Dueños de
librerías de barrio han alzado la voz para expresar su
preocupación por la difícil situación que dicen estar atravesando. Y es que, según postulan, la falta de apoyo por parte de autoridades y los costos como el arriendo de locales, el IVA y la piratería, entre otros factores, han generado que muchos de estos recintos se hayan
visto obligados a cerrar mientras que otros podrían estar al borde de la desaparición, cuando cumplen un rol esencial ya que acercan la cultura a sus comunidades.
La problemática fue expuesta por
Valentina Insulza, dueña de la librería Tripantu, quien por medio de una carta a El Mercurio titulada "Las librerías van a desaparecer" compartió su visión sobre el complejo escenario que dice que se encuentran atravesando estos establecimientos debido a diversas amenazas que, según estableció, ha generado que los
libreros hayan tenido que buscar otra fuente de ingresos porque la actividad se hace inviable.
"Las librerías, especialmente las de barrio, están desapareciendo. Son pocas y cada vez menos".
Valentina Insulza, dueña de la librería Tripantu
"Las librerías son mucho más que un lugar donde se venden libros,
son espacios que acercan la cultura a las personas. Pero las librerías, especialmente las de barrio, están desapareciendo.
Son pocas y cada vez menos. Muchos de quienes tenemos librerías lo hacemos porque, lejos de ser un negocio, creemos, como Bioy Cáceres, que parte del amor a la vida se aprende amando los libros", comienza diciendo su texto que fue publicado la semana pasada.
"
Arriendos caros, IVA alto, márgenes estrechos y una competencia cada vez más desigual con las plataformas online y los libreros piratas, hacen que esta
actividad se vuelva inviable y que los libreros debamos buscar otras fuentes de ingreso o derechamente cerrar, privando a la ciudad de lugares en que, como en mi librería, se hacen cuentacuentos y talleres gratuitos, posibilitando a niños y niñas familiarizarse con los libros como una alternativa atractiva a las pantallas que los copan", agrega.
Luego Insulza aboga por la creación de incentivos para asegurar que estos espacios puedan mantenerse y sobrevivir, y además hace un llamado a el Gobierno para que cumpla con sus promesas. "Si nuestra sociedad otorga algún valor a estos espacios,
debemos pensar en cómo hacer para que subsistan, buscando incentivos o al menos facilidades, tal como se hace en otros países, algunos no tan lejanos al nuestro.
Eso habríamos esperado -y seguimos esperando- de un gobierno como el actual, que declaró las políticas culturales como una prioridad", añade la misiva.
En esa línea, la dueña de la librería Tripantu, propone que "por lo pronto,
el Gobierno debiera impulsar el proyecto de ley de precio único (política que favorecería no solo al mundo del libro, sino a todo pequeño empresario),
para que las editoriales y otros distribuidores vendan a los mismos precios tanto al retail como a las pequeñas librerías, tal como existe en Reino Unido, Alemania, Italia, España, Dinamarca o Argentina, países en los que se mira al libro como un bien cultural que requiere ser protegido frente a las imperfecciones del mercado, con el objeto de mantener la bibliodiversidad".
"Arriendos caros, IVA alto, márgenes estrechos y una competencia cada vez más desigual con las plataformas online y los libreros piratas, hacen que esta actividad se vuelva inviable y que los libreros debamos buscar otras fuentes de ingreso o derechamente cerrar".
Valentina Insulza, dueña de la librería Tripantu
Asimismo, plantea que el Gobierno, "también podría implementar licitaciones dirigidas a las librerías, dando oportunidad y apoyo a toda la cadena del libro y no solo a las editoriales".
"En fin, el Estado debiera tomarse en serio la difusión del fomento lector y su promoción para y por los territorios. Si soñamos con un país con un mejor futuro para nuestros hijos e hijas,
tenemos que proteger nuestros espacios culturales como son las librerías, especialmente las de barrio", dice Insulza para finalizar su carta.
Esta misiva fue contestada por
Iván Guerrero L., propietario de una librería de barrio desde hace una década. En su carta titulada "Las librerías van a desaparecer", dijo estar totalmente de acuerdo con Insulza y además de pedir que las autoridades tomen medidas al respecto, sugiere que probablemente
todos los dueños de este tipo de negocios se encuentran en un dilema similar: Si continuar o cerrar.
"Soy dueño de una librería de barrio hace 10 años, y
veo con real preocupación y concuerdo y adscribo absolutamente, todo lo que expresa la dueña de la Librería Tripantu en su carta ayer (lunes 9 de diciembre)", empieza diciendo Guerrero en el texto en el que no especifica de qué librería es propietario.
