Rusia hoy está en la mira de todo el mundo a raíz de la avanzada ofensiva que Vladimir Putin encabeza contra Ucrania, en un hecho repudiado por la comunidad internacional que ha significado bloqueos económicos y la emigración de capitales. En tanto, en su país vecino, siguen aumentado las víctimas fatales por el conflicto.
Y esa mano inflexible que ha mostrado Putin también recuerda, en medio de una nueva conmemoración del 8M, otra realidad a la que han estado sometidas cientos de miles de mujeres en ese país: el trato desigual y la vulneración a sus derechos.
De hecho, una reforma impulsada en ese país en 2017 concibe a la
violencia doméstica que no conlleva heridas corporales o incapacidad como una "
infracción administrativa", y las condenas no pasan de multas o trabajos forzados, lo que provocó la preocupación del Consejo Europeo y el envío de un texto a ambas cámaras del parlamento para manifestarlo.
Esta realidad llevó a que cientos de mujeres víctimas de violencia doméstica debieran escapar de sus casas durante la pandemia y decidieran refugiarse con familiares, amigos o en hoteles que se transformaron en un lugar de acogida para ellas.
El debate pareciera ir años luz a lo que se ha avanzado en otras zonas del mundo, aunque aún restan muchas acciones por hacer frente a esta realidad. Recién en abril de 2021, el Tribunal Constitucional ruso ordenó el endurecimiento de las sanciones contra personas reincidentes de violencia doméstica.
Pero el gobierno de Putin no quiso dar su brazo a torcer, incluso desconociendo algo que muchos analistas y organismos internacionales afirman: la mayoría de víctimas de la violencia doméstica en Rusia son mujeres. "Rusia no tiene una ley contra violencia de género ni la necesita, porque la escala del problema en este país se ha exagerado", respondió en noviembre de ese año el Gobierno al Tribunal Constitucional.
"Lógicas patriarcales y machistas"
Expertas explican que la reticencia a reconocer estas situaciones e invisibilizar la violencia hacia las mujeres, sería parte de una "herencia cultural" que no logra dar el paso como en otros puntos del planeta y de la forma en que se ha ido configurando esa sociedad.
"No podemos olvidar que en la base debe estar el respeto y garantía de los derechos humanos y es ampliamente acordado que la violencia contra la mujer es una violación de derechos humanos".
Priscilla Carrasco, jefa de la Unidad de Género y Diversidad, Universidad Central
"Rusia proviene de una cultura imperial, hablamos de siglos de un hacer y entender la organización social, y los sistemas políticos y de organización de este imperio, de lo que hoy entendemos como la cultura rusa, no están en la lógica de algunos de los valores que hoy priman en occidente, como es el tema de la igualdad y la equidad", analiza María Isabel Muñoz, magíster en Comunicación Estratégica y académica de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (Anepe).
Priscilla Carrasco, jefa de la Unidad de Género y Diversidad de la Universidad Central afirma que este tipo de situaciones "dan cuenta de una sociedad basada en lógicas patriarcales y machistas, como la gran mayoría de las sociedades de nuestro planeta; con la distinción de que Rusia tiene una distancia con las visiones de género que se han señalado desde este mundo más occidental".
En definitiva, señala Carrasco la justificación que se entrega para este tipo de normas, es "proteger a la familia", bajo una mirada conservadora, "y que, por lo tanto, privilegia mantener esta estructura, independiente de lo que ocurra en las relaciones de pareja".
De todas maneras, aclara que "no podemos olvidar que en la base debe estar el respeto y garantía de los derechos humanos y es ampliamente acordado que la violencia contra la mujer es una violación de derechos humanos". De hecho, la Declaración de Acción de Beijin, firmada por 189 estados reunidos en China en 1995, así lo establece: "los derechos de la mujer son derechos humanos".
¿Cuánto pesa el movimiento Pussy Riot?
El colectivo ruso feminista y punk, Pussy Riot, es uno de los más conocidos a nivel internacional por la lucha opositora al gobierno de Putin. Enfocadas en la defensa de las mujeres, la comunidad LGTBQ+ y los derechos humanos en general, sus actuaciones han sido consideradas vandálicas e incluso fueron encarceladas en 2012 tras un concierto improvisado en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú.
Pero su lucha ha continuado. De hecho, recientemente la artista e integrante del colectivo, Nadya Tolokonnikova encabezó un evento en Nueva York en protesta por los ataques que Rusia a encabezado contra Ucrania y encabeza una colecta para ayudar a mujeres y artistas del país afectado. "Odio la guerra, amo la paz. Yo apoyo a Ucrania. Al carajo Putin, espero que se muera pronto", indicó.
¿Cuánto peso tienen estos movimientos? Para Muñoz, no es suficiente para "poder cambiar o mover la aguja respecto a la toma de decisiones. La esperanza está en las generaciones nuevas. Hoy tenemos un estado ciertamente policial, como lo que se ve en países prorrusos, donde se reprime mucho cualquier forma de organización y manifestación que atente contra los intereses del Kremlin".
Por su parte, Carrasco destaca el valor del movimiento y la valentía de sus integrantes y adherentes al poner sobre la mesa estos temas. "Creo que hacen el contrapeso de incomodar, pero en un gobierno que ha manifestado, sobre todo en estos últimos días, estas lógicas muy verticales, autoritarias y controladoras". En el fondo, ellas "tratan de visibilizar y aportar desde su arte, pero por cierto que frente a la estructura rígida instalada en el gobierno, es difícil que ocurra alguna inclinación de la balanza".
Con todo, la académica plantea que el Derecho Internacional de los Derechos Humanos ha permitido que distintos países que están en la lógica de sumarse a garantizar el respeto a los derechos, "puedan desarrollar políticas internas que vayan en la lógica de lo que platean los organismos internacionales en sus tratados (...) pero también debe haber una cuota de voluntad política de participar en ellos".
"Hay organismos internacionales que han recomendado a Rusia elevar los estándares de protección de derechos, especialmente a las mujeres, sin embargo no existe la potestad para doblegar la decisión de gobierno. Es evidente que la ley, por si misma, si bien nos da un marco relevante, por si solas no son la única herramienta; es necesario permear esos cambios que requiere Rusia y otros países del mundo", zanjó.