SANTIAGO.- Con el paso de los días, el nombre de
Jair Bolsonaro ya es familiar para todo quien esté leyendo este artículo. La irrupción del candidato presidencial brasileño y su altísima votación en la primera vuelta electoral lo pusieron en la primera línea de la política internacional y es objeto de comentarios en todos los medios del mundo.
El 46% obtenido en los comicios del domingo pasado perfilan al abanderado del Partido Social Liberal (PSL) como la primera opción para convertirse en el próximo presidente de Brasil, en un proceso que ha estado lleno de polémicas, muchas de ellas protagonizadas por este ex militar, principalmente por sus dichos que han sido catalogados de misóginos, racistas y homofóbicos.
Todos esos hechos le han valido a Bolsonaro ser encasillado como u
n fiel representante de la ultraderecha, es decir, aquella corriente política extremista y populista caracterizada por impulsar una política más dura en materia de seguridad pública e inmigración, a veces con tintes racistas, entre otras cosas.
Claramente este mote no siempre acomoda a quienes se los tilda en esta categoría, tal como lo hizo saber el propio candidato brasileño el jueves: "Yo no soy de extrema derecha. Señáleme un acto mío que sea de extrema derecha", respondió, argumentando que su política migratoria no es ultraderechista: "No podemos tener un país con fronteras abiertas".
¿Se parece a Europa?
Los últimos años la extrema derecha ha experimentado un exponencial crecimiento, sobre todo en Europa, influenciada principalmente por la crisis migratoria que afecta al continente. Países como Italia, Suiza, Austria, Alemania o Francia han sido testigos de esta irrupción.
Es por eso que, con la aparición de Bolsonaro, las comparaciones de su campaña con la ultraderecha europea han sido inevitables, tanto así que algunos de ellos han salido al paso e incluso han intentado desmarcarse del brasileño. Hay una cosa clara: no quieren ser asociados a una figura que ha dicho que prefiere tener un hijo muerto antes que sea homosexual o que justifica la inequidad salarial de género.
Ese fue el caso del partido
Alternativa para Alemania (AfD), formación que algunos catalogan de racista pero que no quiere estar relacionada con movimientos como el del abanderado brasileño, sobre todo por sus posturas en temas homosexuales. De hecho, una de las líderes de AfD,
Alice Weidel, es gay. "La AfD no es eso, es un partido conservador constitucional", dicen en un comunicado enviado al medio Diario do Centro do Mundo (DCM).
En este sentido, agregaron que "nos estamos distanciando del extremismo de derecha".
Por otro lado, la ex candidata a la presidencia de Francia y líder del partido Agrupación Nacional (ex Frente Nacional), Marine Le Pen, indicó al canal France 2 que "tan pronto alguien dice algo desagradable, para los medios de comunicación franceses él es de extrema derecha", agregando que "no veo, en este caso, qué hace al señor Bolsonaro un candidato de extrema derecha".
Asimismo, afirmó que el abanderado brasileño "seguramente ha estado diciendo cosas que son eminentemente desagradables", declaraciones que, agregó, no son "transferibles a nuestro país, es una cultura diferente".
El apoyo
Sin embargo, Jair Bolsonaro también ha concitado apoyo desde Europa, como es el caso del también polémico ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, conocido por ser un férreo defensor de la política de fronteras cerradas, enfrascándose en duros enfrentamientos con el resto de la Unión Europea por el tema migratorio.
Durante la semana, el dirigente se reunió con la propia Le Pen con la intención de formar un frente común en el continente, aunque su visión sobre el abanderado del FSL es más positiva.
"Han votado en Brasil, un país enorme, un país con un gran crecimiento, y la izquierda ha sido firmemente derrotada.
Ganó un candidato que, según la prensa italiana, es un racista, nazi y fascista, solo porque pide más orden y seguridad para los ciudadanos", afirmó el ministro italiano luego de los resultados de la primera vuelta.
En este sentido, relacionó lo ocurrido en Sudamérica con las elecciones europeas que se llevarán a cabo el próximo año: "La cita de mayo será el final de una revolución del buen sentido, que está recorriendo Europa y también va más allá de Europa. El resultado de las elecciones brasileñas es un ejemplo", sostuvo.
La posibilidad de que Bolsonaro sea electo el 28 de octubre es alta, por lo que estaría codeándose con estas y otras figuras internacionales que, una vez electo mandatario, podrían acercarse a él. De momento, es sólo especulación. Sólo queda esperar.