"Me imagino que todos los que tienen una librería de barrio estarán en el mismo dilema, continuar o cerrar".
Iván Guerrero L., dueño librería de barrio
"Me imagino que todos los que tienen una librería de barrio estarán en el mismo dilema, continuar o cerrar", añade.
"
Las amenazas son muchas y requieren de una pronta corrección por todos los entes (gobierno, Estado, editoriales, libreros, etcétera) y los que pueden hacer algo en este importante tema para la cultura de las personas", asegura Guerrero para finalizar su carta.
Por último, el miércoles 11 de diciembre el
periodista Julio E. Muñoz continuó con el tema y en otra carta que lleva el título "Librerías" aludió a cómo esta situación desencadenaría una falta de conocimiento en la sociedad.
"Las librerías van a desaparecer... ¡y la ignorancia de muchos va a prevalecer", postula el comunicador.
La importancia de "fidelizar al cliente"
Felipe Briones director de la editorial Trayecto y de la librería Trayecto Bookstore, que tiene una única sucursal ubicada en estación Los Leones del Metro, fue consultado por
Emol y sostuvo que a ellos les "preocupa todo el ecosistema del libro, porque al haber menos librerías, hay menos acceso a la cultura".
En esa línea detalla que "en el caso nuestro, efectivamente los márgenes son chicos", sin embargo, manifiesta que a ellos les va "relativamente bien", pero advierte que hay "muchas razones para el éxito". Para ellos, es clave
"fidelizar al cliente, hacer mucho marketing, descuentos", porque "si no nos adaptamos a como están los tiempos",
sí ven amenazas para su librería. Briones explica que para establecer este vínculo con el cliente, se enfocan en "atenderlo bien y ofrecerle algún descuento". Además, destaca que realizan "muchos eventos" para crear un "espacio cultural junto a la librería", donde organizan lanzamientos, cuentacuentos y conversatorios. También entregan "una tarjeta de socio y, en ocasiones, regalan un libro por la compra de dos".
De esta manera, el director de la librería Trayecto Bookstore, enfatiza en la importancia de "
tener estrategias de marketing para poder vender los libros", y para él, eso es lo más relevante.
"Las librerías, aunque sean de barrio, deben sumarse a esos descuentos (hablar con las editoriales) y fidelizar. Si no lo hacen, efectivamente la gente preferirá comprar el mismo libro en un lugar más barato, no todas, pero sí un número significante".
Felipe Briones director librería Trayecto Bookstore
Es así como Briones invita a las librerías de barrio a sumarse a estas iniciativas para "fidelizar a su gente para que compre".
"Las librerías, aunque sean de barrio, deben sumarse a esos descuentos (hablar con las editoriales) y fidelizar.
Si no lo hacen, efectivamente la gente preferirá comprar el mismo libro en un lugar más barato, no todas, pero sí un número significante", postula.
La visión de los gremios
La realidad que enfrentan las librerías de barrio, también preocupa a la
Asociación de Librerías Interdependientes de Chile (LINC), agrupación que reúne a librerías pequeñas y medianas a lo largo de todo el país. El gremio conversó con
Emol y por medio de un texto firmado por el directorio, estableció que las amenazas planteadas por Valentina Insulza en la carta de El Mercurio "son ciertas", pero advierte que también se están haciendo presentes en las medianas.
Sin embargo, afirmó que
"lo más preocupante es que nada de esto es nuevo ni vemos que vayan a haber cambios positivos al respecto en el futuro próximo".
"Las librerías cumplen un rol que va mucho más allá de lo comercial/transaccional. La librería es un lugar de encuentro, un lugar donde se vive y se difunde la cultura, la librería es un oasis dentro de ciudades cada vez más estresantes y desgastantes, y lamentablemente cada vez hay menos lugares así en nuestro país".
LINC
En ese sentido, desde la asociación expresaron que "lo primero y más importante que hay que entender es que las
librerías cumplen un rol que va mucho más allá de lo comercial/transaccional. La librería es un lugar de encuentro, un lugar donde se vive y se difunde la cultura, la librería es un oasis dentro de ciudades cada vez más estresantes y desgastantes, y lamentablemente cada vez hay menos lugares así en nuestro país".
Sin embargo, al igual que como compartieron otros dueños de librerías de barrio, aseveran que "
cada vez está más difícil asegurar la sostenibilidad de las librerías (medianas y chicas) dadas ciertas condiciones adversas contra las que no podemos competir:
gigantes del retail y supermercados que venden a precios imposibles para las librerías, altos precios (si el mercado es pequeño los costos unitarios son altos y por lo mismo los precios a público son altos),
poco apoyo de las autoridades y por último el problema de la piratería que no solo afecta las ventas en librerías formales, sino que distorsiona la percepción del valor del libro".
