comparativas y, de alguna forma, competitivas respecto de empresas más grandes. ¿Cuáles son las grandes ventajas de los emprendimientos y que a veces pasan desapercibidas? Fundamentalmente, que al ser conformadas por un número limitado de personas, las relaciones humanas que pueden desarrollarse en ellas son especialmente creadoras de valor,” señala Osorio.
Estas características hacen que las pymes puedan adoptar prácticas sostenibles que generen valor desde la cercanía y el compromiso de sus integrantes. La sostenibilidad, en este sentido, no solo mejora la reputación de la empresa, sino que también fortalece el sentido de pertenencia de los empleados, algo que, en compañías de mayor tamaño, puede ser más difícil de lograr.
Para Ignacio Munizaga, incorporar la sostenibilidad también puede reducir costos y mejorar la competitividad, ya que permite una mayor eficiencia en el uso de los recursos y atrae a clientes que valoran el compromiso ambiental. “Adoptar prácticas sostenibles es beneficioso, ya que permite reducir costos mediante un uso eficiente de los recursos, atraer a clientes que valoran el compromiso ambiental y mejorar la competitividad en mercados que priorizan la sostenibilidad”, explica Munizaga.
Desafíos y estrategias para implementar la sostenibilidad
Uno de los principales obstáculos para las pymes es la percepción de que adoptar prácticas sostenibles puede implicar altos costos iniciales. Munizaga sugiere que la clave está en identificar áreas específicas de impacto, como el consumo de energía y materiales. “Recomendaría comenzar por evaluar las áreas de mayor consumo, como el uso de energía y materiales. Un primer paso sencillo es implementar herramientas de gestión que optimicen el uso de recursos o digitalizar procesos para reducir el consumo de papel”, añade el gerente de Magnet.
Por su parte, Osorio señala que la sostenibilidad debe centrarse en “pocos críticos”, es decir, en aquellas acciones de gran impacto que pueden implementarse con pocos recursos. “La idea de sostenibilidad para una pyme fundamentalmente pasa por encontrar dos o tres herramientas, dos o tres acciones que, si bien pueden ser pocas, deben ser altamente impactantes”, comenta Osorio, quien destaca que al enfocarse en objetivos específicos y alcanzables, las empresas pueden mejorar su eficiencia sin comprometer su rentabilidad.
Reputación y coherencia a largo plazo
Tanto Osorio como Munizaga coinciden en que la reputación es uno de los beneficios más valiosos que la sostenibilidad puede aportar a las pymes. No obstante, advierten que las prácticas sostenibles deben ser consistentes a lo largo del tiempo para evitar una percepción negativa. “Si declaramos algo, tenemos que ser capaces de mantenernos en ese camino que declaramos como nuestro. Por el contrario, si declaramos grandilocuentemente que vamos a hacer determinada acción y somos incapaces de sostenerla en el tiempo, nos estamos haciendo daño”, afirma Osorio.
Para Munizaga, la sostenibilidad permite a los emprendimientos destacar en comparación con las grandes empresas, siempre que sepan transmitir su compromiso de manera genuina y cercana. “Lo primero que debe hacer una pyme es sondear con sus clientes qué atributos, entre ellos la sostenibilidad, valoran más. Si la sostenibilidad es uno de ellos, la pyme puede generar un impacto más directo, ya que suelen percibirse como más auténticas que las grandes empresas”, agrega.
Incentivos y las políticas gubernamentales
En cuanto a los incentivos para motivar la transición hacia la sostenibilidad, ambos expertos reconocen que aún existen limitaciones. Osorio destaca la necesidad de incentivos gubernamentales específicos que guíen a las pymes en esta dirección: “La autoridad tiene un papel que jugar y, en ese sentido, es el primer llamado a cumplir, a liderar un proceso de sostenibilidad para todas las organizaciones”.
Munizaga, por su parte, sugiere que se amplíe la oferta de programas específicos para pymes, junto con capacitaciones que les permitan comprender el impacto positivo de las prácticas sostenibles. “Para la mayoría de los casos, los incentivos disponibles no son suficientes o están orientados principalmente a grandes empresas. Sería bueno aumentar la oferta de programas específicos junto con capacitaciones para pymes”, concluye.
