Cumplir con las proyecciones tributarias "nunca ha sido fácil", dicen quienes han estado en esos zapatos. La preocupación cobró mayor fuerza, luego de que hace unas semanas, el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) recomendara un ajuste adicional de US$1.500 millones en el gasto público para corregir la desviación de la meta fiscal de 2024.
Lo anterior, ya que se alcanzó un déficit estructural del 3,2% del PIB, superando en 1,3 puntos la meta del Gobierno (1,9%).
En este contexto, economistas y exautoridades de Hacienda analizaron las causas del desbalance y las opciones para un ajuste sostenible. Por eso, los expertos coinciden en que el ajuste fiscal es inminente, pero también difícil de concretar sin acuerdos políticos amplios.
Es en ese marco que remarcan que con un 2025 desafiante en términos fiscales, la clave estará en lograr equilibrios que permitan cumplir con las metas sin desestabilizar el gasto social y las inversiones clave de la próxima administración. ¿Es necesario
Dificultad de proyectar ingresos tributarios
Pablo García, economista y docente de la Escuela de Economía de la UAI, y ex vicepresidente del Banco Central, explicó en entrevista con El Mercurio que "siempre es difícil proyectar los ingresos tributarios" debido a su alta volatilidad.
"El Informe de Finanzas Públicas del cuarto trimestre muestra que las desviaciones de los últimos 20 años son grandes. No es la primera vez que se produce una desviación del balance estructural respecto de lo que se pensaba", indicó.
"Eso va a requerir acuerdo político en el Congreso. Eso no es fácil. En año electoral es más difícil todavía. Es una ilusión creer que el gasto fiscal se corta fácil, de que hay grasa que se puede eliminar sin dolor"
Pablo García, ex vicepresidente del Banco Central
En cuanto a la merma en la recaudación, García detalló que "como economía hubiésemos pensado que los impuestos iban a ser cierta cantidad a principios de 2024 y nos terminaron bajando los tributos. Fue algo grande, de unos US$4.000 millones".
Para el economista, esto se debe a que "hoy es más difícil proyectar la recaudación tributaria porque la economía chilena quizás estructuralmente es más distinta a lo que era en prepandemia".
La variabilidad en los sectores económicos ha complicado aún más las proyecciones fiscales. "Los sectores se rebalancearon. Hay más boyantes, menos boyantes. Si ves la recaudación tributaria, cómo se mueve respecto a la dinámica de la economía, no es una cosa constante", afirmó García.
En cuanto a la manera de corregir la situación fiscal, García enfatizó que "hay que seguir trabajando para mejorar nuestras proyecciones".
Asimismo, aclaró que "esto no fue porque el gobierno gastó más de lo que debía". Sin embargo, subrayó que "si uno tiene compromisos que nos hemos autoimpuesto respecto a nuestras metas fiscales, esos compromisos es importante cumplirlos".
De cara a 2025, García recalcó que "el único instrumento que se tiene a mano para cumplir con la meta fiscal de deuda y déficit es con un grado mayor de austeridad fiscal". Y advirtió que "cambiar tributos a este plazo no se puede. Es muy difícil", por lo que la única alternativa es "tener anuncios que impliquen un ajuste del gasto".
Para lograr esto, señaló que "eso va a requerir acuerdo político en el Congreso. Eso no es fácil. En año electoral es más difícil todavía. Es una ilusión creer que el gasto fiscal se corta fácil, de que hay grasa que se puede eliminar sin dolor".
Ajustes con impacto político y social
Sergio Granados, exdirector de Presupuestos del segundo gobierno de Michelle Bachelet, coincidió en que "es más bien difícil rebajar gastos y se requiere un acuerdo político muy robusto, porque no tenemos bolsones de recursos mal utilizados".
En su opinión, "se pueden hacer ajustes, es cierto, pero serán con mucho dolor", según dijo a Emol.
"Sería muy irresponsable estimar números porque hay que conocer el detalle de los gastos para realizar un ajuste quirúrgico. Que se puede, sin duda, pero gradualmente"
Sergio Granados, exdirector de Presupuestos
Granados sugirió una estrategia para el próximo gobierno: "No proponer políticas públicas populistas que aumenten la presión por gastos", y recomendó "revisar los proyectos de ley que van a quedar en trámite y desechar los que no contribuyan a mejorar la productividad fiscal". También enfatizó que "no se debe afectar la inversión pública".
"Sería muy irresponsable estimar números porque hay que conocer el detalle de los gastos para realizar un ajuste quirúrgico. Que se puede, sin duda, pero gradualmente", aseveró.
Por su parte, Cristina Torres, exdirectora de Presupuestos y actual investigadora de la USS, proyectó que "al menos para el año 2025 se llegue a un ajuste de gasto por US$1.500 millones para cumplir la mitad de balance fijada originalmente para este año".
Torres alertó que la próxima administración enfrentará un panorama fiscal estrecho.
"Una nueva administración ingresará con holguras negativas, lo que implica nulos espacios para financiar nuevos compromisos en materia de necesidades públicas", sostuvo. En su opinión, será clave "realizar un ajuste de entrada para poder encontrar espacios, pero hacia delante realizar cambios de fondo para contener el gasto sostenido", indicó a Emol.
