SANTIAGO.- Son 17 puntos porcentuales los que separan al candidato del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), Fernando Haddad, del ultraderechista Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal, PSL), tras la primera vuelta presidencial de este domingo en Brasil.
Mientras el primero debe subir en 21 puntos su respaldo de cara al balotaje del 28 de octubre, al segundo solo le hace falta contar con un 4% extra para adquirir el 50% más uno y convertirse así en el próximo inquilino del Palacio de Planalto.
En medio de este panorama está Ciro Gomes. El centroizquierdista, temperamental abogado y caudillo del nordeste podría tener, con su 12,5% de votos adquiridos en los comicios de ayer, la llave de la presidencia de Brasil.
A sus 60 años, este laborista y jefe de una poderosa familia del estado de Ceará, intentó durante la campaña posicionarse como una
tercera alternativa en un escenario polarizado y presentarse como factor de "unidad" en los sectores más progresistas, cansados de un sistema político envenenado por la corrupción y el desbarajuste económico. Pero los sondeos fueron desinflando sus pretensiones de capitalizar ese descontento y lo dejaron con pocas chances de pasar realmente a la segunda vuelta.
Aún así, el haber adquirido el tercer lugar en las votaciones del domingo lo deja en una posición clave. Sus votos podrían cubrir una parte importante de la brecha que separa a Haddad de Bolsonaro y tener un impacto psicológico capaz de atraer otras adhesiones.
Bolsonaro "Hitlercito tropical" y Lula "una mierda"
Ex ministro de Integración Nacional durante la gestión del petista Luiz Inácio Lula da Silva, Gomes dijo que discutiría con los líderes de su partido, el centroizquierdista Partido Democrático Laborista (PDT), la posición que tomarán para finales de octubre.
"Haré lo que hice toda mi vida, que es luchar por la democracia y contra el fascismo", declaró haciendo clara referencia al candidato de la ultraderecha. "Él no, sin duda", dijo aludiendo a la campaña #EleÑao contra el ex capitán del ejército nostálgico por la dictadura.
Sin embargo, esta buena disposición hacia el PT no es tan evidente como aparenta, pues Gomes se ha enfrentado con igual ímpetu a Bolsonaro y a Haddad. Durante la campaña a la presidencia, este experimentado político catalogó a Bolsonaro como "pequeño proyecto de Hitlercito tropical" e incluso se refirió a él como "nazi hijo de puta".
Aunque intentó tender puentes con Haddad, también lo convirtió en blanco de sus ataques. Lo descalificó por su condición de "candidato de Lula", añadiendo que "Lula es una mierda", e insinuó que el ex Mandatario, preso y condenado a 12 años de cárcel por corrupción, gobernaría desde la cárcel si es que su pupilo ganaba las elecciones.
Así, muchos analistas dudan que todos los votantes de Gomes, que coinciden con él en su reproche al PT por haberse implicado en los casos de lavado de activos y corrupción, vayan a ir hacia Haddad en el balotaje. Aún incluso si es que el centroizquierdista decide darle su respaldo.
Los otros apoyos necesarios
Pero aunque el apoyo de Gomes resultaría vital para eventualmente cambiar la inclinación de la balanza, Haddad no podrá conformarse con ello y deberá además acudir a otros aspirantes para adquirir los votos que necesita.
Para ello deberá concurrir a candidatos que, pese a que obtuvieron porcentajes mínimos de votación, podrían acercarlo, por un lado, al centro del espectro político y, en otros casos, ayudarlo a convocar a los sectores de izquierda desencantados con las fallas del PT.
Y es que Haddad aún tiene la opción de apelar a un objetivo en común: evitar que Bolsonaro sea presidente. La aspirante ecologista,
Marina Silva, quien sufrió un duro revés al quedarse solo con 1% de los votos en las elecciones, podría ser una de las que sumara a esta alternativa.
La ex ministra en el Gobierno de Lula no reveló si apoyará a Haddad y aseguró que gane quien gane ella será "oposición", pero deslizó cierta postura que podría resultarle favorable al petista.
"Aún vamos a discutirlo, haremos una discusión, pero lo que sí podemos decir es que no tenemos identificación con ningún proyecto autoritario", manifestó. Pocos días antes de las elecciones, la candidata verde había recordado en una entrevista que Bolsonaro añoraba el régimen dictatorial que dirigió Brasil entre 1964 y 1985.
El socialista Guilherme Boulos y la trotskista Vera Lucia Salgado, que tuvieron apoyos casi testimoniales con un 1,5% de los votos entre ambos, también podrían entregarle su apoyo. Boulos, de hecho, ya afirmó que estará en las calles "para derrotar al fascismo y elegir a quien representa la democracia en la segunda vuelta: Fernando Haddad".
Aún con estas reacciones, el panorama es adverso y en los próximos 19 días que quedan hasta el balotaje, el heredero de Lula deberá hacer mucho más si es que quiere lograr los 21 puntos porcentuales que necesita para ser el próximo presidente de Brasil.
