España tendrá un papel clave al acoger esta cumbre inicialmente prevista en Chile y a última hora cancelada ante la crisis social en el país. Esta cumbre en Madrid, bajo presidencia chilena, supone una gran oportunidad para mostrar al mundo la apuesta de estos países especialmente vulnerables al calentamiento global, en la lucha contra la crisis climática. La ministra española de Medio Ambiente, Teresa Ribera, dijo en un Foro Líderes de la Agencia EFE, recientemente celebrado, que España está dispuesta a elevar el objetivo europeo fijado para 2030 y pasar de una reducción de las emisiones de carbono del 40% al 50%, e incluso al 55% si otros países elevan también sus compromisos. Las tres piezas clave del actual Ejecutivo español en defensa del clima son: la Ley de Cambio Climático, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 y la Estrategia de Transición Justa.
Tres mujeres se llevarán buena parte del protagonismo de esta COP25. Desde el punto de vista gubernamental, las respectivas ministras de Medio Ambiente de los países anfitriones: por un lado Carolina Schmidt, en representación de Chile y además presidenta de la COP25, y por otro Teresa Ribera, en representación de España como titular en funciones de dicha cartera. Desde el ámbito social y juvenil, los hilos los manejará otra emblemática mujer, de solo 16 años, la activista climática sueca Greta Thunberg, cuyas diatribas contra los contaminadores están desde hace meses en el centro del foco mediático y sus apasionados discursos en defensa del medio ambiente no dejan indiferente a nadie.
La ausencia en la cumbre del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no impedirá que ese país sí esté representado en la COP25, como parte de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático, y porque este país cuenta con estados, ciudades y empresas muy beligerantes en la lucha contra la crisis climática. Precisamente en el marco de la llamada Alianza para la Ambición Climática, liderada por Chile y la ONU, a la que se han adherido ya casi 70 países, además de numerosas empresas y un centenar de ciudades, una veintena de urbes son precisamente de EE.UU. y asimismo están incluidos en la iniciativa los estados de California, Nueva York y Hawái.
Los esfuerzos de estos territorios contrastan con la postura de Trump, que acaba de iniciar los trámites para sacar a Estados Unidos del Acuerdo de París, aunque el proceso concluirá en un año, coincidiendo con nuevas elecciones presidenciales.
La voz de la juventud retumbará en esta COP25, como eco de un clamor social, que pide a gritos medidas urgentes para mitigar una crisis climática con consecuencias devastadoras para el planeta. Y al frente de este movimiento, la activista Greta Thunberg, ya en camino hacia la cumbre tras un largo periplo con transportes no contaminantes, volverá a situarse en primera línea mediática, como adalid para millones de jóvenes de lucha pacífica contra la crisis climática.
Algo más de la mitad de las emisiones en el mundo de gases de efecto invernadero, que son el principal causante de la crisis climática, proceden de cuatro países: China, con el 26,8% del total; Estados Unidos (13,1%); India (7%) y Rusia (4,6%). Estos países estarán en el centro del debate. También Europa, con el 9% de emisiones, la cuarta región que más gases emite, acaparará los focos por liderar la transición hacia una economía descarbonizada, como protagonista aventajada, con Alemania al frente en los esfuerzos.
Las tensiones geopolíticas y los problemas energéticos entre Estados Unidos y China, por un creciente dominio del mercado, y los intentos de EE.UU. de librarse de su dependencia de Medio Oriente, también estarán en la discusión, así como el debate sobre la gran dependencia aún de China y de la India de las centrales térmicas de carbón, que pese a sus esfuerzos por descarbonizarse, seguirán aumentando sus emisiones.
Los numerosos nuevos informes científicos publicados en poco más de un año alertan del grave impacto de la crisis climática. Nunca la actividad del panel de expertos sobre cambio climático de la ONU, el IPCC, así como del resto de la comunidad científica, había sido tan prolífica en informes, cada cual más alarmante en sus resultados. Los tres últimos del IPCC lo dicen claro: los efectos de una subida de la temperatura del planeta por encima de 1,5 grados serán devastadores; el impacto de la voracidad de los usos del suelo y la deforestación feroz de los bosques será dramático, y el progresivo calentamiento de los océanos amenaza con elevar el nivel del agua más de un metro a mediados de siglo, con consecuencias desastrosas.
Tras la llama social encendida con sus protestas ante las puertas del Parlamento de su país por la joven activista sueca Thunberg, otras muchas "Gretas" anónimas, de países en vías de desarrollo y origen no siempre caucásico, aprovecharán el altavoz de la COP25 para reivindicar más alto aún, que el futuro de sus comunidades está en peligro a causa de la crisis climática.
Las islas más pequeñas y a baja altura, especialmente en zonas del Caribe y el Pacífico, entre otros, las Maldivas, Samoa, las Islas Salomón, Kiribati o Vanuatu, tendrán un papel prioritario, dado que están en riesgo de desaparición por la previsible subida del nivel del mar a causa de la crisis climática.
Más allá de las petroleras, de las grandes eléctricas y de las empresas más contaminantes, una nueva corriente que engloba a entidades financieras, inversores y empresas tecnológicas e innovadoras mostrará en esta cumbre que gana fuerza en la carrera de colaborar al unísono en la lucha contra la crisis climática.