Mientras que Macarena García, economista senior de Libertad y Desarrollo, sostuvo a Emol que la pregunta es "¿cuánto se debe recortar de forma de no afectar el costo y el acceso a la deuda pública?", ya que según afirmó, "ha crecido en forma vertiginosa desde su mínimo en 2008".
A su vez, indicó que "las estimaciones respecto de la necesidad de recorte del gasto (US$1.500 millones) están basadas en las estimaciones que ha hecho la misma Dipres respecto de sus ingresos, por lo que falta información para tener estimaciones propias".
Con todo, García aseveró que "como Pablo (García) bien dice, el recorte será con dolor dada la magnitud del ajuste. Mientras más se siga postergando el ajuste de gasto, más doloroso será".
"Por tanto, debe haber acuerdo político transversal en el ajuste. Si no está apoyado por todos los sectores, es difícil que se alcance la meta", concluyó.
En tanto, Cecilia Cifuentes, directora ejecutiva del Centro de Estudios Financieros ESE Business School, enfatizó a Emol "en realidad parte de la importancia que tiene recuperar la sostenibilidad fiscal".
"Más que recortar el gasto público, lo que uno necesita es hacerlo más eficiente para obtener recursos y poder financiar otras políticas"
Cecilia Cifuentes, directora ejecutiva del Centro de Estudios Financieros ESE Business School
"Aquí hay dos temas importantes: Más que recortar el gasto público, lo que uno necesita es hacerlo más eficiente para obtener recursos y poder financiar otras políticas", remarcó.
Según ejemplificó Cifuentes "si uno estableciera que el gasto total se va a mantener constante en términos reales, eso ya permitiría, en la medida que la economía crezca, recuperar la sostenibilidad fiscal".
"Ahora, como de todas maneras hay ciertos temas que van a generar algún gasto público, el objetivo principal es reasignar y el objetivo apunta a que, por lo tanto, dentro de un período de cuatro años uno pueda reasignar un monto cercano a los US$6.000 millones", indicó.
¿Dónde recortar?
Torres identificó áreas donde se pueden hacer ajustes. "Es posible ajustar gastos en materia de personal poniendo límite a las contrataciones; de bienes y servicios de consumo, restringiendo presupuesto y usos; así como revisar el peso administrativo de ciertas prestaciones".
También llamó a "realizar ajustes en la ejecución a través de reducción de presupuesto para programas con hallazgos, revisión de la cartera de programas que ejecutan presupuestos de menor envergadura con impacto menor y estudiar duplicidades".
Alejandro Weber, exsubsecretario de Hacienda y decano de Economía y Gobierno de la USS, planteó que "el próximo Gobierno no tendrá una tarea fácil, pero es razonable comprometer 2 puntos del PIB de recorte en cuatro años. Eso implica reducir US$1.500 millones por año, lo que podría implicar congelar en algunos años el crecimiento real del presupuesto, ajustándolo solo por inflación".
"El próximo Gobierno no tendrá una tarea fácil, pero es razonable comprometer 2 puntos del PIB de recorte en cuatro años. Eso implica reducir US$1.500 millones por año, lo que podría implicar congelar en algunos años el crecimiento real del presupuesto, ajustándolo solo por inflación"
Alejandro Weber, decano de Economía y Gobierno de la USS
Según Weber, las áreas con mayor margen para ajustes incluyen "
empleo público, compra de bienes y servicios y ajuste en algunos programas". Sobre empleo público, señaló que "lo lógico es poner una regla para equiparar el crecimiento del empleo fiscal al crecimiento del empleo privado. Hoy el empleo público crece al 5% anual, mientras que el privado crece al 2%".
En cuanto a la compra de bienes y servicios, propuso "aplicar rebajas anuales de presupuesto, con un promedio del 5% por servicio público, para áreas no prioritarias. Solo esta vía permitiría ahorros anuales cercanos a los 650 millones de dólares".
Sobre los programas gubernamentales, Weber detalló que "de los 700 programas que existen, 187 son pequeños y muchos presentan duplicidad. Es mucho más eficiente fusionar y eliminar, que seguir operando programas de bajo impacto y altos costos de operación".
Mientras Cifuentes consignó que "lo que se necesita es hacer una reforma al estatuto administrativo que permita, de alguna forma, ser más eficiente el gasto en personal. Esa sería una forma de lograr recursos".
"Y lo otro es atacar ciertos frentes que tienen que ver con ineficiencia, como son temas como la evasión al transporte público, el contrabando de cigarros que genera una evasión de impuestos fiscales en torno a US$1.500 millones al año, el tema de las licencias fraudulentas de Fonasa. O sea, ahí hay recursos. Probablemente no es realista pensar que esos temas se van a resolver completamente, pero sí buscar mecanismos para reducir la evasión y reducir este tipo de fraudes y de ahí obtener recursos", concluyó Cifuentes.
Con todo, Weber advirtió que "estamos en un punto de inflexión: o cortamos gasto fiscal relevante o nuestro país se irá por un camino sin retorno, considerando por ejemplo que la reciente reforma de pensiones sumará US$5 mil millones más de gasto por año cuando esté en régimen".
Para la economista de LyD, entre los posibles gastos a revisar están "el tamaño del Estado a través de la reducción importante de ministerios y, por sobre todo, subsecretarías; la racionalización de los programas púbicos que incluya la eliminación de los programas que no son prioritarios, están duplicados o mal focalizados; reducción de la evasión del transporte público y del mal uso de las licencias médicas, entre otros".