En esa dirección, el directorio de LINC postula que "actualmente, luego de años muy duros (pandemia y crisis económica) las librerías están resistiendo a punta de pasión y amor por el libro pero con un alto riesgo de que, si las cosas no cambian,
se genere una crisis generalizada y muchas librerías a lo largo del país tengan que cerrar".
Asimismo, revelaron que "en el caso de las librerías de
regiones, la desventaja es mayor al tener que absorber los elevados costos del traslado de los libros hasta sus librerías. Cada vez que una librería se ve obligada a cerrar el impacto es muy grande. En Santiago puede que haya alternativas y el público lector puede adaptarse, pero en zonas donde a veces hay 1 o 2 librerías en toda la región, el cierre de una librería es una tragedia cultural".
Para hacer frente a estas amenazas desde LINC dicen que "existen varias políticas que se podrían implementar para proteger el ecosistema (o cadena) del libro". Primero, al igual que Insulza, plantean que
"la ley de precio fijo (el precio de venta al público lo establece la editorial, es decir, el 'productor') es una política que hemos propuesto y defendido. La igualdad de precios permite que todos quienes vendan libros puedan competir en condiciones equitativas y favorece la existencia de más librerías a lo largo del país".
Asimismo, consideran que "es necesario explorar medidas como la posibilidad de establecer
beneficios tributarios específicos para las pequeñas librerías. Esto podría incluir exenciones tributarias o incluso la eliminación de ciertos impuestos que afectan directamente al sector".
"La eliminación del IVA al libro es una medida urgente y necesaria, ya que Chile sigue siendo uno de los pocos países de Latinoamérica donde se mantiene este impuesto".
LINC
Finalmente, plantean que "la
eliminación del IVA al libro es una medida urgente y necesaria, ya que Chile sigue siendo uno de los pocos países de Latinoamérica donde se mantiene este impuesto. Asimismo, creemos que el
Estado debe mejorar y potenciar sus políticas y programas tanto de creación como de difusión del libro, junto con diseñar mejores programas de fomento lector y aumentar el apoyo y los recursos destinados a las bibliotecas públicas y comunitarias".
Por su parte,
Tamara Reyes, presidenta de Editoriales de Chile, manifestó que "las librerías -en especial aquellas independientes o conocidas como 'de barrio'- son espacios esenciales para el ecosistema del libro, ya que en muchas de ellas se comercializan títulos publicados por editoriales pequeñas, que necesitan de esos espacios de difusión y venta".
"Más importante aún, estas librerías se constituyen como lugares de encuentro con la bibliodiversidad, mediación lectora, intercambio de ideas, recomendaciones de libros o, también, como sedes de lanzamientos, talleres o presentaciones. En ese sentido, la relación entre editoriales y librerías es de cooperación, por lo que la subsistencia de las librerías se convierte en un factor clave para la estabilidad de diversas editoriales", agrega.
"En relación con el ecosistema del libro, creemos que lo que está ocurriendo hoy con las librerías es un síntoma visible de un problema más amplio, que se manifiesta a nivel sistémico y que va más allá de factores económicos".
Tamara Reyes, presidenta de Editoriales de Chile
Por otro lado, establece "en relación con el ecosistema del libro,
creemos que lo que está ocurriendo hoy con las librerías es un síntoma visible de un problema más amplio, que se manifiesta a nivel sistémico y que va más allá de factores económicos. Esto se traduce en, por ejemplo, bajos resultados en los niveles de comprensión lectora de niñas, niños, adolescentes e incluso adultos; escaso acceso a la oferta de libros en numerosas comunas y regiones de Chile y, en general, una insuficiencia presupuestaria para cubrir todas las necesidades en cultura".
Finalmente, asegura que "si bien actualmente existen estrategias y proyectos de largo plazo, como la Política Nacional de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, con medidas concretas en relación con la industria editorial, se hace imprescindible que haya un presupuesto para que esta política se pueda implementar. Solo así, el ecosistema del libro, en un sentido amplio, será sostenible y perdurable en el tiempo".
Pese a este complejo panorama, desde LINC se mantienen "optimistas". "Creemos que las librerías nunca van a desaparecer, pero tampoco es sostenible estar eternamente nadando contra la corriente. Creemos y confiamos en que sortearemos esta crisis y nos iremos adaptando, pero también seguiremos trabajando y luchando para que las autoridades y la sociedad comprendan y valoren el aporte de las librerías, como lo hacen en países culturalmente desarrollados", concluyen.