Carrie Fisher caracterizada como la "Princesa Leia", el rol que marcó un antes y después en su carrera.
Archivo El Mercurio.
SANTIAGO.- Antes de interpretar a uno de los personajes más populares en la historia del cine y de convertirse en un figura de culto en Hollywood, Carrie Fisher ya estaba acostumbrada a las luces, a las cámaras y a los estudios de grabación. La actriz tras la "Princesa Leia", que este martes falleció a los 60 años luego de enfrentar problemas cardiacos en un avión el viernes pasado, tuvo una vida intensa desde que era una niña.
Fisher nació bajo la atención que despertaban sus padres: la actriz Debbie Reynolds y el cantante Eddie Fisher. Con sólo tres años, Carrie fue testigo del mediático quiebre, luego de que el músico tuviera un "affaire" con Elizabeth Taylor y poco después contrajese matrimonio con ella.
Su debut en la industria del espectáculo fue a los 13 años, cuando participó en una película para televisión de su madre, "Debbie Reynolds and the Sound of Children". Tras ese rol, esperó hasta cumplir 19 para aparecer en su primera película, "Shampoo" (1975) del director ganador del Oscar Hal Ashby.
No obstante, su vida personal y profesional tuvo un antes y después en 1977, con el estreno de "Star Wars: Una nueva esperanza". Su rol como la Princesa Leia Organa la convirtió en una estrella internacional, y pavimentó un exitoso camino en el mundo del cine durante la década del ochenta. Por aquel entonces actuó en cintas como "Cuando Harry conoció a Sally" de Rob Reiner y "Hannah y sus hermanas" de Woody Allen.
Posteriormente, en 1990, sumó una nueva faceta a su carrera: la de escritora. La novela autobiográfica "Postales desde el filo" fue un éxito de ventas y la llevó a debutar como guionista, pues lo adaptó al cine para una comedia protagonizada por Meryl Streep y Shirley MacLaine. La cinta mostraba a una joven actriz intentando reconstruir su vida tras una sobredosis.
Y es que Fisher comenzó a consumir drogas a inicios de los ochenta. En una entrevista incluso contó que solía aspirar cocaína en el rodaje de "El imperio contraataca". Tras darse cuenta de su adicción inició una terapia y se mantuvo sobria por varios meses, pero en 1985 sufrió una sobredosis accidental debido a la mezcla de pastillas de dormir y medicamentos.
En la década del noventa se convirtió en madre de su única hija, Billie Lourd. Por aquel entonces tuvo roles menores en películas- hizo cameos en cintas como "Hook" y "Austin Powers"—, y ya entrado el nuevo milenio aumentó su presencia en cine y televisión. Participó en "Scream 3", "Sex and the City" y "Los ángeles de Charlie: Al límite". A su trabajo como actriz sumó su carrera literaria con las novelas "Surrender the Pink" (1990), "Delusions of Grandma" (1993), "Hollywood Moms" (2001) y "The Best Awful There Is" (2004).
La adicción al alcohol, a las drogas y a los antidepresivos acompañaron a Fisher gran parte de su vida adulta, y así lo contó en detalle en el libro autobiográfico "Wishful Drinking" (2008). Aquella publicación fue seguida por "Shockaholic" (2011) y el recientemente publicado "The Princess Diarist"(2016).
Por otra parte, Fisher fue diagnosticada con desorden bipolar. En varias oportunidades habló con orgullo de cómo logró sobreponerse a la enfermedad para continuar con su vida.
El año pasado volvió a la cima de Hollywood con el estreno de "El despertar de la fuerza", y este 2016 rodó la próxima entrega de la franquicia creada por George Lucas. El episodio VIII se lanzará a fines de 2017.
Fisher falleció este martes en medio de su segundo gran auge en la industria cinematográfica. Con sólo 60 años su salud se debilitó al padecer un ataque cardiaco durante un vuelo de Londres a Los Angeles.
La muerte de la diva deja un espacio vacío en la extensa comunidad internacional de "Star Wars", la cual ha manifestado un deseo claro a la memoria de la actriz: Que la fuerza la acompañe.
