Uno de los legados que más se ha comentado tras el fallecimiento del Papa Francisco es el de las reformas que impulsó en aras de mejorar la transparencia financiera en el Vaticano. Es que el Sumo Pontífice llevó adelante auditorías externas y generó nuevas regulaciones para elevar los estándares.
En específico, Francisco hizo visible la magnitud del patrimonio inmobiliario del Vaticano, que reveló posesiones de más de cinco mil propiedades distribuidas por Italia y el resto del mundo. Asimismo -en medio del proceso de reformas- reportó 89 actividades sospechosas, lo que dejó en evidencia problemas internos y concluyó con un juicio sin precedentes contra diez personas.
Francisco creó, además, una serie de instituciones para modernizar la estructura financiera del Vaticano. En 2014 constituyó la Secretaría de Economía, que supervisa cada actividad económica y administrativa de la Santa Sede. Y que está dirigida por un cardenal y asistida por un consejo de expertos laicos.
Reformó, también, la Autoridad de Información Financiera (AIF), renomrándola como Autoridad Supervisora e Información Financiera (ASIF) y entregándole atribuciones para prevenir el lavado de dinero y facilitar la vigilancia.
Empujó también recortes en la Curia Romana; una reforma al sistema de pensiones, para asegurar que se mantenga en equilibrio; y una política de inversiones que excluye aquellas de carácter especulativo.
Hoy -y tras las reformas de Francisco- el Vaticano cuenta con distintas instituciones que intervienen en la administración económica. Entre ellas el hace poco creado Consejo para la Economía, el Instituto para las Obras de Religión (IOR); el Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA); y la Secretaría para la Economía.
Los ingresos y cómo es el Banco
María José Navasal, doctora en Historia, académica de la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián y secretaria de la Sociedad de Historia de la Iglesia en Chile, explica que el Vaticano tiene un banco (IOR) que es propio del Estado y que a nivel internacional se asume como privado, con secreto bancario total.
Sus ingresos -comenta- son adquiridos por tres vías: la primera de ellas son las donaciones, dineros y bienes que ingresan en forma directa no siendo grabadas, que se asumen que van en beneficio del papa.
Luego -explica- están las más de cinco mil propiedades que reditan como inversiones, sumado a acciones, de las cuales, la gran mayoría se encuentran en la península itálica. Por último, se encuentran aquellos aportes que vienen de los miles de turistas que visitan los museos.
"Si observamos hoy en la red, el valor que cuesta que una persona visite los museos vaticanos, con un recorrido que incluye la capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro, con visita guiada completa, equivale a 95 euros, con un promedio de 5.000.000 de visitantes al año, arrojando 9,5 millones de euros, devengando gastos, transformándose en una entrada fija para la mantención de la Curia Romana", explica Navasal.
En relación al rol que juega el Papa en el control de las finanzas, Navasal dice que el Sumo Pontífice es responsable no solo del acompañamiento espiritual de la feligresía, sino que también del bienestar de los casi 760 ciudadanos que trabajan allí.
En relación al rol que juega el Papa en el control de las finanzas, Navasal dice que el Sumo Pontífice es responsable no solo del acompañamiento espiritual de la feligresía, sino que también por el bienestar de los casi 760 ciudadanos que trabajan allí
"El interés, en especial del Papa Francisco por el manejo de los recursos, desde su visión de austeridad y pastor, le llevó a bajar los altos costos que se mantenían, especialmente en lujos innecesarios como vehículos, servicios de hospedaje gratuitos para diversos personeros de la curia", asegura.
Anastasía Assimakópulos, abogada de derecho canónico y académica de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, especifica que ahora "que estamos en momento de sede vacante, le corresponde al cardenal Camarlengo (Kevin Farrell, quien anunció la muerte del Papa) administrar los bienes y derechos temporales de la Santa Sede, hasta que se elige un nuevo papa".
Por el momento, mientras no haya un nuevo Sumo Pontífice, hay una serie de operaciones financieras que no se pueden llevar a cabo. De hecho, Assimakópulos apunta que por ahora los bienes solo se pueden proteger y gestionar, pero que hay "una serie de funciones o de actos jurídicos que no se pueden realizar. Por ejemplo: enajenaciones, donaciones, compraventas, arrendamientos".
Déficit cero
En 2023, la Santa Sede cerró su ejercicio con un déficit operativo de US$ 89,6 millones, en un escenario marcado por el envejecimiento de su personal y una creciente presión sobre el Fondo de Pensiones, factores que amenazan la sostenibilidad financiera del Vaticano.
Ante esta situación, en septiembre de 2024, el Papa Francisco envió una carta al Colegio Cardenalicio instando a redoblar los esfuerzos para avanzar en la reforma económica de la Santa Sede, con el objetivo de alcanzar una administración basada en una política de déficit cero.