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Críticas, denuncias y viajes: Los cuatro años de Bachelet como Alta Comisionada de los DD.HH.

La ex Presidenta chilena deja su puesto en la ONU tras enfocarse en una serie de conflictos en todo el mundo, donde las situaciones de China y Venezuela ocuparon la mayor parte de su tiempo.

13 de Junio de 2022 | 13:15 | Por Ramón Jara A., Emol
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AFP
"Es hora de volver a Chile y estar con la familia". Con estas palabras, y aduciendo "motivos personales", la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, anunció este lunes que no repostulará a un nuevo periodo en el cargo, poniendo fin a un trabajo de cuatro años.

El 3 de septiembre de 2018, casi seis meses después de dejar La Moneda, la ex Presidenta de Chile asumió como Alta Comisionada a solicitud del secretario general de la ONU, António Guterres. Su alto perfil internacional por sus roles como Mandataria y directora de ONU Mujeres, así como su historia personal como presa política y víctima de torturas durante la dictadura chilena, fueron factores a la hora de ser elegida para este cargo.

Con este rol, Bachelet debió enfrentar una serie de crisis y acontecimientos en todo el mundo, siendo objeto de halagos y también críticas a su gestión.

Aquí, un repaso de algunos de los hitos en estos cuatro años.

Todo partió con Myanmar

El primer acto de Bachelet como Alta Comisionada de la ONU para los DD.HH., el mismo día que asumió, fue pedir la libertad de Kyaw Soe Oo y Thet Oo Maung, periodistas de la agencia Reuters que fueron condenados a siete años de cárcel por, según los acusadores, violar una ley sobre Secretos de Estado en Myanmar.

Ambos reporteros fueron detenidos y condenados por investigar el asesinato de una decena de personas de la minoría musulmana rohingya. En su informe, aseguraron que el Gobierno civil liderado en ese entonces por Aung San Suu Kyi promovió el aumento del discurso del odio, destruyó documentos y no protegió a las minorías de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra perpetrados por el Ejército en los estados de Rakhine, Kachin y Shan.

"Realmente pienso que ésta es una noticia terrible y chocante, y pido al Gobierno que los libere", remarcó Bachelet, quien aseguró que la condena "envía un mensaje a todos los periodistas en Myanmar de que no pueden trabajar sin temor, sino que por el contrario deben elegir entre la autocensura o ponerse en riesgo de ser procesados".

Myanmar volvía a aparecer en el radar de la Alta Comisionada luego del Golpe de Estado del 1 de febrero de 2021 que acabó con el Gobierno de Aung San Suu Kyi, quien actualmente cumple una condena de dos años de cárcel por incitación al desorden público y otra de cuatro años por el el supuesto contrabando de aparatos de radiocomunicación (walkie-talkies) y romper las reglas sanitarias por el coronavirus.

"Pido a la comunidad internacional que muestre su solidaridad con el pueblo birmano en este momento, y que todos los Estados con influencia tomen medidas para evitar el derrumbe de los frágiles avances democráticos y en derechos humanos que Myanmar ha logrado en su transición desde un régimen militar", afirmó Bachelet en su momento.

Asimismo, criticó las condenas a Suu Kyi. "La condena tras un juicio falso en un proceso secreto ante un tribunal controlado por los militares, solo tiene motivaciones políticas", recalcó.

El viaje y los informes sobre Venezuela

Una de los temas que marcó la gestión de Michelle Bachelet desde el inicio fue la situación en Venezuela y las acusaciones de violaciones a los derechos humanos en el país sudamericano. Una semana después de asumir el cargo, en su primer discurso ante el Consejo de Derechos Humanos, la ex Mandataria remarcaba que el régimen de Nicolás Maduro "no ha mostrado apertura para una rendición de cuentas genuina".

En tanto, la presión para que la Alta Comisionada visitara Venezuela crecía. Figuras de la oposición local e incluso personajes como políticos chilenos y el cantante español Miguel Bosé, hacían duros llamados a la personera para que viajara pronto a Caracas. "Haz valer la autoridad que tienes, o si no para esto no sirves, ¡fuera!", llegó a decir el artista ibérico, quien incluso llamó a la ex gobernante a "mover las nalgas".

En ese escenario, Bachelet llegó a Venezuela el 19 de junio de 2019, instancia en la que sostuvo reuniones con el propio Nicolás Maduro y otros personeros de su Gobierno, así como también con el opositor Juan Guaidó, reconocido por Estados Unidos y una cincuentena de países como Presidente encargado de la nación caribeña.

El 4 de julio de ese año, salió el primer informe de Bachelet. Ahí, la autoridad consignaba que, en el último año y medio, cerca de 7.000 personas habían sido asesinadas en supuestos casos de "resistencia a la autoridad". Asimismo, remarcaba que en los últimos años el régimen de Maduro puso en marcha "una estrategia orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política", lo que "ha permitido la reiteración de graves violaciones de los derechos humanos".

El texto, por otro lado, también cuestionó las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, asegurando que solo han contribuido a profundizar la crisis en el país sudamericano.

A este primer informe le ha seguido una serie de documentos denunciando violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Esto le ha valido a Bachelet numerosas críticas desde el Gobierno de Maduro y desde el propio gobernante: "No le mientas al mundo. Firmaste un documento que ni leíste. Es un informe hecho por especialistas vinculados al Departamento de Estado (estadounidense) enemigo", aseguró.

Los encontrones con Trump y Bolsonaro

Además de Maduro, otros gobernantes también tuvieron algunos encontrones con la Alta Comisionada para los Derechos Humanos. Uno de ellos fue Donald Trump, quien gobernara Estados Unidos entre 2017 y 2021.

Y esta fricción tiene una larga historia. Según publicó en su momento el sitio Foreign Policy, la Casa Blanca habría intentado impedir el nombramiento de Bachelet como Alta Comisionada, cuestionando las posturas de la política chilena en temas como el conflicto entre Israel y Palestina y las violaciones a los DD.HH. en Estados Unidos. Estas gestiones, aseguró la publicación, fueron encabezadas por la entonces embajadora estadounidense en la ONU, Nikki Haley, quien envió una carta a António Guterres.

Ya en la ONU, Bachelet cuestionó los dichos de Trump contra las congresistas demócratas Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York), Ilhan Omar (Minnesota), Ayanna Pressley (Massachusetts) y Rashida Tlaib (Michigan), férreas críticas del Mandatario norteamericano, quien a su vez atacó a las legisladoras recordando su ascendencia extranjera.

"Es tan interesante ver a las congresistas demócratas 'progresistas', que originalmente provenían de países cuyos gobiernos son una total catástrofe, los peores, los más corruptos e ineptos de cualquier parte del mundo (si ellos siquiera tuviesen un gobierno funcional)", aseguró.

Estas palabras generaron la reacción de Bachelet, quien defendió a las cuatro congresistas, a las que definió como "mujeres brillantes que se atreven a decir lo que piensan", al mismo tiempo que, remarcó, "no es bueno que los líderes, líderes internacionales, usen un discurso de odio, digan cosas que son un mal ejemplo, dado que permite y da licencia a muchos otros a ser xenófobos, islamófobos, antisemitas, antitodo y antiextranjeros".

Por otro lado, la Alta Comisionada también ha cuestionado el accionar del Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Fue así como en septiembre de 2019 advirtió una "reducción del espacio cívico y democrático, caracterizado por ataques contra los defensores de los derechos humanos, restricciones impuestas al trabajo de la sociedad civil". Esto justo ocurría en medio de las duras críticas internacionales al Mandatario sudamericano por la deforestación en la Amazonía.

La respuesta de Bolsonaro no se hizo esperar, y fue bastante dura: "Señora Michelle Bachelet: Si no fuera por el personal de (Augusto) Pinochet, que derrotó a la izquierda en 1973, entre ellos a su padre, hoy Chile sería una Cuba", dijo.

"Nos acusa de que no estamos castigando a los policías que matan gente en Brasil", pero "está defendiendo los derechos humanos de los vagabundos", añadió el Presidente brasileño.

Estallido social chileno

El estallido social del 18 de octubre de 2019 en Chile también encendió las alertas de Michelle Bachelet, no sólo porque se trata de su país, sino también por las denuncias de violaciones a los Derechos Humanos hechas en el marco de las manifestaciones en el país.

"Estoy muy preocupada y triste de ver la violencia, la destrucción, los muertos y los lesionados en Chile en los últimos cinco días. Es esencial que todos los actos que han provocado lesiones y muerte, tanto por parte de las autoridades como de los manifestantes, sean sometidas a investigaciones independientes, imparciales y transparentes", remarcó en un principio.

En este escenario, y ante la petición hecha por parlamentarios de oposición y el propio Presidente Sebastián Piñera, la Alta Comisionada envió una misión de verificación para "examinar las denuncias de violaciones a los Derechos Humanos en Chile".

Tras esto, la ex Mandataria afirmó que en el país "se produjo un elevado número de violaciones graves a los Derechos Humanos".

El polémico viaje a China

China es otro de los países en los que Michelle Bachelet ha puesto particular atención. Las múltiples denuncias de torturas a miembros de la minoría musulmana uigur en la región autónoma de Xinjiang marcaron desde el inicio la gestión de la chilena en la ONU.

En su primer discurso oficial en septiembre de 2019, la Alta Comisionada afirmó que las denuncias contra el Gobierno de Xi Jinping eran "profundamente perturbadoras" y alertó sobre "patrones de violaciones a los derechos humanos" en diversas regiones chinas. La respuesta de Beijing no se hizo esperar: "China llama a la comisionada y a la oficina (…) a respetar la soberanía china, a realizar en forma justa y objetiva sus deberes y a no oír información de un solo lado", afirmó el portavoz de la diplomacia china, Geng Shuang.

En todos estos años, el llamado de organizaciones no gubernamentales y de la propia Bachelet era el poder gestionar una visita a China y ver in situ los polémicos "centros de educación" donde, según las denuncias, miles de personas han sido torturadas.

Esto se gestó finalmente en mayo de este año. Bachelet llegó al país asiático en medio de fuertes medidas de seguridad y una burbuja impuesta por el Gobierno chino, según ellos, para evitar contagios por el covid-19. La visita fue bastante hermética y no contó con la presencia de medios de prensa. Asimismo, la funcionaria de la ONU se reunió con autoridades asiáticas.

Una vez concluida la visita, la Alta Comisionada aseguró que las autoridades de Xinjiang le habían garantizado que la red de "centros de formación profesional", que organizaciones humanitarias califican de campos de reeducación forzada, fue "desmantelada". Asimismo, pidió a Beijing evitar "medidas arbitrarias" en la campaña "antiterrorista" que llevan a cabo en la zona.

Este viaje desató la ira de agrupaciones uigures y organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW), que catalogaron la gira como la ocasión propicia para "blanquear" los abusos por parte del Gobierno chino.

En esa línea, el director ejecutivo de HRW, Kennet Roth, definió de "desastrosa" la visita de Bachelet a China: "No pudo ir mejor para el Gobierno chino en su esfuerzo por ocultar las detenciones masivas y los abusos en Xinjiang", afirmó.

"La fuerza de la Alta Comisionada estriba en la presión que puede ejercer denunciando públicamente lo que Beijing está perpetrando. El diálogo entre bambalinas no tiene ninguna utilidad", añadió.

Con esta última polémica, Bachelet deja su puesto en la ONU, poniendo fin a intensos cuatro años de luces y sombras.
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